Hablar con Tomás de la Vega es una experiencia enriquecedora. Un caballero del rugby, como usualmente se dice. El regreso a la Argentina fue una excusa para entablar una muy linda charla con RCH. De su paso por Norteamérica y Francia, de su experiencia en Canadá durante la pandemia, del rugby de clubes y su familia. Además de sus proyectos con UniRockets en marcha, para ayudar a crecer en la formación de los jóvenes que quieren ir a la Universidad a practicar un deporte y estudiar. Un entrevista imperdible que muestra de cuerpo entero a uno de los grandes referentes de CUBA.
La experiencia en la MLR
La charla arrancó por su paso por Canadá en su primera experiencia en el rugby profesional: “Fue muy linda, fueron tres temporadas, la primera interrumpida por el Covid. Llegué a jugar sólo cinco partidos y era el único argentino en Toronto Arrows. Había tres uruguayos, Leandro Leivas, Manu Diana y Tone Mieres, estos dos siguen actualmente y jugarán el mundial para Uruguay. Los tres muy buena gente, me ayudaron muchísimo desde que llegué. Tener un grupo de latinos, amigos, en esta primera experiencia en un país distinto y una cultura diferente sumó un montón”.
“La MLR es una Liga nueva que creció mucho en el último tiempo, el rugby es muy físico. Hay más de 80 jugadores sudafricanos, similar con neozelandeses y australianos. En el último tiempo se sumaron muchos argentinos e ingleses y cada vez hay más isleños. Los partidos son muy duros en cuanto al contacto, la velocidad depende de cada equipo. Hay algunos que juegan más lindo y otros que son más frontales. También hay americanos en la Liga, pero te diría que hay más extranjeros y los canadienses casi todos están en Toronto”.
-¿Cómo pasaste la pandemia?
-El primer año sólo jugué cinco partidos, pero decidimos quedarnos porque mi mujer tenía un buen trabajo. Hice coaching online con algunos clubes locales y fue muy interesante. Después, como sólo tenía visa para jugar al rugby, hice algunos trabajos divertidos de jardinería y construcción con unos argentinos que conocí allá, fue una experiencia enriquecedora.
-¿Cómo fue ese tiempo en Canadá?
-El primer año del Covid no fue tan cerrado. No había locales abiertos al público pero no estaba prohibida la circulación. Estaba permitido el turismo interno y podías tomarte un avión a los parques nacionales. Fuimos unos afortunados, como mi mujer estaba con trabajo remoto recorrimos lugares increíbles. Fuimos al oeste dónde están los osos, los alces, conocimos la parte francesa de Quebec y Montreal, fue una experiencia espectacular.
“En el segundo año se sumaron varios argentinos –continuó Tomy- la Pantera, Tucu, se agrandó la banda sudamericana y se disfrutó un montón. Nos tocó movernos a Atlanta porque Canadá estaba cerrado por el Covid hacia los extranjeros. Hicimos base en Rugby ATL, con la logística complicada pero con un mejor clima que en Canadá, sin tanto frío. Nos hicimos amigos de Santiago Sosa, el ex jugador de River que juega en la MLS y nos invitó varias veces a verlos”.
La última temporada en Toronto
“En el último año pensé que el club iba a estar más organizado pero no fue así. La Liga en general carece todavía de una estructura profesional. Varía mucho de acuerdo a los clubes. En Houston, por ejemplo, tienen las mejores facilidades, viven cerca para entrenar. Nosotros estábamos muy desorganizados en la parte administrativa. Entrenábamos en un lugar y el gimnasio lo tenías a media hora. Vivíamos lejos en una ciudad muy grande y con mucho tráfico”.
Francia, la experiencia europea
Jugar en el rugby de Europa, otro paso en la carrera de De la Vega: “En Provence fue un salto de calidad. Me encantó, fue increíble. Estuve sólo cinco meses y la verdad que quería quedarme, pero por el cupo de extranjeros no pude. Me encontré con un club súper profesional, tenían unas instalaciones bárbaras. Tuve la suerte de tener a Mauricio Reggiardo como entrenador, se me facilitó por el idioma porque llegué sin saber francés. Además, estaban el hooker uruguayo Germán Kessler y el pilar argentino, Federico Weqrzyn, que me ayudaron muchísimo. Estábamos en el sur de Francia, cerca de Marsella, con un clima increíble y unas playas bárbaras. Llegué como Joker Medical y jugué todos los partidos como titular, sólo uno como suplente. Y la verdad me sentí muy acorde al nivel, muy bien adentro de la cancha. Más allá del idioma me adapté a la Liga. Me hubiese gustado quedarme pero son muy estrictos con el tema de los cupos. Fue una experiencia muy linda, además la cultura francesa es más parecida a la nuestra, nos encantó, incluso con mis compañeros y hasta con la comida”.
El regreso a CUBA
La vuelta después de tres años. Así lo contó Tomás: “Más allá de que no estuvimos mucho tiempo afuera, vuelvo a la Argentina porque es mi país, tengo a mis amigos y es el lugar dónde quiero tener y criar a mis hijos. La cultura es espectacular y es dónde mejor me siento. Por eso lo pusimos en la balanza y estamos muy contentos de estar nuevamente acá. Obvio que si extendía la experiencia afuera la hubiéramos aceptado, pero con mi mujer siempre supimos que queríamos volver”.
“Jugar en CUBA es algo que tenía pensado desde que me fui. Ni hablar ahora que puedo jugar con Pipe, el menor de mis cinco hermanos –somos cinco varones-. Compartimos un tiempo en la cancha en mi vuelta ante el SIC, era algo que tenía pendiente. Jugar con él es increíble, es el más chico y le llevo 11 años”.
“El rugby acá es espectacular. Es un torneo amateur que no existe en otro lugar del mundo por el nivel que tiene. De los países del Tier 1, la Argentina es el único que tiene una base amateur. A mí me parece el mejor de todos y lo disfruto un montón. También es muy duro, porque uno tiene que trabajar todo el día y prepararse para jugar en un nivel alto. Hay que acomodarse con los horarios para entrenar, el gimnasio y estar bien preparado para jugar”.
La familia De la Vega
Tres hermanos jugando en el más alto nivel. Algo poco común, así lo contó Tomy: “Es muy lindo y muy raro al mismo tiempo. Somos cinco varones, soy el más grande y Pipe el más chico. Todos arrancamos a jugar en CUBA, a los 4 o 5 años. Hice el secundario en Newman y me costó, porque todos mis amigos estaban ahí. Fue muy difícil en esa época, era chico y la verdad quería estar en los dos lados. Pero estoy muy contento con la decisión que tomé. Hoy tengo un montón de amigos que me quedaron de Newman y cuando juego contra ellos es muy divertido, ese día es muy especial”.
“Juancho es el segundo, jugó en Newman, estuvo varios años en la primera y nos enfrentamos varias veces. Hace unos años que no juega más. Joaquín es el otro que está en Newman. Hoy está cien por ciento con Pumas 7s, jugamos dos veces en 2019 antes que me fuera. Es muy especial jugar contra tu hermano, se vive en la semana y en la cancha cada uno quiere hacer lo mejor para ganar. Después lo compartís en el tercer tiempo”.
Jugar para el mismo equipo, algo que Tomás quería y no había podido hacer: “Tenía la cuenta pendiente de no poder compartir con un hermano desde el mismo lado. Con el tercero, Lalo –Gonzalo- compartía los entrenamientos pero él hizo un rugby más social, nunca jugó en la Primera. Siempre fue lindo ir a entrenar, los post partidos. Nos venía a ver porque siempre estuvo muy cerca del rugby. Pipe era mi última esperanza, jugar con un hermano del mismo lado, compartir las alegrías cuando ganamos y las tristezas cuando perdemos”.
El más chico de la familia, para colmo apertura: “Pipe es el único de los cinco que juega de back, es apertura. Es fanático de CUBA, el único que tiene todos sus amigos de Villa de Mayo. Siempre vivió a flor de piel el club, estoy feliz de estar con él. Está haciendo sus primeros pasos en los seleccionados. En su primer circuito con los Pumas 7s salió campeón en Vancouver, tiene unas condiciones únicas por su tamaño, al igual que Joaco, que las viene demostrando desde hace tiempo. Además, tiene unas destrezas bárbaras, va a tener una gran carrera esté dónde quiera jugar”.
El título del año pasado
¿Cómo viviste el campeonato de CUBA desde Francia?
-Tuve la suerte de salir campeón con el club en 2013 y 2014. Cuando terminé la MLR ya me había anotado para volver acá. Pero salió lo de Francia y no lo pensé demasiado. A CUBA lo seguía desde allá por todas las plataformas que se puede ver. A medida que se acercaba el final me decía: que locura, están para cosas serias. ¿Mirá si salen campeones?”
“Fue una gran alegría por todo el club. Veníamos de un proceso muy duro en el que me tocó ser capitán, en 2018 y 2019, en un año de recambio con los chicos que después terminaron siendo campeones, pero que todavía eran muy jóvenes en esa época. Dos años peleando partidos para no perder la categoría, encarando promociones”.
“Es muy duro verlo a la distancia –afirmó- pero cada uno está en el lugar que debe estar. Me tocó verlo en Francia y me puse feliz. Ni hablar de verlo a Pipe en su primer año en la Primera. No te voy a mentir, se me cayeron un par de lágrimas de emoción y alegría. Por suerte me junté con Felipe Benegas, un muy amigo mío que vive en París y que también jugó muchos años en la Primera de CUBA. Se vino a Provence, armamos una picada, abrimos una cerveza y por lo menos fue muy lindo compartirlo con él”.
El regreso con un plantel consolidado. ¿Cuáles fueron tus sensaciones?: “Haber vuelto, ver el club como está, con esa energía tan grande que veía desde afuera por el gran trabajo que hizo Sequi Pisani después de años tan duros. Encontrarme con un equipo que más allá de haber sido campeón sigue con el mismo hambre es espectacular. Sumarme a este barco, esa familia que es el club y que me dio otra vez un lugar, no puedo estar más que contento. Pasé por todas las etapas en el club, ahora con un equipo más maduro que quiere seguir peleando por cosas grandes”.
El futuro laboral
“En el trabajo nos estamos acomodando con mi mujer. Y en relación al rugby estamos con un proyecto de becas académicas y deportivas con las principales franquicias de la MLR y Universidades de Norteamérica. Es una propuesta muy interesante, los chicos pueden ir a estudiar y hacer un deporte con las mejores instalaciones y los mejores entrenadores. Estamos junto a Juan del Val, ex jugador de Pucará y el Chelo Bosch en UniRockets, una agencia destinada a ayudar a los chicos a conseguir becas universitarias de rugby, que en el futuro puede ampliarse al hockey por la cercanía que hay entre esos dos deportes en la Argentina”.
“Ir a jugar al rugby a los Estados Unidos y volverse con un título universitario no es poca cosa. Además, si quieren quedarse trabajando allá hay ciertas visas que pueden aplicar. Incluso pueden jugar en la MLR al rugby profesional ingresando por el sistema de Draft. Si estudiaste dos años en una Universidad de allá, por más que seas extranjero podés aplicar. Ya hubo un caso este año de un chico tucumano, Alejandro Torres, que ingresó al draft y jugó para Dallas, la nueva franquicia de la MLR”.
Tomy de la Vega, el caballero del rugby que volvió a su casa luego de una experiencia por Canadá y Francia. Cap de la URBA en 2016, jugador del Seleccionado de Buenos Aires y Los Pumas, capitán y campeón con CUBA. Un fiel representante de lo que significan los valores del rugby.
Fotógrafo: Archivo RCH
Fuente: Hernando De Cillia