El 4 de septiembre de 1927 se fundó Olivos Rugby Club. La visita de un combinado británico a nuestro país entusiasmó a Salvador Pineda, Julio Salas, José Mosé, Leopoldo Houssay y Emilio Izasmendi para iniciar un club en un terreno de General Paz al 2200 (hoy Avenida Del Libertador). El primer amistoso fue ante Deportivo Francesa y a pesar de la derrota por 9 a 3, Mario Ortiz Sauce quedó en la historia por ser el autor del primer try del club.
El tiempo de transición sin un terreno propio continuó por la cancha del Banco Hipotecario Nacional de San Fernando. El primer partido oficial fue en 1932 cuando empató 3 a 3 frente a Atlético del Rosario, en Plaza Jewell. Por aquellos tiempos, los primeros colores de la camiseta fueron el celeste y amarillo, a los que siguió el verde. El naranja y negro surgió de unos almohadones que decoraban un sillón en la casa de Carlos Bowers, presidente en la década del ’30 y posteriormente titular de la UAR.
En 1933, la división superior consiguió por primera vez el ascenso a la máxima categoría al superar a Obras Sanitarias por 17 a 3, un acontecimiento celebrado en el Cine Teatro Splendid. Un año después, el sueño de la cancha propia se hizo realidad y el club, además, abrió sus puertas al hockey femenino. Con el tiempo llegaron los primeros títulos cuando en 1940 obtuvieron el Torneo Invitación junto a Belgrano Athletic y luego el Eliminatorio de 1942.
Desde entonces, Olivos participó de los torneos de Buenos Aires con distinta suerte. El equipo de la calle Pelliza peleó el campeonato en la mejor categoría con recordadas formaciones y también navegó por aguas del ascenso. El 2019 fue un gran año y, tras una notable campaña, arañó el ascenso al Top 12. Sólo una impensada derrota ante Mariano Moreno en la última fecha (11-8) y un complicado repechaje contra CUBA (35-20) lo dejaron fuera de la elite del rugby vernáculo.
Rugby Champagne conversó con el capitán de Olivos, Gastón “Oveja” Demergasso. En la víspera de una temporada que se niega a comenzar, el hooker ganador del CAP en 2019, nos contó sobre la actualidad del club y de su equipo.
- ¿Cómo fue la pretemporada?
- En diciembre, todo el plantel hizo post temporada y laburos previos. Desde fin del año pasado, los forwards trabajamos técnicas de scrum, aspectos posicionales y posturas. El “Campeón” Carossio nos propuso un trabajo interesante sobre biomecánica del scrum. Empezó con primeras líneas y luego con la totalidad del pack. En febrero hicimos una pretemporada muy cargada físicamente las primeras semanas. Después empezó el rugby.
- ¿Tuvieron bajas desde el año pasado?
- En ese ítem estamos complicadísimos. Arrancamos con unos 30 jugadores menos. El desgaste de los últimos años se hizo sentir en los que ya no son tan chicos. No ascender los terminó de decidir. Si hubiésemos ascendido, creo que hubieran estirado un año su carrera. Entre ellos están Tomás Membrana, Joaquín Ehrman y Mateo Torcoletti. También se retiró el “Teto” Monteagudo, que paso al staff de entrenadores. Mariano Laschera y Giorgio Triulzi dudaron, pero se sumaron. Además, como bajas están Facundo Domínguez y Serafín Bordoli, que se fueron a jugar afuera (NdR: Ampthill RFC-Inglaterra).
- ¿Quiénes se sumaron este año?
- Hay 10 o 12 jugadores que vienen de M19 y están entrenando a la par del resto. Son grandes de tamaño y tienen material para acoplarse al plantel, pero aún les falta. De los que suben, no hay estrellitas, pero sí muchas ganas de laburar. Solo pudieron jugar los dos amistosos. Esperemos que puedan jugar más.
- ¿Sería bueno si Ignacio Inchauspe vuelve al equipo?
- Él firmó para jugar en Ceibos. No sabemos cómo quedó eso, pero si vuelve es un jugador importantísimo. En el puesto de medio scrum, Imanol Silva dejó este año por la facultad y Cristóbal García Colombo, que estuvo en los primeros amistosos, se alejará un tiempo por temas laborales.
- ¿Hubo cambios en el staff de entrenadores?
- Sí, ya no están Matías Bordoli, Sebastián Priesca y José Rivas. Del staff de ellos, siguen Federico Horwitz, Sergio Carossio y Gonzalo Santos como cabezas. Con el cambio de entrenadores había una ilusión de probar cosas nuevas y quedó todo en stand by. Queremos aprovechar este grupo de entrenadores que tienen algunas ideas nuevas y unos ajustes sobre lo anterior en cuanto al sistema de ataque y defensa. No tanto en las formaciones fijas, salvo por el scrum, donde trabajamos mucho teniendo en cuenta que será empuje libre.
- ¿Cómo se manejan con la suspensión?
- La suspensión fue un balde de agua fría porque estábamos entrenando con la buena onda de siempre y muchas ganas de empezar, más aún con lo que pasó el año pasado. La parte física la hacemos con los profes. Hay un entrenamiento físico de cardio por live cuatro veces por semana. También tenemos rutina de gimnasio. Quienes no están trabajando, lo hacen juntos por la mañana por Zoom y los que laburamos, lo hacemos en otro horario cada uno por su cuenta. También tenemos charlas para ponernos de acuerdo en temas de rugby. Esa parte se trabaja por cosas puntuales, cambios y repasos. Estamos a la expectativa que se defina lo que va a pasar y de ahí proyectar si se hace algo más intensivo.
- ¿Qué análisis haces del ascenso que se escapó el año pasado?
- Tuvimos una posibilidad muy seria de ascenso y nos frustró no haberlo conseguido, pero no hay que olvidarse que Olivos descendió en 2016. Y ahí hubo que levantar la cabeza y darnos cuenta que jugamos para disfrutarlo. Si bien perder la chance con Mariano Moreno y CUBA nos afectó, ya dimos vuelta la página porque valoramos lo que logramos y vimos la gente que fue al partido con CUBA, los festejos y la unión del club. A fin de cuentas, eso es lo más importante. Después de haber descendido, no ascender no tiene nada de malo. Como dijo uno de los entrenadores, nos demostramos a nosotros mismos que podemos.
- ¿Cómo se trabaja la motivación después de lo que pasó en 2019?
- A medida que crecés, te das cuenta que más allá de ganar, también importa que se llene el club con gente que no estaba. Yo me quedo más con la ronda que hicimos en Liceo Naval por sobre la de SITAS o CUBA. El club vivió un lindo momento y una linda fiesta. El plantel es un grupo donde hubo muchos chicos que por suerte no se quedaron mal por no ascender. Hay que levantar la cabeza, entrenar y esperar al siguiente sábado para jugar y divertirte. Si Olivos sigue por el camino que empezó, en algún momento el ascenso se dará. Eso nos deja tranquilos.
- ¿Cómo estás de tu lesión?
- Todavía estoy roto de la rodilla, aunque viene mejor y aprovecho para hacer la rehabilitación en mi casa. Trato de acortar tiempos para no tener que esperar cuando se pueda volver. Creo que con el parate llegaré mejor, aunque veremos si habrá rugby este año. Me gustaría volver en un buen nivel y asumiendo nuevamente el rol de capitán. Lo importante siempre es el grupo y tratar de apoyar y liderar para que todos estén a gusto y jueguen lo mejor posible.
- ¿Cómo fue la sensación de perderte la definición del año pasado?
- Sentí bronca porque ya no soy chico y romperme la rodilla es más complicado. Pero en lo personal, lo importante del rugby es disfrutarlo y que me despeje. No lo vivo como una carga. Fue una lástima, pero mi rol como capitán fue ayudar a los más chicos, apoyar a los grandes y sumar desde donde pudiera. Los entrenadores me dieron la posibilidad de aportar desde afuera y colaborar en los entrenamientos. Incluso, los últimos partidos ayudé bastante y estuve muy metido. Me sentí parte de la definición con Mariano Moreno y CUBA.
- ¿Cómo está el club con las obras que se hicieron en 2019?
- Se hicieron tribunas y si se quieren ampliar unas tubulares a los costados, complementarían perfecto. Incluso se le puede organizar el estacionamiento. Tenemos una cancha accesible desde todos lados. No se dio, pero en algún momento calculo que en Olivos se jugarán partidos, como por ejemplo el de Jaguares con Georgia (NdR: se jugó en el SIC en enero).
De a poco se hacen cosas como el gimnasio nuevo o el vestuario de hockey. Hay un proyecto para arreglar los vestuarios de hombres. La cancha 1 está impecable, parece un campo de golf, te dan unas ganas bárbaras de jugar. Hay varios equipos de Super Rugby que entrenan en Olivos. La cancha de sintético atrás te permite hacerlo los días de lluvia. El club está lindo. Ojalá que se sume más gente porque para competir en el Top 12, necesitás una base mucho mayor que la que tenemos ahora.
- ¿Cuáles son los objetivos del equipo para 2020?
- Si bien todavía no tuvimos la charla sobre objetivos en cuanto a lo numérico o resultados, el objetivo siempre es salir a la cancha a divertirnos, tratar de tener volumen de juego y ser protagonistas. Eso se trazó hace tres años y continúa con los nuevos entrenadores. Si te divertís y haces lo que te gusta, siempre los resultados van a ser mejores. Obviamente, entramos a la cancha para ganar y terminar lo más arriba posible, pero sin desviarnos en que lo importante es la forma y no el resultado. La idea es tener la pelota y el volumen de juego para atacar, generar situaciones y sumar puntos. Nos fue bastante bien así. Después, a fin de año veremos en la posición donde estamos y si existe la posibilidad de ascender como en 2019
En enero de 1975, Olivos realizó una recordada gira por los Estados Unidos. Fueron 40 días, 21 ciudades desde Miami a Hawaii, y 14 partidos para forjar una identidad que se reflejaría en el gran equipo de la década del ‘80. Nombres como los de Jorge Lezcano, el Tano Santini, Miguel Servera, Pedro Larrechea, Guillermo Broyer, Ortiz de Rozas y Andrés Hernández dirigirían luego los destinos del club en años venideros.
La década del ’80 significó un mojón para el club. Tras el ascenso a Primera en 1984, Olivos se hizo fuerte en el rugby de Buenos Aires. Aquel equipo contaba con un temible pack de forwards conformado por jugadores de Los Pumas, como Mariano Bosch, Mario Carreras y Sergio Carossio. Además de destacados como Horacio Ghiorzi, Fernando Poey y una conducción de lujo con Guillermo Holmgren (medio scrum de Los Pumas en el histórico empate ante los All Blacks en 1985) y “el Mono” Christian Sánchez Ruiz como apertura.
Horacio Pascuali y Walter Sutton fueron los primeros que cambiaron la naranja y negra por la albiceleste del seleccionado. Edmundo Caffarone, Enrique Holmgreen y Antonio "el Tano" Salinas también fueron otros seleccionados que salieron de Olivos.
Otro hito en la historia fue la institución del Seven Nocturno en 1976. Pese a no ser oficial, el torneo forma parte de un calendario tradicional y constituye un clásico esperado por el rugby de Buenos Aires. Olivos lo ganó en 6 oportunidades, además de ser campeón del seven oficial en 1942, 1953, 1990 y 2004. En el último superando a Alumni por 41 a 12, con figuras como Martín Iglesias Pérez, Alejandro Frank, Alejandro Bagattín y Alejandro Broggi. Más cerca en el tiempo hubo lugar para algunos juveniles que representaron al club en Los Pumitas: Nicolás Ocello, Serafín Bordoli, Facundo Domínguez, Ignacio Ortelli y Lucas Paulos.
En 2019 estuvieron muy cerca de volver al Top 12. El ascenso se le escapó, pero tratándose de Olivos, seguro habrá otra oportunidad en muy poco tiempo.
Fotógrafo: Alejandra Krickeberg - Rugby Champagne.
Fuente: Darío Procopio y Luis Muzzaluppo - Rugby Champagne.