El 24 de noviembre de 2018, en su cancha San Patricio, defendía con uñas y dientes su lugar en Primera B ante un bravo Club Italiano. Un knock-on del Tano en un pick and go a centímetros del in-goal, privó a la visita de un try que hubiera sido determinante para Sanpa, que ese día salvó la ropa con un ajustado 21 a 17. Así, a tan poco estuvo San Patricio de descender a Primera C: a cuatro puntos o un knock-on si se prefiere.
Casi un año después, el celeste jugaba otro repechaje, pero esta vez para ascender a Primera A en cancha de SITAS. El 2019 fue un gran año para San Patricio que consiguió triunfos impensados que en otra época solían escapárseles. El equipo fue de menor a mayor y encontró ritmo y conexión en el juego. Progresivamente le salieron las cosas y un día dejó de mirar para abajo y empezó a creer que se podía.
El celeste obtuvo 17 victorias y dos empates para asegurarse un cuarto puesto al que se aferró aguantando embates de varios perseguidores. Sólo el campeón, Los Matreros, pudo derrotarlo las dos veces que se encontraron. En el repechaje, San Patricio jugó el partido quirúrgico que pedía la ocasión y derrotó a SITAS por 14 a 8 para alcanzar su lugar en Primera A. El celeste llevó su ilusión a El Palomar y volvió con un festejado ascenso.
De cara al nuevo desafío, Rugby Champagne conversó con el head coach, Luis Cacciabue, y el capitán Joaquín Bodenlle.
- ¿Cómo evalúan la pretemporada que hicieron?
- Cacciabue: “Hicimos una buena pretemporada enfocados en la idea de mejorar e incrementar el ritmo al que estábamos acostumbrados. Los jugadores se comprometieron con el desafío y trabajaron duro todo el verano. Eso se vio reflejado en los tres amistosos, donde jugamos de menor a mayor. En el último, la Primera y la Intermedia terminaron jugando buen rugby”.
Bodenlle: “Arrancamos con ganas. Todavía dura el envión del ascenso y lo que significó para San Patricio. Medirse en una nueva división, suma bastante para meterle un poquito más. Es un nuevo desafío y se nota en el club”.
- ¿Cómo fueron los amistosos?
- Bodenlle: “El primer partido con El Retiro fue medio flojo, hubo errores que solucionamos en entrenamientos con videos. En el segundo, con CUQ, corregimos varios de ellos, pero aún había cosas para trabajar. En el tercero, ante San Martin, mejoramos bastante. El rival era más fuerte y el partido fue duro. Eso lleva a mejorar la actitud sobre todo”.
- ¿Cómo están en cantidad de jugadores para enfrentar lo que viene?
- Bodenlle: “En un principio armamos los cuatro equipos, pero luego algunas lesiones bajaron el número. Hoy tenemos tres equipos entrenando bien y además hay un grupo de 10 o 15 jugadores trabajando para la Pre B. La idea es seguir sumando gente para tener cuatro equipos lo más competitivos posible”.
- ¿Creen que esta suspensión puede beneficiar a los clubes con planteles cortos?
- Cacciabue: “Este retraso afecta a todos por igual. Si bien nos sirve para recuperar lesionados, a todos los equipos les ocurrirá lo mismo. En ese sentido, no es más beneficioso para nosotros que para otros. Se puede pensar eso por el plantel corto, pero la realidad es que los otros equipos también van a recuperar jugadores”.
- ¿Cómo se adaptó el equipo al cambio en el staff (NdR: llegó Agustín “Piltrafa” Ezcurra en reemplazo de Sandro Dambolena)?
- Bodenlle: “Desde mi lugar de forward, creo que Sandro estaba más con nosotros y Piltrafa está más presente con los backs. Esa única diferencia es totalmente entendible porque está relacionada a lo que vivieron como jugadores. Pero en lo referente a la personalidad, dedicación y el laburo que hacen, son similares. La salida de Sandro fue sorpresiva, pero Piltrafa arrancó con muchas ganas y tiene un estilo parecido que nos vendrá muy bien”.
- ¿Cómo se organizaron con la suspensión?
- Cacciabue: “Se preparó un plan de entrenamientos para que los jugadores se mantengan activos durante esta cuarentena. Ellos le pasan reportes al preparador físico. También hacemos algo que podríamos llamar rugby virtual, es decir trabajo de video y debates con los jugadores analizando partidos. Revisamos movimientos de ataque, defensa y formaciones fijas. Lo que sirva para mantener a los jugadores motivados y enfocados en lo que viene”.
- Bodenlle: “El parate desacomodó la planificación. Por más que se pueda hacer algo, no es lo mismo. Nos estamos manejando con una aplicación donde el preparador físico carga los trabajos de campo y fuerza de 40 minutos con diferentes intensidades. Toda la información de la actividad la volcamos ahí. Además, volcamos a una planilla las cargas individuales. Implementamos una conferencia en horario fijo para evacuar dudas y hablar de rugby. Eso nos ayuda para seguir motivados. Los forwards analizamos videos de scrum del último partido -San Martin- y también tendremos una charla similar sobre line. Tratamos de estar enfocados”.
- ¿Qué pasara con el rugby este año?
- Cacciabue: “Lo más difícil es la incertidumbre sobre cuándo terminará el aislamiento. Hay que tratar que los jugadores no se relajen y la inactividad les gane en la cuarentena. Si bien cada uno tiene su plan de entrenamiento, hay que tener en cuenta que el jugador de rugby, en general, acostumbra a entrenar en forma conjunta. Nosotros no estamos habituados a hacerlo solos y aislados. Ver o hablar de rugby a través de una pantalla, pero sin una pelota en la mano, incomoda al jugador. Por los tiempos que dicen, el campeonato con suerte arranque en junio. No sé si dará el tiempo para dos ruedas. Pero lo importante es poder jugar, volver a sentir esa adrenalina y retomar la alegría de compartir una cancha y un vestuario. Esperemos que esto suceda lo más rápido posible y tener al menos tres semanas para ponernos de nuevo en camino y enfocados en lo que queremos”.
- ¿Se extraña el día a día del rugby?
- Cacciabue: “Todos extrañamos la falta de contacto, el vestuario y juntarnos a compartir un tercer tiempo. En fin, ese divertirse dentro y fuera de la cancha. Se extraña porque son factores muy importantes que tienen que ver con lo que es un equipo de rugby. Esperemos poder empezar a juntarnos y entrenar cuanto antes”.
- ¿Cuáles son los objetivos para este año?
- Bodenlle:”Más allá de objetivos concretos, la idea es armar un buen plantel con cuatro equipos competitivos y tratar de mantener la categoría ofreciendo lo mejor que tengamos”.
Del equipo que consiguió el ascenso, ya no estarán el centro Francisco Noceda y el segunda línea Federico Vila, que se radicaron fuera del país. Otro segunda línea, Agustin Lauzurica, emigró al Montemor RC de Portugal. Hoy se cuenta entre las bajas, aunque la suspensión de las ligas de Europa podría abrirle las puertas para que se sume más adelante. En cuanto a los lesionados, Manuel Arana, Nazareno Topazzini y Felipe O’Reilly tienen algunos meses de rehabilitación por delante.
Las caras nuevas de San Patricio las aportan jugadores promovidos de la Menores de 19, que ya tuvieron minutos en los amistosos de pretemporada: Enrique Pierazzoli, Jarod Neyra, Nicolás McKay y los hermanos Santiago y Sebastián Romero. Otros jóvenes que estaban en el plantel y empezaron a sumar minutos, fueron Facundo Fylyma, Franco Mica, Tomás Rigou, Tomás Castellanos y Dante Geraci.
En 2005, en la desaparecida cancha de Biei, San Patricio ganó el Grupo II de la URBA aunque no ascendió. En 1995, el celeste subió a la máxima categoría de Buenos Aires, aunque aprovechó la reestructuración de los torneos. Para encontrar un triunfo semejante al de 2019, hay que remontarse al desempate que ganó frente a Champagnat en 1982, con el que San Patricio se ubicó entre los doce mejores equipos del rugby vernáculo en los albores del club. Aquel try de Ricardo Lamastra que definió aquel desempate, puede compararse al de Agustín Noceda que sentenció el repechaje del 2019. Lo cierto es que siempre que San Patricio ascendió a las mejores categorías del rugby porteño, no pudo sostenerlo al año siguiente. Pero esta vez, por ese desafío va el celeste.
Fotógrafo: Gentileza de Hernán Martínez de RUGBY LTD.
Fuente: Darío Procopio - Rugby Champagne.