El sábado 9 de marzo de 2019, en la cancha principal del club Manuel Belgrano, un equipo de Pumas de todos los tiempos se enfrentaba a un combinado de amigos del Pato Albacete, en una exhibición de rugby que marcó la despedida de la actividad del histórico segunda línea de Los Pumas (RWC 2003, 2007 y 2011), leyenda del Toulouse (campeón de Europa 2010 y de Francia en 2008, 2011 y 2012) e hijo prodigo del club Marista donde integró el primer equipo entre las temporadas 1999 y 2003.
En ese plantel de Los Pumas se mezclaron el “Chino” Turnes y el “Chapa” Branca con Nicolás Vergallo y Julio Farias. Los rayos del sol reflejaban el bronce en Eusebio Guiñazú, el “Oso” Vernet Basualdo, el “Ninja” Todeschini y “Nani” Corleto, compañeros de aquella gesta histórica de Francia 2007. En el equipo de los amigos, además del “Pato”, estaba el internacional francés, Yannick Nyanga, que paseó su rugby por Maschwitz.
Patricio Albacete es orgullo de la casa y junto con José “Pepe” Mostany (RWC 1987) son los dos Pumas mundialistas surgidos en la entidad Marista. Distante de aquel modelo 1999 de su debut contra Los Matreros en Carupá, el “Pato” volvió a calzarse la camiseta del CMB en una tarde que se empapó de emoción azulgrana.
Pero a la fiesta le siguió el desafío de ser el head coach de Manuel Belgrano en la temporada 2019 y el “Pato”, acompañado por un equipo de referentes como Hernán Ceriani, trató de lograr el ansiado, pero esquivo ascenso a Primera A. Rugby Champagne conversó con el “Pato” aquel día y nos comentó: “Hay trabajo por delante. Somos un grupo de entrenadores que haremos foco en las bases y la formación de un buen equipo”.
Veintiséis partidos después de aquella declaración y tras una gran campaña con 18 triunfos, Manuel Belgrano disputó el repechaje con San Carlos y se imponía por seis puntos muy cerca de completar el tiempo reglamentario. Sobre el final, el carcelero reaccionó y con un agónico try dio vuelta el resultado con el tiempo cumplido. Ese 17 de noviembre de 2019, a Manuel Belgrano se le escapó el ascenso por un solo punto (18-17) en el minuto final. No se pudo estar más cerca.
Por aquel partido empezamos nuestra conversación con Patricio Tumulty, tercera línea y capitán de Manuel Belgrano.
- ¿Cómo trabajaron la motivación después de quedar tan cerca del ascenso?
- La motivación es ir a buscar lo mismo. Lamentablemente, lo que se hizo no alcanzó, pero es una realidad porque el partido se perdió. Hay que duplicar el esfuerzo y hacer un poco más en cada paso que damos, cada entrenamiento y cada situación que nos toque. También hay que pensar en la frustración de ese día y trabajar para no volver a sentirla. En lo personal, me motiva el hecho de no querer repetir esa sensación nunca más, de haber perdido ese partido.
- ¿Cómo fue la pretemporada de Manuel Belgrano?
- Hicimos una pretemporada larga. Arrancamos el 15 de enero, pero no pisamos el club hasta febrero porque hicimos trabajo de barrancas en lugares como el Paseo Vial Costero de Vicente López o Parque Saavedra. Metimos una carga física durísima y muy alta, tanto en el gimnasio como aeróbica. Estábamos muy bien preparados porque empezamos con mucho tiempo e intensidad. También hubo mucho compromiso por parte del equipo. En febrero empezamos la parte de rugby en el club.
- ¿Cómo fueron los amistosos?
-Tuvimos dos. Primero contra Banco Nación, arrancamos abajo y después se puso parejo. Pero ellos tuvieron mayor dominio y lo inclinaron para su lado. Creo que perdimos por 38 a 27. Después, contra Mariano Moreno fue un partido cerrado y quizás feo para ver, ya que hubo mucho scrum y formación fija. Fue parejo, pero también nos tocó perder, 19 a 10. De todas formas, nuestros entrenadores buscaron amistosos con equipos de Primera A para prepararnos más fuerte. Apuntamos a jugar al ritmo de la “A” para imitarlo y poder plasmarlo en Primera B.
- ¿Cuáles son las bajas para este año?
- Tenemos pocas bajas por suerte. Algunos de los jugadores más veteranos siempre están amagando con dejar, pero después se tientan y siguen sumando. Tuvimos algunas importantes por lesiones. En uno de los primeros entrenamientos de pretemporada, el segunda línea, Juan Arriegue, se sacó el hombro y no iba a poder arrancar el campeonato. Por suerte, zafó de la operación. También nuestro medio scrum, Nico Aguirre, se lesionó el hombro en el partido con Banco Nación. Esas iban a ser dos bajas para el inicio del campeonato y seguramente nos iban a doler bastante.
- ¿A quiénes de los M19 que suben, deberíamos seguir?
- Subieron bastantes chicos. Si te tengo que dar algún nombre, creo que Juan Condomiña y Santiago Heidenreich, ya jugaron en Intermedia y son jugadores a seguir.
- ¿Cómo es el staff técnico este año?
- El staff sigue igual, todo el plantel se sintió muy cómodo el año pasado. Es toda gente del club. Muchos ya tienen experiencia entrenando al plantel superior. Son todos ex jugadores, así que los conocemos desde siempre. Hay confianza y buena relación.
- ¿Cuáles son los objetivos de Manuel Belgrano?
- Nos planteamos concretar el ascenso que venimos rasguñando hace un par de años. Incluso queremos ser los primeros en la tabla y salir campeones. Nos propusimos enfocarnos en ganar cada partido con punto bonus y eso nos llevará a ser campeones.
El 18 de octubre de 1958, el Club Manuel Belgrano consiguió la afiliación a la UAR con el SIC y Obras Sanitarias como padrinos. El Marista fue aceptado tras cumplir con los requisitos, como la presentación de categorías juveniles y la tenencia de un predio deportivo, adquirido en 1952 por los Hermanos Maristas a orillas del Río Reconquista, en Carupá.
El club cuenta sus años desde ese hito de afiliación, pero en rigor a la justicia, la historia de los hermanos Maristas y el rugby data de décadas anteriores. El Colegio Manuel Belgrano fue fundado en 1916 y la competencia en el rugby intercolegial comenzó en la década del ‘30. En 1945 nació el Club Estudiantil Manuel Belgrano, que sería el precursor del actual y la plataforma para presentar equipos juveniles que lo llevarían a la afiliación total, en 1958. Nombres claves de aquellos años fueron los de los hermanos Primo, Carlos y Magdaleno, además del profesor Santarelli y Eduardo Otero, primer presidente de la entidad.
Con el correr de los años, Manuel Belgrano evolucionó y creció en el rugby de Buenos Aires. El club militó mayormente en categorías del ascenso, aunque también probó la máxima división en varios pasajes de su historia. Prueba de ello fueron sus participaciones en los Top 14 de 2007, 2010 y 2013. Por aquellos años obtuvo históricos resultados, como los triunfos contra el SIC (34-12), Pucará (20-18) y el CASI (22-12), todos en condición de visitante.
Entre los hitos históricos de la entidad Marista pueden mencionarse las adquisiciones de sus propios predios en Saavedra (Sede Deportiva y Social) y Maschwitz (Club de Campo Manuel Belgrano). El predio porteño lo obtuvieron el 29 de octubre de 1990, mientras que en la temporada 2012, ante San Martin, el Marista se despidió de su mítica cancha de Carupá, donde fue local desde la década del ‘50. Desde el 2013, todos los representativos de hockey y rugby tienen su casa en la sede Maschwitz.
El 2018 debió ser un año festivo para Manuel Belgrano, ya que celebraba su sexagésimo aniversario, sin embargo, la tragedia golpearía muy duro a la familia Marista. El sábado 18 de agosto, tras disputar la 16° fecha, Guido Julián y Bruno Ferrando emprendieron un viaje de vacaciones que terminaría en tragedia, cuando en Lincoln un grave accidente automovilístico se cobró la vida de cuatro personas, entre ellos la de los dos jugadores del Plantel Superior.
La derrota de aquel día ante SITAS por 19 a 16 poco importó ante las luctuosas noticias que llegaban de “Toto” y Bruno, dos chicos del club ante todo, que sólo volverían en los recuerdos de quienes los quisieron. Pese al golpe, el equipo se levantó y siguió adelante. En un insólito final de torneo, San Fernando igualó la marca del Marista y le arrebató el lugar en el repechaje por el criterio de desempate (mejor diferencia para San Fernando, que ganó 29 a 6 de local y perdió 24 a 16 de visitante). Al golpe humano, hubo que sumarle la frustración deportiva.
Pero siempre hay revancha y más aún si se cuenta con un buen grupo de jugadores. La llegada del “Pato” Albacete y su equipo técnico fue una bocanada de aire fresco que el equipo supo aprovechar. Así, Manuel Belgrano subió un escalón dentro de la categoría y se animó a pelear por el ascenso directo.
El repechaje con San Carlos ya representó un avance con respecto a los años anteriores. En la previa de ese partido, Rugby Champagne conversó con el “Pato” que nos decía: “Quiero que el equipo llegue de la mejor manera y que no tengan nada para reprocharse. El resultado será el que tenga que ser, pero lo importante es que salgan de la cancha con la cabeza en alto y la tranquilidad de que hicieron todo para que el resultado sea el mejor”.
A la luz de los hechos, el equipo cumplió con creces lo que el entrenador esperaba. Estuvo muy cerca. Es casi imposible imaginar un escenario más cercano al ascenso. Pero si algo queda claro en estos últimos años, es que Manuel Belgrano siempre se levanta y vuelve a empezar. Las ganas de volver a intentarlo están intactas y todos sabemos lo que cuenta la fábula del cántaro y la fuente: “Tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe”.
Fotógrafo: Carlos Silva - Rugby Champagne.
Fuente: Darío Procopio - Rugby Champagne.