Con un origen bien arraigado en el tenis, allá por 1923, Sociedad Sportiva se convirtió en el tiempo en uno de los grandes referentes del deporte de Bahía Blanca. Con el color blanco como símbolo de las raíces que marcaron su nacimiento, recién en 1958 incorporó el rugby, que asomó como en varios sectores del país, gracias a un grupo de entusiastas que aportaron pasión y esfuerzo para posicionar a la institución entre los grandes clubes de la Unión de Rugby del Sur.
En un repaso por lo que fueron aquellos primeros años del rugby en Bahía, hablamos con los hermanos Ernesto y Oscar Doria, dos referentes de la vida social y deportiva de Sportiva, que repasaron sus comienzos en el club y recordaron a los que dejaron una huella en la historia del equipo blanco.
Los inicios del rugby
La charla arrancó con Ernesto, el mayor de los hermanos que nos contó cómo fue su vínculo con el club cuando llegaron a Bahía: “me crie en Buenos Aires, pero cuando mis padres se mudaron a Bahía Blanca vinieron a este club, que no tenía rugby y era netamente de tenis. En Buenos Aires vivíamos cerca de la estación Lisandro de la Torre y jugábamos al tenis. Recién a los 15 años descubrimos la guinda. El negro Torres nos vio jugar en un cantero y nos dijo que nos iba a enseñar, nos entrenó y de ahí formamos la Quinta División”.
“El rugby empezó en Sportiva con un grupo de entre 18 y 20 chicos del Colegio Nacional de Bahía, que formaron la Primera División, entre 1958 y 1960. Nosotros nos agregamos después, en lo que sería la Cuarta o Quinta. No teníamos ni siquiera ropa, así que jugábamos con la de tenis. Es más, el primer equipo que se formó contaba con jugadores de tenis, que utilizaron la casaca blanca del tenis, que en ese momento era sí o sí blanco. De ahí quedó el color de nuestra camiseta”.
Oscar Doria, el menor, amplió un poco más lo que pasó en esos tiempos: “aquellos chicos de El Nacional no tenían club dónde jugar y otros venían de Avestruces, un club pionero del rugby de Bahía que no tenía instalaciones. Entonces fueron a Sportiva, que tenían una estructura importante, ya que era de 1923, dónde sólo se jugaba tenis. El primer capitán fue Hernán Morado Verez, que era de Avestruces, que se contactó con Luis Medús y formaron la primera subcomisión de rugby, en 1958, con Bermúdez Emparanza como presidente. Medús venía del tenis, y tenía a su padre como ex presidente de Sportiva. Con el tiempo él también ocupó ese cargo, y hoy, su hijo, es el actual presidente, que me sucedió a mí después de 10 años en el cargo”.
“De aquel primer equipo recuerdo al capitán –comentó Ernesto- Hernán Morado Verez, que fundó el rugby y forma parte de una de las familias más tradicionales de Bahía Blanca. Sigue ligado a la institución y siempre viene a comer con nosotros, tiene sobrinos y nietos jugando en la actualidad. Raúl Urriza, que falleció, fue capitán a los 18 años, Oscar Fasano y Ernesto Martí Reta. Esos fueron los principales, porque tuvieron la visión de formar”. Oscar, en tanto, también mencionó de esa formación a Luis María Sahores y Roberto Sahores.
¿Por qué eligieron el rugby en esa época, Oscar?: “Jajaja –risas- Andá a saber…..la Unión de Rugby del Sur se fundó en 1954, así que era el momento. Los clubes pioneros fueron Albatros, Pingüinos y Avestruces”.
Oscar es cuatro años menor que Ernesto y recuerda muy bien cómo fueron esos comienzos deportivos en Bahía: “Mis padres jugaban al tenis en Sportiva cuando se formó una Quinta División de rugby, con chicos que eran más grandes que yo. Empezamos a jugar en 1965, en una época dónde dominaban Albatros, Universitario y Palihue”.
Las Palomas de Bahía y los vínculos con el CASI
En sus primeros años de vida, Sociedad Sportiva se caracterizó por la calidad de sus tres cuartos y el buen juego de manos. En cambio, su clásico rival, el Club Argentino, tenía forwards muy fuertes y solía practicar un juego que priorizaba el uso de la fuerza. Así se dice que, a mediados de los setenta, algunos de sus jugadores comenzaran a denominar “Palomas” a sus pares de Sportiva, debido a su indumentaria blanca y el juego abierto que practicaban.
Sin embargo, cuando le preguntamos a Ernesto si el apodo tenía que ver con ese blanco originario, nos contó la otra parte de la historia: “no, no fue por eso. Nosotros tenemos un rival en la ciudad que es el Club Argentino. Ya con nuestra camada en Primera, perdimos un partido contra ellos y en el tercer tiempo a forma de gastada nos trajeron una paloma muerta. De ahí quedó el apodo. En cambio, nosotros a ellos les pusimos “Chanchos”, ya que muchos eran morrudos y gordos y les encantaba jugar en el barro”.
¿Cómo fue la relación con el CASI, Ernesto? “En la década del ’70 llegó a Bahía un hombre que se llamaba Rodolfo Aracama, que le decían el Pardo. Venía por trabajo a la ciudad y después de algunas charlas entre amigos se ofreció a ayudarnos. Nosotros no sabíamos nada de rugby, así que llegaba en tren, lo íbamos a buscar y nos enseñaba. Ahí empezó una relación –es un amigo de la vida- que se hizo mucho más fuerte cuando trajo a Bahía a la Reserva del CASI, que él dirigía. En ese equipo estaban Gonzalo Beccar Varela y Perica Courreges, fue todo un acontecimiento para la ciudad. Vinieron varios dirigentes en ese viaje, entre ellos Beccar Varela padre y Beto Vergara, que sus hijos fueron presidentes. Ahí se les preguntó cómo era la relación con otros clubes. Sabíamos que tenían acuerdos con Atlético del Rosario y Estudiantes de Paraná. Entonces firmamos un convenio para que el socio de Sociedad Sportiva que fuera a Buenos Aires pagara la misma cuota social que en Bahía y pudiera ser socio del CASI. El primero que fue a jugar fue Pancho Inchausti, después Bernardo Stortoni, que fue Puma, y los siguieron mi hijo mayor Juan Manuel y Franco Fasano, que fueron campeones en 2005. También fueron muchos de la categoría ’90, además de Santiago Álvarez Fourcade, el actual capitán de Pumas 7s”
Para Oscar, uno de los grandes hechos que llegaron a Bahía gracias a la estrecha relación con el CASI, fue el que causó una verdadera revolución en la zona. Y no fue justamente por el juego: “En esos tiempos, por los años ’70, los terceros tiempos los hacíamos en la Sede del club, en un salón muy lindo llamado “el Salón de Invierno”. A partir de ese vínculo, empezamos a darle mayor prestigio a esos encuentros, con la incorporación de las mujeres a participar de los terceros tiempos y la inclusión del té con tostadas. Fue un acontecimiento social para el club, los demás equipos estaban enloquecidos, pero además nos gastaban por el famoso té con tostadas”.
Grandes momentos de la historia
¿Qué hechos te vienen a la memoria Ernesto de tu paso por el club?: “Lo que generalmente más recordás con el tiempo son las giras, especialmente la primera la hicimos en el año ’81 a Perú. Fuimos cerca de 50 jugadores invitados por la Embajada Argentina en Perú. En el rugby allá eran todos franceses o neozelandeses, jugamos contra un equipo ecuatoriano, fueron ocho días a puro rugby. Esa gira fue un antes y un después, porque se formó un grupo increíble, ya que varios de los referentes dejaban de jugar. Justo cuando volvimos quedábamos con un plantel diezmado, pero vinieron a hablarnos varios de El Nacional para incorporarse a Sportiva. Eso no salvó y fue la base del equipo que logró el título de 1986, que ganamos después de 14 años, porque no salíamos campeones desde 1972. Ese fue un hito importante para el club, ya que muchos de los que llegaron en esa época hoy son dirigentes. Esa fue la camada de Martín Azpiroz, el actual presidente del URS y Claudio Ficcadenti”.
¿Qué jugadores recordás de tu época? “Dentro del rugby de Sportiva, Bernardo Stortoni y Juan Manuel Doria fueron los que más lejos llegaron, jugaron en Europa. Pero el más importante fue Pablo Fasano, el papá de Franco. Era un tremendo wing, en su momento fue seleccionado para un equipo del Ascenso. En una consulta sobre todos los deportes que se hizo en la ciudad, fue denominado el rugbier del Siglo XX. Así que Franco sacó la genética de su padre”
Para Oscar Doria, el nombre de Pablo Fasano también estuvo entre los primeros elegidos: “Hicimos todas las divisiones juntos, casi la misma carrera. En el 2000 fue elegido el jugador del siglo del rugby bahiense. Fue el primer jugador de Bahía que integró un Seleccionado del Interior, junto a jugadores de Córdoba, Mendoza, Mar del Plata. Además, compartimos el primer partido internacional que jugó el Seleccionado de Bahía ante los Gazzelles sudafricanos, que se disputó en la cancha de fútbol del club Liniers. Fue uno de los grandes hitos de la ciudad, en 1972, con el estadio lleno de gente”.
Oscar fue apertura en Sportiva y jugó muchos años de centro en el seleccionado. Fue capitán en Quinta, Cuarta y Primera. Campeón en 1970 y 1972, la sequía llegó después, con varios años sin festejos hasta 1986. “El rugby de esos años se vivía a pulmón, con mucho esfuerzo y también con el folklore y glamour de esos momentos. Era una mezcla de todo, si bien teníamos un club importante, en el rugby había que hacer todo con esfuerzo. Fuimos creciendo gracias a los socios, ya que al no ser un club de rugby nos costaban más lograr las cosas. Tuvimos un presidente de rugby en los ‘80, que sólo cumplió su mandato. Recién a partir de 2001 todos los que llegamos a la presidencia de Sportiva lo hicimos de la mano del rugby”
Entre los grandes acontecimientos de “las Palomas”, Ernesto señaló el cambio que se produjo en la institución con la llegada de los jugadores de El Nacional: “en la historia del club fue clave el aporte de ellos desde 1986, ya que desde ahí hasta la actualidad dominamos el rugby de Bahía. Pero el éxito mayor fue en 2019, con el título del Regional Pampeano. Les ganamos de visitantes a Mar del Plata RC y en Bahía eliminamos a Sporting. Fue el triunfo más importante de la historia, con un festejo alocado. Ahí jugó otro de mis hijos, Felipe, también de segunda línea”
Para Oscar, su primera temporada en el plantel superior: “En 1970 ganamos en las cuatro categorías que presentamos. Era mi primer año y ser campeones en Primera, Intermedia, Cuarta y Quinta fue un gran logro, que se festejó con una fiesta muy importante en la sede del club. Por esos años el rival era el Club Argentino, pero Universitario también era muy fuerte. Y además, en los ’70 Puerto Belgrano tuvo muy buen rugby, pero dependía mucho de los oficiales de la Marina que estuvieran en la zona. A veces tenían que embarcar y ese fin de semana no jugaban”.
El campeonato del ‘86
Gustavo “Marota” Verniere fue uno de protagonistas del título del ’86. Un campeonato muy festejado después de 14 años de sequía, que significó un mojón en la historia de Sportiva. Marota era pilar o tercera línea y así rememoró aquella campaña que tanta felicidad le dio a una gran parte de la ciudad: “subí a Primera en el año ’76, a los 16 años, eran tiempos difíciles. A los 17 me tocó jugar todo el año y a los 18 integrar el seleccionado de la Unión del Sur en las semifinales del Campeonato Argentino frente a Rosario, partidos que se jugaron en la ciudad –la otra fue entre Mendoza y Buenos Aires-. Lo mío fue todo muy temprano, en parte porque había escasez de forwards en el club”.
Entre 1972 y 1986 el rugby de Bahía lo dominaron el Club Argentino y Universitario. Para Sportiva, todo pasaba por rearmar el grupo y volver a contar con un plantel competitivo. Así lo recordó Verniere: “Fueron épocas difíciles. Fijate que yo debuté en el ’76 y recién diez años después pudimos salir campeones. Para eso fue muy importante la gente que llegó de El Nacional, entre 1981 y 1982. Con ellos nos conocíamos desde antes y formamos un gran equipo, éramos un verdadero grupo de amigos. A partir de ese título empezamos a despegar y el club comenzó con un paulatino crecimiento”.
¿Qué recordás de ese título?: “Fue el comienzo de una etapa que posicionó el rugby de Sportiva a nivel nacional. Hacia finales de ese año le ganamos al CASI - que vino con un gran equipo- un torneo de seven en el club y en el ´87 jugamos el Torneo de clubes campeones en Tucumán (NdR: en la galería de fotos está el equipo que ganó ese título e integraron Ficcadenti, Inchausti, Ferrandez, Scheverin (parados), Rivas. Urbicain, Verniere, Kohler e Irazusta (agachados).
“El equipo se empezó a formar los dos años anteriores –destacó Marota-. Tuvimos un entrenador, Alberto Eyherabide, que empezó a mezclar a los jugadores que llegaron de El Nacional. En el ’86 asumieron Juan Pablo Gardes y Pablo Fasano, que fueron con los que conseguimos el título. El torneo se jugó en dos etapas. En la primera clasificaban cuatro equipos para un torneo extra y la segunda era un cuadrangular. Nosotros ganamos los dos. Si bien, Argentino era el principal rival, para mí el competidor más difícil fue la Base Naval de Puerto Belgrano”.
“El mejor partido fue el que ganamos para definir la zona de clasificación, frente a Puerto Belgrano en la Base Naval. Pero el que tuvo un sabor especial fue el último, el del título ante Club Argentino, nuestro rival de toda la vida. Ese día del festejo terminamos a altas horas de la madrugada. Fue espectacular, fuimos a un pub al que íbamos siempre, llamado Motonáuticos, que estaba frente a la Universidad Nacional del Sur. Después a fin de año se hizo una gran fiesta dónde se entregaron premios. Fue un festejo contenido durante 14 años. Se podría decir que fue un punto de inflexión para nosotros, porque de allí en más se dominó el rugby de la zona que concluyó con el título del torneo Regional que se consiguió en 2019, en Mar del Plata” –afirmó Marota-.
¿A quiénes podés mencionar de esa campaña?: “Entre los tres cuartos al apertura Alfredo Kohler y Miguel Irazusta. De los forwards, Pancho Inchausti, que recién había subido, Pablo Urbicain y Martín Azpiroz”. (NdR: en la foto de portada está el plantel que ganó el torneo, de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha: Gentili, Rivas Godio, Verniere, Oms, Inchausti, Rivas, Costantino, Iturrioz y Azpiroz. Martins de Oliveira, Scheverin, Gardes, Kohler, Fasano, Ficcadenti, Ferrandez y Rey Saravia. Ayastuy, Duhau, Irazusta, Urbicain, Heguilen, Del Santo y Brocardo).
En su etapa de jugador, a Marota le tocó enfrentar a grandes figuras del rugby argentino en su posición. Entre sus preferencias, los nombres rutilantes aparecieron uno detrás del otro: “por estilo me gustaba mucho Serafo Dengra. Me tocó jugar contra Mangiamelli de Rosario, el Tumba Molina, el Top Rodríguez, para mí el pilar que más me impresionó, junto a Pope Morel. En Bahía, Martín Azpiroz fue uno de los referentes, porque no sólo conocía el puesto, sino que además entendía mucho del juego. Del Club Argentino, Jorge Quaglia y Lalo Borromei”.
A la hora de recordar nombres en la vida del club, no dudó en destacar a varios históricos: “el zurdo Oscar Gutiérrez, de lo mejor que le pudo pasar a Sportiva; Alberto Martínez Gambino, el entrenador que me subió a Primera y siempre me bancó; Juan Pedro Gardes y Pablo Fasano, los que cambiaron el estilo de juego del club, nos hicieron jugar con 15 en vez de siete; Alberto Eyherabide, por su calidad humana; Martín Azpiroz, un referente de toda la vida que hoy dirige la Unión del Sur; Pancho Inchausti, que se mata trabajando en el club silenciosamente; Ernesto Doria, un tipo muy trabajador y Oscar Doria, por todo lo que dejó en su presidencia”.
Aquellos que mostraron el camino
En todos los clubes de nuestro país existen “los formadores”, esos personajes que dejan un sello grabado en su paso y marcaron a fuego el camino de otros. Para Ernesto Doria: “Oscar Gutiérrez, el zurdo, íntimo amigo mío, fue uno de ellos. Es un poco más grande que yo, un tipo muy completo dentro de la institución. Otro fue Jorge “Falopa” Suardíaz, que falleció hace poco. Fue de la primera camada de rugbiers, aquellos que lo iniciaron con tan sólo 18 años. Fue el único que se quedó colaborando, nos juntó a todos y es uno de los grandes referentes de Sportiva”.
Para Oscar, fueron sus padres, Juan Manuel y Nelly: “Papá fue presidente de la subcomisión de tenis, y mi madre miembro de la subcomisión de la Sede. En el rugby, Jorge Suardíaz, que dejó de jugar por un problema que tenía en los riñones y dedicó su vida a la dirigencia. Peleó por el rugby con un gran espíritu de club”.
¿Cómo fueron los años de tu presidencia, Oscar?: “Estuve 10 años, ahora sigo como vicepresidente, pero apoyando desde otro lado. Siempre les dije a todos: “a mí no pueden decir nada, soy hijo de tenistas, padre de jugadoras de hockey y jugador de rugby, no pueden tironear para ningún lado”. En resumen, creo que logramos una armonía importante entre todas las disciplinas. El club creció y se modernizó en obras como nunca en ninguna década. En la actualidad tenemos 1500 socios”.
“En Sportiva hacemos un esfuerzo muy grande por inculcarles a los chicos algunas pautas –nos comentó-. No queremos reemplazar a las familias, pero ponemos por delante los valores del rugby, queremos buenas personas antes que buenos jugadores. Ojalá haya muchos Stortoni, pero antes están las personas. En el club desde hace algunos años pusimos en marcha un programa llamado “Hombro con Hombro” que está en relación a la prevención de las adicciones. Contratamos una psicóloga que se llama Emilia Aníbali, hacemos reuniones con padres y talleres con los chicos. Y lo ampliamos a muchísimos temas más”
Para Ernesto, el estilo tuvo una clara influencia: “Siempre nos destacamos por el juego de los tres cuartos, gracias a lo que nos enseñó el Pardo Aracama. Ahí empezamos con las destrezas en los backs. Con la llegada de los chicos de El Nacional nos hicimos más ásperos con los forwards y ahí cambiamos el esquema de juego. Ahora con Bernardo (Sortoni) y Juan Manuel (Doria) el rugby es más completo, con un esquema defensivo muy fuerte en el club”.
¿Cómo veías al club antes de la pandemia?: “Estábamos muy bien, las canchas estaban llenas de chicos en 2019. Se acercaban muchos padres que no eran del rugby que sabían que teníamos una buena organización en infantiles. En Bahía es mucho más fácil llevar a los chicos a un galpón a tirar a un aro, el básquet es muy popular acá. Sin embargo, los llevaban a “la Carrindanga” el lugar dónde tenemos el predio para entrenar y eso es muy importante para nosotros”.
Sociedad Sportiva de Bahía Blanca, el club que nació de la mano del tenis. El que alguna vez llamaron Picapiedras y hoy denominan Palomas. El que lució su juego de blanco a través del tiempo entre la Coqueta y la Carrindanga y que hoy ostenta con orgullo el título de Campeón del Regional Pampeano, como una de las instituciones pujantes de la Unión de Rugby del Sur.
Fotógrafo: Gentileza de Sociedad Sportiva de Bahía Blanca y Gustavo “Marota” Verniere
Fuente: Hernando De Cillia - Producción: Alejandra Krickeberg