En el Estadio Yokohama y ante más de 75.000 espectadores, los Springboks derrotaron a Gales y se aseguraron el pasaje para jugar la gran final del Mundial de Japón ante Inglaterra, el próximo sábado desde las 6 de la mañana argentina. El equipo dirigido por Rassie Erasmus superó a los Dragones Rojos, que con esta derrota deberán dirimir el viernes en Tokio ante los All Blacks, quien se quedará con el tercer puesto.
Dos presentes distintos en busca de un mismo objetivo: el pase a la final.
Sudáfrica llegó a la semifinal tras vencer en el partido de cuartos a Japón por 26 a 3 y sin dejar ninguna duda sobre su buen juego. Fue de menor a mayor en el torneo, con una gran tarea de su pack de forwards, y en el último encuentro borró de la cancha al equipo local con contundencia y demostró ser uno de los mejores del torneo. Los Springboks solo quedaron en deuda en la caída del debut ante los All Blacks y frente a Gales buscaban el triunfo que les permitiera tener “su revancha” para demostrar que podían estar en la final del torneo acompañando a Inglaterra, que derrotó a Nueva Zelanda por 19 a 7. Sudáfrica llegaba a este partido con 30 tries apoyados y como contracara su ingoal había sido visitado en solo tres ocasiones: dos en la derrota del debut ante los All Blacks y la restante frente a Canadá. Ni Namibia, ni Italia, ni el propio dueño de casa, Japón, pudieron apoyarle tries.
Por su parte, Gales pasó a esta instancia de semifinales con lo justo al derrotar al seleccionado de Francia, que con un jugador menos lo tuvo a su merced durante gran parte del partido, pero en los minutos finales, el equipo conducido por Warren Gatland consiguió darlo vuelta y por la mínima diferencia (20-19) pasar al frente para llegar a disputar otra semifinal, la tercera en su historia (las anteriores fueron en 1987 y 2011). Gales fue el único de los cuatro semifinalistas que jugó y ganó los cinco partidos del Mundial (no tuvo encuentros suspendidos), consiguió 19 tries y su defensa dejó algunas dudas, ya que le apoyaron 12 tries entre todos sus rivales (tres Australia, Fiji y Francia, dos de Georgia y uno de Uruguay). Ahora debían revalidar sus últimos choques con Sudáfrica – ganaron los últimos 4 partidos - en busca de alcanzar la gran final.
Un primer tiempo parejo y sin emociones
El pitazo inicial del francés Jerome Garcés y la salida para Sudáfrica encontró a Ross Moriarty bien parado y desde ahí Gales buscó salir, pero sin sacar la pelota afuera – lo usó como recurso para no sufrir el line y maul de Sudáfrica-. Así llegó el primer scrum, que tardó en poder formarse y desde esa formación, el equipo de Rassie Erasmus fue a fondo a presionar. El juego con el pie marcó el trámite del partido y a los 14´, Handre Pollard, mediante un penal, puso el 3 a 0 con una buena ejecución. La respuesta galesa llegó en la jugada siguiente, con otro penal que esta vez Dan Biggar, a los 17´ y desde la esquina izquierda acertó, para poner el 3 a 3 parcial. Minutos después, Sudáfrica sacó una leve ventaja tras la infracción galesa, con otro penal de Pollard que puso el 6 a 3. El partido era chato y desordenado, nadie arriesgaba y solo sumaban a través de los penales.
En media hora de juego, Sudáfrica intentaba llegar al try. Dominaba y jugaba en campo galés, pero sin sorpresas. Esperaba su momento para hacerle daño a un rival que solo defendía los ataques verdes como podía, pero no lo inquietaba. Las infracciones eran aprovechadas al máximo por los pateadores. A los 34´, Pollard nuevamente sumó de a tres y puso el 9 a 3 para Sudáfrica. Un minuto después se lesionó el pilar Tom Francis y lo reemplazó Dillon Lewis. Ahí sí, los galeses fueron a buscar por primera vez en campo contrario e inquietaron a los verdes que defendían fiel a su libreto, pero esta vez con otro penal, que Dan Biggar aprovechó a un minuto del final para acercarse y dejar el partido 9 a 6.
Un nuevo lesionado en Gales antes de terminar la primera mitad, esta vez George North, que fue reemplazado por Owen Watkin, en una semifinal que fue la contracara de la jugada ayer, con muy poco para destacar y solo los kicks de los infalibles pateadores para el resultado parcial al término de la primera parte favorable a Sudáfrica, que si bien intentó más, no pudo llegar al try.
Quince minutos parecidos a la primera parte
Un muy buen kick de Pollard dejó a Sudáfrica con chances en el arranque del segundo tiempo, pero la jugada no prosperó y, en la siguiente, Gales fue quien consiguió con otro penal de Dan Biggar y su afiladísima puntería, la igualdad en 9 tantos a los cinco minutos. Ninguno de los dos se decidía a buscar la ventaja definitiva, el partido era aburrido y los dos esperaban el error del rival para conseguir la diferencia. Muy poco para ser la semifinal de un torneo mundialista.
Erasmus fue por más y cambió a toda su primera línea antes de cumplirse los 10 minutos en busca de hacer prevalecer su scrum para sacar la ventaja con el line y maul que tanto resultado le había dado en el torneo. Gatland seguía fiel a su libreto, no dejando agrandar a Sudáfrica y confiando en el pie de Biggar.
El primer try para romper el partido y la posterior respuesta de Gales
Pero apareció Damian de Allende – uno de los mejores jugadores del torneo – y apoyó el primer try a los 17 minutos y Pollard, con su conversión, dejó las cosas 16 a 9 para abrir de esa forma el partido. Ahora sí, Gales debería ir a buscar y por fin el match sería otro.
Y así fue. El equipo de Gatland apretó el acelerador y Sudáfrica se dedicó a defender su ingoal, hasta que a los 25 minutos, contra todos los pronósticos, los dragones rojos prefirieron jugar un scrum en vez de patear a los postes para achicar. Y falló Sudáfrica en la marca. Y Jonatan Davies apareció para cederle el balón a Josh Adams y el wing apoyó - sexto try en el torneo- . La conversión ahora de Halfpenny, que reemplazó a Biggar, puso nuevamente la igualdad en el resultado, ahora en 16 tantos por bando.
La definición
Restaban quince por jugarse y los nervios de uno y otro hacían que el partido estuviera para cualquiera. Un error podía cambiar la historia y ninguno quería arriesgar más de la cuenta. Cada posesión valía oro y estaba claro que el que consiguiera la primera diferencia, tendría gran parte del pasaje a la final asegurada. Y llegó el error de Gales y el penal que buscaba Sudáfrica. Así, a cinco minutos del final, Handre Pollard, desde más de treinta metros y una posición esquinada, puso el 19 a 16 que resultó definitivo.
Los últimos minutos tuvieron el intento de Gales por tratar de ir en busca del empate ante un Sudáfrica que ya se sentía ganador, jugó fiel a su libreto y consiguió el resultado que buscaba.
Ganó Sudáfrica y ahora reeditará la final que se jugó en el 2007. Hoy ganó el que más lo buscó, aunque seguramente deberá mejorar mucho su rendimiento ante Inglaterra si quiere quedarse con la copa. Por el lado de Gales, Gatland se despedirá sin poder acceder a la final, con una gran campaña a cargo de su equipo con el que deberá jugar por el tercer puesto ante Nueva Zelanda en el partido que será la despedida del entrenador que desde el 2008 condujo los destinos de los Dragones.
Fotógrafo: Gentileza World Rugby.
Fuente: Jorge Ciccodicola - Rugby Champagne.