Adalberto Páez Márquez, más conocido como “Pepel” es presidente del verdinegro desde 2017. En este último repaso por la historia de Tucumán Rugby habló sobre su vínculo con el club desde muy chico, los grandes éxitos en los que participó y la cruda realidad que dejará una cuarentena muy extensa y por ahora sin competencias para el 2020.
Arquitecto de profesión, Pepel cumplirá un nuevo año de mandato como presidente de una institución que tuvo grandes dirigentes a través de sus 78 años de vida. En el comienzo de la nota nos contó cómo están en la actualidad: “el tema de la pandemia fue algo muy especial. Es muy difícil imaginarse este momento cuando uno vivió un club como el nuestro, de amigos y muy familiar a lo largo del tiempo. Es algo muy doloroso que nos costó mucho asimilar. Pero gracias a Dios, todos los asociados y la gente nos acompañaron. La recaudación cayó porque este año no existieron los sponsors ni en el hockey, ni en el rugby. Tampoco hubo en la cartelería estática ni en las camisetas. Fue igual para todos los clubes de Tucumán, con los que tenemos una excelente relación entre los presidentes y con los que estamos armando, junto a la Unión, una rifa solidaria para ver si nos podemos dar una mano entre todos”.
La vuelta a las actividades, así lo reflejó el actual presidente: “necesitamos recuperar la masa societaria. Comenzamos con la actividad física cumpliendo con todos los protocolos. Pero con algunas complicaciones por los horarios, especialmente para los entrenadores, que son todos voluntarios y no pueden acercarse en los habituales del rugby. Habrá que adaptarse a los cambios”.
Páez Márquez asumió en 2017 como presidente. Pero su relación con el verdinegro fue muy particular. Se formó en infantiles en Tucumán Rugby, el mismo lugar dónde jugó su papá, Chicho. Pero a los 18 años, junto a sus amigos del colegio se mudó a Universitario, dónde estuvo hasta 1975, institución en la que además salió campeón.
Cuando habló de su padre contó sobre sus años en el arbitraje: “recuerdo de mi viejo su pasión por el deporte –afirmó Pepel-. Era un fanático y tengo en la memoria una anécdota de cuando arbitraba. Un día faltaba un réferi y lo llamaron para dirigir. Pero no tenía pantalón corto, entonces se puso un calzoncillo blanco arriba del slip y arbitró. Mi papá jugó del 53 al 60, y dirigió en la década del sesenta”.
De regreso a Tucumán Rugby, el actual presidente integró en el ’76 un grupo de jóvenes que subieron de una cuarta división que dirigió el “viejo” Alfredo Harrington: “un gran entrenador que supo transmitir el espíritu del juego del club, era muy divertido e inteligente” -señaló-. Apoyados por el Ingeniero Griet, que estaba como presidente y Julio Paz, como entrenador: “empezamos a plantearnos un esfuerzo extra. Íbamos por la noche al club y hacíamos un entrenamiento nocturno que era un día adicional para todos. Salimos campeones compartidos con Lawn Tennis en 1977, en un partido inolvidable, ya que el último título había sido en 1962. Fue la primera vez que fueron bandas de música a la cancha, la de Avelino para LT y la de Exploradores de Don Bosco, para TRC”.
La actualidad y los objetivos
La Unión de Rugby de Tucumán es una de las más importantes del país y el verdinegro uno de los clubes con más adeptos. Páez Márquez nos contó cómo estaban antes de la pandemia y cuáles eran los próximos objetivos: “Tucumán Rugby tiene entre 1600 y 1700 socios, aunque los que utilizan las instalaciones son como 3000, ya que tenemos muchas familias numerosas que vienen al club. En jugadores tendremos entre 700 y 800 y en el hockey más de 500”.
Con respecto a las obras comentó: “Habíamos empezado la nueva secretaría y las chicas del hockey hicieron un gran esfuerzo, ya que se instaló una nueva carpeta con superficie de agua y el año pasado terminamos la segunda cancha de césped sintético”
Cuando hablamos de lo que pregonan, Páez Márquez destacó los preceptos que llevan como institución: “nuestra filosofía es formar personas y si son grandes deportistas mejor. Ese es nuestro objetivo. Tucumán Rugby representa el sentido de amistad y la integridad que tiene el jugador del club. Obviamente que te duele que en los últimos torneos fuimos protagonistas, hasta en el Nacional de Clubes y el Torneo del Interior, pero no se nos dieron los resultados. Igual en el balance se hizo un gran trabajo, desde los que estuvieron a cargo de los planteles superiores hasta los juveniles. Este año José Macome está como head coach de la superior, Nicolás Domínguez en juveniles y Pablo Fernández Bravo en infantiles”.
Cuando hablamos de recuerdos, los rivales históricos fueron los primeros en aparecer: “nuestro primer clásico fue Natación y Gimnasia, el primer club que se fundó en Tucumán. Después llegamos nosotros, Cardenales y Universitario, que son los cuatro que fundaron la Unión de Rugby del Norte. Tuvimos varias rivalidades a través de la historia: Natación, luego Lawn Tennis, después con Los Tarcos y ahora, Uni, con el que competimos para ver quien tiene más campeonatos”
Pepel estuvo en los títulos del ’77 y ’78 y en la primera gira internacional a Europa, en 1981. En esa temporada dejó de jugar, y desde allí entrenó a todas las divisiones hasta 2002, cuando dirigió la Superior con José Santamarina.
Sobre los logros deportivos hay dos que vivió de manera especial: “uno de los recuerdos más fuertes que tengo es el título del ’77. Primero porque hacía 15 años que no salíamos campeones, después porque la Cancha 1 estaba llena y faltando pocos minutos metimos el try con el que empatamos el campeonato (compartido con Lawn Tennis). Me quebré la nariz y no había cambios, y el Polaco Navarro que era el médico, me cosió al costado de la cancha. El dolor que tenía al día siguiente era terrible”.
Y treinta años después –agregó- en 2006, cuando salimos campeones, el apertura fue uno de mis hijos, Nicolás, que además, en la final del Nacional de Clubes de 2007 contra La Plata, compartió la cancha con mi otro hijo, Gastón”.
De la década dorada también hubo comentarios: “es un hermoso recuerdo del que fui partícipe. Empecé a entrenar en el año ’86, en la Intermedia. En el ’87 estuve con Hugo Shaw, mientras Willy Lamarca y el Mono Rizzo dirigieron la Primera. Ellos estuvieron hasta el ’91 y con Hugo nos sumamos en el ’92 a la Superior y en el ‘93 se sumó Pablo Acuña”.
¿Cómo estaba el rugby antes de la pandemia, Pepel? ”creo que íbamos hacia algo interesante para un grupo de jugadores, pero se había descuidado el rugby de base. Nosotros somos defensores de la región y de nuestra Unión. Tendremos que replantear todos los sistemas. El problema económico hará que tengamos que ajustar ciertas cosas y veremos quienes quedan de pie. Me preocupa cuantos voluntarios vamos a perder en el camino, porque cuando el problema económico es grande pasa a ser un problema de estado familiar. Si bien el club te contiene, va a ser muy difícil para todos. Ese es el desafío que tendremos. Ser ingeniosos y buscar recursos para mejorar las cosas, ya que los sponsors van a caer y de ahí es donde se saca la plata para mejorar las canchas y las instalaciones”.
Un “Pichón” de formador
Ezequiel “Pichón” Paz tiene un apellido muy ligado a la institución. Sobrino de Don Julio, nació en 1976 y vivió todas las etapas del club, desde adentro y fuera de la cancha. Jugó en Primera desde el ’96 hasta 2005 y salió campeón en el 2000 (en la semifinal hizo cuatro tries frente a Natación y Gimnasia). Integró el Seleccionado M21 en los Torneos del Hemisferio Sur en el ’96 y ’97 junto a varios jugadores que después fueron Pumas (Ostiglia, Allub, Corleto, Scelzo, Orengo, los hermanos Contepomi, Núñez Piossek, entre otros).
Después de entrenar la superior a partir de 2006, en 2009 empezó a colaborar en la organización de los infantiles, algo que Tucumán Rugby estructuró mucho mejor en la última década. Pichón lo explicó de la siguiente manera: “cuando era chico hubo una persona que se llamaba “Mello” Galíndez que organizó en esos años el rugby infantil y lo hizo muy bien. Mucho de lo que pasó en la época dorada fue fruto de lo que él hizo. Fue un momento impresionante del rugby en Tucumán. En el club se vivía una fiesta cada vez que jugaba el equipo”.
Paz se hizo cargo de la coordinación del juego de los más chiquitos en 2010 y definió lo que pasó en la última década: “Si bien no se dieron los resultados en los últimos años, Tucumán Rugby siempre fue protagonista, era el club a ganar, todos querían vencernos. Igual creo que todo llega porque este es un trabajo a largo plazo”.
En la última década –afirmó- en el club tuvieron un promedio de 400 jugadores en infantiles, siendo el equipo con mayor cantidad de la provincia. Cuando le preguntamos de dónde venían, Ezequiel nos dijo: “nosotros tenemos una ventaja, por ubicación geográfica y por historia no tenemos que buscarlos, llegan solos”.
Entre las anécdotas, “Ezequiel” destacó el muy buen grupo de trabajo que se formó en todas las divisiones, con entrenadores que vivieron la época dorada del club: “eso ayudó para poder transmitir la identidad y nuestra historia” –destacó-.
Al hablar de jugadores que lo marcaron no dudó en nombrar a José Santamarina y Ricardo Sauze: “compartí el equipo con ellos y lo que hacían en la cancha me impresionaba. La visión que tenían desde adentro era tremenda”. Y cuando le preguntamos por un entrenador nombró a: “Juan Montaldi, una persona muy importante en lo personal, por cómo me llegó cuando arrancamos con este proyecto”.
Para alguien que nació y vivió en Tucumán Rugby desde chico, uno de sus grandes recuerdos fue el título de 2000. Así lo rememoró: “en lo deportivo fue inolvidable, ya que también ganamos un torneo a principio de año en Córdoba superando al SIC. Pero todo el trayecto, de la adolescencia hasta juveniles, en esa época del club fue espectacular”.
El mensaje final de “Pichón” fue bien al corazón de lo que pregonan en Yerba Buena: “Tucumán Rugby seguirá siendo lo que es, independientemente, gane o pierda. No hay que obsesionarse por el resultado, sino con hacer las cosas de la mejor manera. Disfrutar del proceso y que el resto sea una consecuencia”.
El hockey, la otra pieza fundamental del verdinegro
La “Petisa” Posse Silva es toda una institución dentro de Tucumán Rugby. Apasionada como pocas por el deporte, vivió toda una vida ligada al club y lo sigue haciendo con el mismo ímpetu del primer día. Es una de las socias fundadoras del hockey en Marcos Paz, que arrancó allá por 1972 cuando ella tenía sólo 17 años.
Hoy, como voluntaria, maneja dos ONG en Yerba Buena, tratando de devolverle a la sociedad todo lo que aprendió en su vida, siempre de la mano de su amado deporte. Uno es el Hogar Agrícola San Agustín, en la zona del Corte, en Pedemonte, casi en el cerro, dónde alojan a los niños, les enseñan a estudiar, les dan de almorzar y los regresan a sus casas en combis contratadas. La otra, con la Escuela de Artes y Oficios Obispo Colombres, que desde hace cuatro años pusieron en marcha, con Secundario y talleres de oficio.
Así lo contó María Angélica, “La Petisa”, que es como todos la conocen: “con aportes particulares se está terminando la construcción del colegio, ya que a partir del año que viene abrirá 4° grado. Es una obra fantástica que contiene en el Hogar a más de 70 chicos y en el Colegio a 125. Cuenta con consultorios pediátricos y odontológicos, ubicado en un lugar paradisíaco, en medio de la montaña y el cerro, y a sólo 15 minutos de Yerba Buena. En el Hogar está uno de los pocos Santuarios de la Virgen de la Divina Misericordia”.
Cuando hablamos de hockey, la luz se encendió del otro lado de la línea como la voz de Posse Silva: “tuvimos la primera cancha sintética de Tucumán. La inauguramos en un partido contra Alemania, fue una fiesta impresionante y después llevamos a las Leonas a jugar a Jujuy en una cancha de pasto natural”.
Sobre los primeros pasos recordó cómo empezó todo: “cuando llegamos al club teníamos 17 años, estaba todo rodeado de cañaverales y había una sola cantina, que también se utilizaba de baño y vestuario, no había nada. Nosotras teníamos tres palos, uno de hielo y dos de hockey. Hacíamos cola como en el colegio para tomar distancia y poder utilizarlos. Fuimos creciendo y terminamos como una camada de grandes jugadoras”.
Los tropiezos y cómo se creció: “la verdad que en los primeros años nos comimos un montón de goles, pero al año siguiente ya estábamos mejor. Como jugadoras verdinegras somos luchadoras, fuertes, nos ponemos objetivos y los logramos. Somos el primer club de Tucumán que tiene cancha de agua y sintética gracias al esfuerzo de las jugadoras y los dirigentes”.
Por aquellos años las chicas de Universitario eran las mejores: “eran buenísimas –afirmó la Petisa-. Con el tiempo el verdinegro se convirtió en el equipo con más títulos de la provincia, además de ganar a nivel nacional e internacional (Copa del Rey, en España).
La dedicación y el amor por los colores, una pasión sin condicionamientos: “estuve muchos años sin nadie de mi familia en el club. Y muchos me preguntaban, ¿porque te rompes tanto por el hockey? Y yo les contestaba porque es mi hijo, lo vi crecer, lo armé, lo formé. Es una pasión y un orgullo”.
Cuando le preguntamos el porqué del presente del hockey en Yerba Buena, “la Petisa” no se ruborizó en señalar las razones: “somos un club muy prestigioso, se mueren por ponerse la camiseta verdinegra. Nosotros tenemos una línea verde que es la competitiva, una negra que es formativa y una blanca, con jugadoras históricas que siguen en el club. Además, dos Segunda con veteranas y una Tercera que está en formación. Somos el único club que tuvimos Leonas y Leoncitas, y por ejemplo a Mónica Ruejas, que estuvo en la Selección Argentina cuando todavía no eran las Leonas. En este momento tenemos a Vicky Sauze (la hija de Ricardo) que integra el seleccionado”.
Con 565 jugadoras inscriptas en la Asociación de Hockey, Tucumán RC es el club más numeroso de la provincia, con tres líneas completas de Primera a Décima y la cuarta, de infantiles. Entre los que dejaron un sello destacó a los que marcaron el cambio: “tuvimos un gran entrenador, Mariano Becerra, que fue el que nos formó como jugadoras y después tuvo una gran visión como dirigente. Siempre fuimos un club de vanguardia, tuvimos grandes presidentes. En referencia al hockey fuimos luchadoras y perseverantes, nos pusimos objetivos y los cumplimos”.
Para finalizar, destacó los valores que la guiaron a través de su vida: “el hockey me educó y me formó, me hizo esperar, reconocer los errores. Yo siempre les digo a las entrenadoras: ustedes son un espejo en el que se miran sus jugadoras. Y todas quieren ser como ustedes. No se pueden dar el lujo de cometer un traspié o decir una estupidez. Porque están educando. Educan con el actuar, no con la palabra, lo hacen con el ejemplo”.
Tucumán Rugby Club, una vida dedicada al deporte. Ya sea con la pelota ovalada o con el palo de hockey, la pasión por el verdinegro es la misma, se mire desde cualquier sector de Yerba Buena.
Fotógrafo: Gentileza de Adalberto Páez Márquez, Ezequiel Paz, “Petisa” Posse Silva y Manfredo Aguirre
Fuente: Hernando De Cillia - Manfredo Aguirre (Producción)