“El rugby no es un fin en sí mismo sino un medio para disfrutar, para educar y educarse y para relacionarse”.
Carlos Veco Villegas, definía así al deporte que lo elevó como un gran maestro, “es una actividad que va más allá que la de jugar en sí", y se refería siempre a los tres tiempos:
"El primero es el período que los jugadores le dedican al juego en la semana. El segundo es el partido en sí mismo y el tercero es el más importante de todos; es el del reencuentro con los oponentes y el árbitro luego de la batalla; es el del agradecimiento mutuo por haberse ayudado a disfrutar del juego".
Un acérrimo defensor del amateurismo, un revolucionario del rugby, que a los 43 años se convirtió en leyenda tras fallecer (lo acompañaba su mujer, María)
Sus cuatro hijos luego fueron adoptados por Carlos Contepomi, padre de Felipe y Manuel.
Tras su paso como pilar y capitán de Liceo Militar, se mantuvo sin interrupciones desde 1970 como entrenador de SIC durante 18 temporadas, en las que logró 12 títulos, 5 subcampeonatos y un tercer puesto. También dirigió a Los Pumas, desde 1974 (con 29 años) a 1977.
Sebastián Perasso, hijo del “Gringo” Perasso -entrenó con el Veco al SIC y a Los Pumas en la década del 70-, lo conoció muy bien, ya que las dos familias compartían una gran amistad. Perasso (h) le dedicó un libro, “Veco Villegas Pasión por el Rugby”, de casi lectura obligatoria para refrescar valores del deporte.