Tras casi tres meses de parate por la irrupción de la pandemia COVID-19, el rugby de élite retorna a las carteleras deportivas con el comienzo de la
competición nacional que reunirá a las cinco franquicias de Nueva Zelanda durante diez semanas.
A mediados de mayo, luego de semanas y semanas en las cuales abundó la incertidumbre, la Unión de Nueva Zelanda (NZRU, por sus siglas en inglés) anunció el nacimiento del Super Rugby Aotearoa, su campeonato doméstico para sustituir, transitoria o permanentemente, la falta del tradicional Super Rugby.
Está determinación fue, obviamente, para llenar el hueco que dejó la falta de acción producto del avance del COVID-19 en los miembros de SANZAAR (Argentina, Australia, Sudáfrica y la mismísima Nueva Zelanda. Además de Japón, como invitado) y en el resto de la Tierra. Lo que no se sabía era el entusiasmo que esto podía generar en el público kiwi: hoy, a cuatro días del duelo entre Blues y Hurricanes, que se celebrará en el Eden Park, de Auckland, se llevan vendidas casi 30 mil entradas, mientras que para Highlanders-Chiefs, el cotejo inaugural -NdR: sábado, a las 4:05, de Argentina- se informó que el "Zoo", que cumple la función de «popular», tiene casi todo agotado (cinco mil espectadores) y que, además, se espera un gran marco dentro del Estadio Forsyth Barr, de Dunedin, que puede albergar a poco más de 30 mil fanáticos.
¿Qué se espera?
En principio, muchísimos tries, ataques con innumerables variantes, emociones de todo tipo y, fundamentalmente, un gran nivel de juego. En el país de la «tierra de la gran nube blanca» (tal como se traduce "Aotearoa" del maorí al español) no se puede esperar otra cosa: es, por excelencia, la nación en la cual mejor se juega este deporte. Y hay otra certeza: no nos aburriremos.
Crusaders, el candidato
El vigente tricampeón del Super Rugby, con Scott Robertson a la cabeza, tendrá su primera función recién en la segunda fecha. Será el domingo de la próxima semana, en Wellington, contra Hurricanes.
Por nombres (Richie Mo'unga, Jack Goodhue, David Havili, Braydon Ennor, Joe Moody y Will Jordan, entre otros) presente y mentalidad, la escuadra de la región de Canterbury, que ostenta nueve títulos desde 1996 (año en el cual surgió el profesionalismo), es la favorita para levantar el trofeo el próximo domingo 16 de agosto, día en el cual concluirá el show.
¿Y saben quién vuelve? ¡El capitán Sam Whitelock! Sí, el segunda línea, ganador de las ediciones 2017, 2018 y 2019... y de dos Copas del Mundo con los All Blacks (2011 y 2015).
Blues y Chiefs, las grandes amenazas para el reinado de los 'Saders
Con la flamante incorporación de la mega-estrella Dan Carter, uno de los mejores jugadores de la historia de este deporte, el equipo de Auckland, rey en 1996, 1997 y 2003, arriba a esta primera tanda de encuentros con la moral en alza tras un muy buen amanecer en el 2020 (cinco victorias y dos caídas). Junto a Carter, una leyenda viviente del deporte neozelandés, aparece en escena nada menos que Beauden Barrett, su sucesor... Sí, los dos mejores aperturas que ha tenido el mejor seleccionado del mundo en el siglo XXI... y en el mismo plantel. Nada mal, ¿no creen? A los dos supersónicos hay que sumar a otras figuras de élite (como Rieko y Akira Ioane, Joe Marchant, Patrick Tuipulotu, Ofa Tu'ungafasi y Karl Tu'inukuafe) y grandes proyectos (Hoskins Sotutu, Mark Telea, Tom Robinson y Dalton Papali'i). Tienen material de sobra para pelear por la gloria.
Los de Waikato, por su parte, depositarán sus esperanzas en el conocimiento y en la sabiduría de su entrenador en jefe, Warren Gatland, y en la experiencia de grandísimos cracks como, por mencionar algunos, son Sam Cane (capitán), Damian McKenzie, Aaron Cruden, Brad Weber, Solomon Alaimalo y Lachlan Boshier.
¿Y qué podemos imaginarnos de Highlanders y Hurricanes?
Que no terminen su periplo con la corona de laureles. ¿Por qué? Los 'Landers, con muchas posibilidades de ser «cuchara de madera» (así se cataloga a quien queda en la última posición), por falta de talento puesto por puesto. Contar con Aaron Smith, Shannon Frizell y Liam Coltman no es suficiente para aspirar a mucho más si se tiene en cuenta la cantidad de nombres de primer nivel que tienen sus adversarios; por el lado de los 'Canes, por lo mismo: TJ Perenara, Dane Coles, Ardie Savea, Ngani Laumape y Ben Lam no son suficientes. Carecen de pilares, segundas líneas y aperturas que estén a la altura de lo que se requiere para apuntar a lo más alto.
Fotógrafo: @PlanetRugby
Fuente: Santiago Ángel (corresponsal de Rugby Champagne en Nueva Zelanda)