Tiene uno de los apellidos más emblemáticos del rugby tucumano. Primo de Santiago y Patricio, Jerónimo Mesón fue partícipe en dos de los tres títulos que consiguió Tucumán Rugby en los últimos 20 años. Campeón con Los Pumitas de la FIRA en 1997, fue uno de los referentes del club en una etapa no tan floreciente en consagraciones. Logró un título como jugador y otro como entrenador. Hoy nos cuenta como fue el paso del tiempo en una institución que debió adaptarse a los cambios que sufrió el rugby en los últimos tiempos
En 1997 fue apertura del seleccionado M20 de Los Pumitas que superó a Francia en cancha de Biei para obtener el título que se jugaba por ese entonces en la categoría. Dirigidos por el Ruso Sanz y Coco Benzi, compartió plantel con el chino Van der Ghote, los mellizos Lazcano Miranda, el negro Gaitán, Alejo Fradua, Andrés Querol, Juan Sabatté, Cané Herrera, Álvarez Quiñones, el Oso Galli, Javier Bellotto, Martín Murgier y Simon Boffelli, entre otros.
Sobre cómo vivió el club después de una era tan ganadora y la referencia a los tres títulos en 20 años, fueron los primeros temas de una muy linda charla con Jerónimo Mesón: “nuestra camada vivió a pleno la época de gloria del club. Yo tenía diez años, los íbamos a ver y era algo impresionante. Jugaban mis primos, Santiago y el Pato. Iba a entrenar con los infantiles el sábado a las nueve de la mañana en bicicleta, nos quedábamos a comer en el club, veíamos la sombra de la Primera (así la llamaban en esa época, entrenaban los sábados y jugaban los domingos). Yo era una especie de mascota, imagínate volvía a mi casa a eso de las siete de la tarde. Estaba todo el día, fue una época dorada y gloriosa para el club”.
Ante nuestra consulta ¿no son pocos sólo tres campeonatos en 20 años para un club como Tucumán Rugby? Jero explicó el porqué de las últimas etapas: “cuando subimos los de mi camada al plantel superior, allá por 1998, salimos campeones en el 2000 con varios históricos de ese equipo: Julio Paz, Sauze, Pfister, el Cheto, el Pato. Volvimos recién en el 2006, nos agarró una época de lesiones de jugadores importantes y de varios que nos fuimos afuera como el flaco Farías (Italia), yo (Francia), Franco Pani. Creo que nos costó mucho el recambio”
“Veo a la distancia –continuó- uno de los motivos principales de lo que nos pasó. Cuando uno crece analiza las cosas de otra manera. Hoy en día el mayor problema que tenemos de esa época a la actualidad es la gran diversidad y variedad de cosas que tienen los chicos. Nosotros íbamos al club y si no jugabas al rugby no tenías otra cosa para hacer. Ahora tienen un montón de opciones. Y creo que se perdió ese fuego sagrado, el sentido de pertenencia que muchos teníamos”.
Los recuerdos y la nostalgia por lo vivido: “para nosotros jugar en la Cancha 1 del club era lo máximo. Y hoy se la usa para partidos de juveniles o la preintermedia. Era tan importante jugar ahí que era un plus, porque sólo allí lo hacían la Inter o la Primera. Creo que se perdió ese fuego sagrado, no hay la motivación que había antes”.
Los últimos torneos, los nacionales y los títulos que se escaparon. Así lo explicó Jero: “tuvimos un gran 2006 y a nivel nacional no pudimos concretar en 2007, cuando los chicos perdieron la final con La Plata. También jugamos otra etapa decisiva en 2015, pero caímos en semifinales contra Newman (NdR: 33-6 en Yerba Buena). En 2017 les ganamos los dos partidos a Hindú (NdR: 29-24 en Tucumán y 46-35 en Don Torcuato) pero siempre nos faltó algo más (NdR: perdieron en cuartos como locales ante Belgrano, 27-21). Mucho tiene que ver la etapa formativa, además que hubo un bajón en los tramos finales de los últimos años. Si nos seguís en los torneos locales hubo años en que les sacamos 30 puntos de diferencia a varios equipos, pero nos caímos en la ronda final”.
El campeonato de 2015, esta vez desde el otro lado de la línea de cal. Así lo recordó Mesón: “el último título en 2015 fue bravo. Empezamos nadando en una tormenta tremenda, porque los chicos venían de hacer un gran torneo en 2014 que lo perdieron de manera increíble. Hubo un gran recambio en el plantel, me acuerdo que hicimos jugar en primera a 45 jugadores. Llegamos a la final sin jugar bien, pero ese año hubo más carácter que juego. En 2016 y 2017 tuvimos años excelentes y era muy divertido entrenar a ese equipo. Pero nos caímos en dos semifinales: en 2016 con Natación en muerte súbita y con un drop y en 2017 con Uni, en la vuelta de Antonio Ahualli de Chazal después de mucho tiempo, ganábamos por 15 y lo dieron vuelta en los últimos 20. Tenemos dos problemas: uno el tema mental, y el otro la falta de motivación y pertenencia”.
Hecho en Tucumán Rugby
Bien de la casa, criado y formado en el seno del club, Mesón reflexionó sobre la que es su segundo hogar: “nuestro club tiene una virtud, la gente y la localización. Y eso a veces nos juega en contra. Casi todos los que viven cerca tienen casa con pileta, por lo cual el club termina su vida en noviembre cuando finalizan los campeonatos y no va nadie más. Nosotros hace 20 años estábamos todo el día. Se terminaba la temporada de rugby y se armaba al costado de la Cancha 1 el torneo de fútbol. Y estaban todos los jugadores de la Primera, y yo al costado de la cancha era chiquito y no veía la hora de entrar a jugar con ellos. Eso se perdió, y creo que es uno de los factores que incidieron: el hambre, la pertenencia, jugar en la Cancha 1, que te den la camiseta verdinegra, ganártela”.
A la hora de preguntarle por los mejores, Jero hizo un repaso de sus preferencias: “Me crie y retiré viendo a Ricardo Sauze. Un monstruo. Mirá que Santiago es mi primo y era un jugador impresionante. Pero yo aprendí un montón de cosas de Ricardo… Estaba un minuto adelantado a la jugada. Era guapo, un distinto, pero bueno, arriba lo tuvo a Porta. Él fue un referente en el puesto. Imaginate, que todos cambiamos de posición porque estaba Ricardo. Santiago en juveniles era el diez, pero en primera tuvo que jugar de centro, Pato también. En el 2000 integré el plantel campeón y la final la jugué de wing porque estaba Sauze”.
Aunque sobre ídolos, hubo uno que superó a todos, y para colmo tiene el mismo apellido: “pero sin lugar a dudas para mi, el número uno fue Pato Mesón. Es un ídolo personal, además fue mi entrenador. No sólo me marcó en mi vida rugbística, también en la personal. Como compañero verlo era espectacular. Desde su 1,69m como les peleaba a la par a los sudafricanos, se rompía el alma, era aguerrido como pocos”.
Otro de los que se ganó un lugar en la galería de los grandes fue Julio Farías Cabello. Así lo destacó Jerónimo: “fue uno de los grandes en los últimos años del club. Se inició en Bajo Hondo y con unos amigos lo trajimos a los 15 años. Debutamos prácticamente juntos en primera. En 2003 jugamos un partido contra Los Pumas con el seleccionado tucumano y nos llegaron dos ofertas de Europa, él se fue a Italia y yo a Francia. Ya en esa época Julio tenía una cabeza distinta y se perfilaba para ser lo que después fue. Era diferente físicamente y con su cabeza mejoró todas las falencias que tenía. Por ahí si le faltaba algo le ponía el 110% para mejorarlo. Se recuperó de dos operaciones de rodilla, su historia marcó todo lo que hizo. En el 2014 perdió la final como jugador y dejó de jugar. En 2015, cuando yo estaba como entrenador, le pedí que me acompañara: le dije vos no podés estar desperdiciado, vení a darnos una mano. Con él entrenamos la Primera, salimos campeones y estuvimos tres años juntos”.
Entre los recuerdos más importantes, sus primos fueron los primeros en aparecer: “el más fuerte que tengo fue cuando Santiago Mesón se retiró del club para irse al SIC. Fue un partido a mitad de semana contra Cardenales, algo inédito en Tucumán. Hicieron más de cien puntos y ese día Santiago metió como 50. Yo tenía 15 años. Y el otro fue cuando salimos campeones en el 2000. Jugué con el Pato, y Santiago estaba en la tribuna. Metí un montón de puntos, drops. Fue mi primer y único título como jugador, hasta el de 2015 que festejé como entrenador”
Jerónimo tuvo dos etapas en el rugby europeo. En 2003 se fue a Cahors, un equipo del sur de Francia, cerca de Toulouse. Y en 2008 el flaco Farías lo llevó a Rouen, cerca de París, equipo que entrenó el Huevo Hourcade. Compartió plantel con los tucumanos José y Hernán Macome, Diego Ternavasio, y los rosarinos Juan Mangiamelli y Maxi Nannini. Dicen que se hablaba más en español que en francés.
El futuro
Para terminar este repaso por los últimos 20 años del verdinegro hablamos de lo que vendrá: “Siempre trato de ser optimista. Después de entrenar la primera fui a la M12. Hay que involucrarse, transmitir y actualizarse, algo que no es fácil para nosotros que vivimos tantas cosas. Tratar de acercar a los históricos que están más grandes y tal vez ya no tienen ganas de entrenar. Pero pueden sumar desde su lugar, desde una charla, un cuadro, donar una camiseta, para que los chicos empiecen a conocer porque es tan grande Tucumán Rugby, no sólo como lugar, una linda cancha, o por la gente. Independientemente se gane o se pierda, las formas son claves y que los chicos lleguen con hambre, que no se dejen vapulear, que den todo en cada entrenamiento. El resultado será una consecuencia. Si viene un crack será bienvenido, pero hay que enseñarle que sólo no puede. No hay que endiosarlo, porque nos pasó en los últimos tiempos que llegan jugadores muy buenos y quedan en el camino. Que le llenan la cabeza desde chicos y después se empiezan a pinchar, y no dan ni el 15% de lo que podían”.
El cierre fue con toda la fibra verdinegra: “correr derecho corre cualquiera, podrás enseñarle a pasar mejor la pelota, pero una charla, tratar de llegar por lo humano da mejores resultados. Tratar de aportar que te cueste sacrificio alcanzar algo, de querer siempre más, recuperar el hambre que teníamos como club. Y sin involucrarse será difícil, buscamos mayor compromiso entre todos”.
Jero Mesón, el del apellido ilustre, el primo de Santiago y Pato, el que se dio el lujo de dar la vuelta como jugador y entrenador. El que quiere volver a vivir desde otro lugar el sentido de pertenencia que sintió desde muy chiquito.
Fotógrafo: Gentileza - Jerónimo Mesón
Fuente: Hernando De Cillia - Manfredo Aguirre (Producción)