A 350 kilómetros de la ciudad de Salta, pegado a la frontera con Bolivia, está la obra que lleva adelante Dante Parra, el Presidente actual y cabeza del proyecto de un club muy lejano de nuestra Argentina. Él, con sus colaboradores anónimos y todo el amor puesto en Tartagal Rugby trabaja día a día desde con las carencias de siempre; en un espacio que se fundó hace 30 años y que se ubica donde se acaba el mapa de la nuestro país, un club que tiene luz propia y pese a las carencias cotidianas brilla como el sol en la oscuridad.
¿CÓMO ES LA CIUDAD DE TARTAGAL Y QUIENES LA CONFORMAN?
Tartagal es una ciudad de unos 100.000 habitantes, de los cuales el 40% de su población deben ser de comunidades aborígenes y viven realmente en otro siglo. Todavía siguen haciendo lo que dice el Cacique, viven en chozas sin agua potable, sin cloaca, sin luz, madres-niñas, o sea nenas embarazadas de 11 o 12 años; donde los niños siguen muriendo de desnutrición en un país, en una provincia y una ciudad tan rica; ya que Tartagal es una zona agrícola bastante grande y supo ser la zona más importante del país cuando existía YPF. De aquí se sacaba el gas y el petróleo que en ese momento era el oro negro nuestro, e iba desde Tartagal hacia todo el mundo, nos explica orgulloso Parra.
“En el año 2019 decidimos comenzar a hacer tareas solidarias a diario en los barrios y comunidades aborígenes de la zona ya que creíamos que debíamos hacer conocer el club y que la comunidad debía saber que en la ciudad existía el rugby, un juego que enseñaba los valores que inculca este hermoso deporte. Y si bien Tartagal es una gran ciudad, es muy futbolera como en el resto del país, y ese fue nuestro gran desafío: tratar de hacer conocido al club en la comunidad.
“Y qué mejor que hacerlo conocido yendo a esos barrios tan humildes y a las comunidades originarias más olvidadas”, sentencia Parra, y prosigue con su relato: “aparte de cocinarles les llevábamos peluqueros para cortarles el pelo a los chicos y grandes, ya que uno de los muchachos del club realiza esa actividad y tiene compañeras de su trabajo que “se prendieron” a ayudarnos”.
“El año pasado -2020- nos paró un poco todo la pandemia, pero sin embargo mientras pudimos o nos permitieron realizar esas tareas estábamos allí, firmes con ellos”. “Nuestras actividades las realizamos en comunidades Wichis del kilómetro 6, o sea en una comunidad ubicada a 6 km de la ciudad sobre la ruta 86 y donde hay infinidades de comunidades aborígenes, en diferentes barrios; pero buscamos las más populosas y humildes de la ciudad y también esa actividad la realizamos en nuestro club que está ubicado en un paraje sobre la ruta 34, llamado Zanja Honda”, afirma Dante
“Ahí concurren muchos chicos de esa comunidad a los cuales también les damos, luego del entrenamiento de los miércoles una merienda y el viernes les cocinamos algo con sus padres, que ayudan en esa noble tarea. Aún así, todavía nos cuesta mucho la difusión de este hermoso deporte en nuestra ciudad, ya que todos los organismos públicos siguen dándole atención a los deportes más populares”, sentencia el Presidente de Tartagal Rugby Club.
“Esta tarea de cocinar, ayudar, cortar el pelo y otras más son realizadas por nuestros jugadores del plantel superior y las jugadoras del femenino. Además se sumaron amigos y gente de buen corazón que se gratifican con ayudar en esa labor, así como los miembros de nuestra comisión directiva”, indica emocionado Parra.
“Por eso a nosotros a veces nos da un poco de bronca cuando dicen que el Rugby es un deporte elitista y violento, porque en nuestro club la mayoría de los chicos son aborígenes, de origen humilde, y ni percibimos cuota social, ya que solamente la pagan los que pueden, ya sean los jugadores del plantel superior que trabajan o las chicas de la división femenina. No somos violentos, para nosotros la violencia es dejar morir a los niños aborígenes de desnutrición y a los pueblos originarios marginados y olvidados durante décadas, afirma ahora un angustiado Parra.
“Queremos que se vea lo que hacemos, Tartagal Rugby Club es un orgullo para muchísima gente del voluntariado del rugby salteño y cuando vemos que hay tantos problemas políticos - que uno lee o escucha- ; nosotros queremos resaltar que acá necesitamos todos los días de nuestra gente, esa que se preocupa por darle de comer a estos niños aborígenes y que además con cualquier excusa les hace conocer nuestro querido rugby, ese que se practica hace ya 30 años en nuestro Tartagal, entre chicos y chicas, y que seguramente también lo hacen en otros tantos clubes como este de nuestro bendito país.
El PRESIDENTE DE TARTAGAL RUGBY CLUB ESTUVO PRESENTE RUGBY CHAMPAGNE RADIO Y CONTÓ LA SITUACIÓN QUE LES TOCÓ VIVIR
Acá las declaraciones destacadas:
"En general, entre toda la gente del club somos 300 personas. Hemos tenido muchos más, pero hoy los Juveniles los tenemos perdidos por la falta de competencia, y además cuando cumplen 18 tienen que ir a estudiar a otro lado"
"Tartagal Rugby es un club social también, y al no poder jugar al rugby, nos decidimos por hacer estas cosas. Poder colaborar con los distintos barrios con necesidades básicas para la gente"
"Durante la pandemia era muy difícil colaborar, ir a Salta Victoria donde hay chicos que mueren de hambre, y hacíamos 250 kilómetros para cocinar, llevar comida, colaborar con las distintas comunidades"
Mira las fotos de una nueva acción solidaria que llevaron adelante: