Unión de Rugby del Sur

Los Pehuenes, “Identidad Verde” en San Carlos de Bariloche

Los Pehuenes, “Identidad Verde” en San Carlos de Bariloche

La década del ochenta fue un mojón en la historia del rugby de Bariloche. Pehuenes nació de la mano de algunos entusiastas que quisieron un club que los representara, para vivirlo en comunidad a través del deporte. Así, el lugar turístico por excelencia de la Argentina, encontró en un club la identidad que estaba buscando, para disfrutarlo en familia con el rugby y tantos otros deportes. Esta es la historia de un grupo de soñadores que lograron darle a Bariloche su lugar de pertenencia.

En la región de los bosques de la Patagonia Argentina, Pehuenes sobresale como un club pujante y de fuerte arraigo familiar. De color verde por elección, sus símbolos sintetizan una parte de su geografía, que bien se distingue en la entrada del club por los dos pehuenes que adornan el paisaje y forman parte del hábitat de la zona araucaria.  

  

En Pehuenes el rugby es marca registrada, aunque todos los deportes tienen su impronta, la pileta con su equipo de Natación, el Básquet con su época de gloria, el tenis y sus canchas techadas de polvo de ladrillo, el hockey, waterpolo, karate, escalada, stretching, aerobics, acuagym, tai chi, fútbol, natación y handball. “Somos un club integral en materia deportiva” así lo definió Diego Tyslak, el actual presidente y hombre muy conocido en el rugby nacional, con un pasado muy reciente como Manager de Los Pumas, en la etapa de Daniel Hourcade como Head Coach.  

  

Como toda institución de nuestro país, Pehuenes tiene una rica historia detrás, en la que muchas voluntades hicieron posible éste presente. Y en la que mucha gente ofreció tiempo y esfuerzo como marco de contención y reunión para toda la comunidad barilochense.      

  

El comienzo del rugby en Bariloche   

  

Corrían los últimos años de los ‘70 cuando el rugby llegó a San Carlos de Bariloche para quedarse. Leo Noel, fue uno de los pioneros de aquellas épocas, que contó parte de la historia, primero con la creación de Bariloche Rugby Club y luego con la continuación de Los Pehuenes. Noel, es en la actualidad Jefe de Mantenimiento del Club y recordó como conocieron la ovalada entre 1977 y 1978: “fue a través de unos profesores que teníamos en el secundario. Entrenábamos en un campito en la Paloma y jugábamos partidos entre los Colegios, Industrial, Comercial, Don Bosco y Nacional”  

  

En 1980 los estudiantes del Colegio Industrial le pidieron a Roberto O'Reilly que los entrenara. O’Reilly, junto a Javier Bellati (ex Curupayti), Guillermo Siffredi, Carlos Tudor (Manuel Belgrano) y Roque González (Córdoba) comenzaron la tarea de brindar sus conocimientos a los chicos, que entusiasmados, querían empezar a jugar: “como no teníamos cancha –dijo Leo- entrenábamos en el Barrio de Puerto Moreno y en una canchita de la zona de Melipal. Enrique Zorzoli ofreció una parcela en Arelauquen (hoy uno de los countries más exclusivos de la Argentina) que había que alambrarlo. Así, con el primer terreno, se formó el primer equipo para enfrentar el campeonato Cordillerano, junto a Esquel y el Bolsón”  

  

Aquella formación de camiseta azul con puños y cuello rojos la conformaron, Roque González, Javier Bellati, Diego Rodríguez, Diego D'Avanzo, M. Corti Maderna, P. Graziosi, M. Durzi, Leo Noel, Gabriel Pérez, Jorge Birkner, Guille Siffredi, M. Lavagnino, Roberto O'Reilly, E. Zorzoli, Guille Lozada, G. Saint Antonin, Fer Heck, G. Coronel, G. Aranega, M. Bustamante, M. Calandrelli y D. León.  

  

Las ilusiones se hacen realidad   

  

El 20 de mayo de 1981 una empresa inmobiliaria nacional invitó a un grupo de treinta barilochenses a una conferencia dictada por un arquitecto porteño experto en clubes.  Picadita y whisky mediante, propuso entregar un Club llave en mano, con pileta cubierta, una cancha de tenis cubierta y sede social, en terreno compartido con un hotel a construir en Pioneros Km 9, por la módica suma de 2 millones de dólares. “Fácil, dijo. Junten 400 interesados a 5000 dólares por persona y en dos años está hecho”.  

  

Emilio Marpegán fue uno de los protagonistas de esa reunión. Presidente de Los Pehuenes por más de 20 años, contó como fue el cierre de esa visita: “A la salida sólo quedamos tres, Roberto Harán, Philippe Cheminade y yo, que frente a un café nos miramos desalentados por la impensable propuesta económica. Sin embargo, estábamos muy convencidos que podíamos hacer un club si lográbamos reunir cien familias barilochenses, que aportaran 2400 dólares cada una en 48 cuotas mensuales. A la semana nos encontramos con doce interesados y decidimos concretar la propuesta, pero con una condición más realista: para participar había que depositar 100 dólares cada uno, única manera de no quedar sólo en intenciones”.   

  

“El 16 de junio –continuó- nos reunimos los ocho que gestamos el proyecto definitivo: crear un club que priorizara la reunión de la familia a través del deporte y la actividad social, abierto a propuestas culturales de conjunto. Para ello debíamos construir espacios abiertos y cubiertos suficientes, teniendo en cuenta el crudo clima cordillerano y las normas antisísmicas que inevitablemente encarecerían la obra. Entonces se constituyó la Asociación “Pro Club”: en su nombre aportaríamos 100 dólares iniciales cada uno y luego 50 por mes durante 6 meses. Si en ese lapso no conseguíamos materializar la idea nos devolveríamos lo aportado y dejaríamos de soñar”.    

  

Hoy, a casi cuatro décadas, los sueños se hicieron realidad gracias a ese grupo de entusiastas. En 2016, aquellos Socios Fundadores que lograron los 35 años de pertenencia, se convirtieron en los primeros socios Vitalicios de la institución: Emilio Marpegán, Marta María Luzzatto, Ana Celia Aizpiri de Harán, Rodolfo Rodríguez Games, Reinaldo Díaz Langou, Antonio Ramón Chiocconi, Roberto Vena, María Margarita Cuñado Amatriain, José Lolich, Carlos Soliverez, Pedro Mazzoleni y César Amilcar Matteozzi.   

  

El deporte que cambió su vida   

  

Gonzalo Galeano López fue uno de los chicos que vivió esa transformación. Un hecho que cambió su vida y lo compartió con un testimonio en primera persona:  

  

“Era el segundo o tercer día de mi primer año de la secundaria del colegio Ángel Gallardo y era todo nuevo para mí. Uno de mis nuevos compañeros se acercó y me preguntó: ¿querés jugar al rugby? Con sólo 13 años, poco y nada sabía o conocía, en mi familia era fútbol y nada más. Ese sábado nos juntamos en la cancha del Pilar (barrio que en 1984 estaba en la periferia de Bariloche, ubicado camino a El Bolsón). ¡Recién empieza el año, vení que está buenísimo! -me dijo Marcos Calandrelli para convencerme-“.  

  

“Aquel sábado de marzo de 1984, fue el amanecer a un mundo que no había imaginado antes. El rugby se venía gestando en la zona desde hacía varios años, nucleados en el Bariloche Rugby Club. La cancha del Pilar quedaba a unas seis o siete cuadras largas de la ruta a El Bolsón, en una zona aun escasamente poblada y en un barrio popular de las afueras de la ciudad. En la cancha no había ninguna instalación, ni quincho, ni vestuario, tan sólo el campo de juego. El día era espléndido, soleado y sin nada de viento. Recuerdo que éramos bastantes, de todas las edades. Yo me quedé observando el cuadro, hasta que una pelota golpeó uno de mis brazos y escuché: ¡dejá de mirar y vení a jugar!”.  

  

“Aquello que venía gestándose fue creciendo y sobre todo, sumando chicos. Creo que tuve la suerte de llegar en el momento justo, el del gran salto del rugby en Bariloche. Grandes nombres y referentes de otros lugares del país terminaron dándole forma, para llegar e insertarse en un gran club, Los Pehuenes, un par de años más tarde de marzo de 1984”.  

  

“La cantidad de chicos que jugaron durante toda la década del ochenta fue muy importante. Se conformaron grupos fuertes, de grandes amistades y mucho compromiso. Entrenábamos dónde se pudiera, en predios, plazas o campitos. Con cualquier tipo de circunstancia climática, dejábamos muchas cosas para poder estar en cada entrenamiento. Recuerdo las mañanas en el colegio, armando equipos hipotéticos, pensando estrategias de juego, convenciendo a nuevos compañeros, casi todo giraba alrededor de la guinda. No se nos ocurría faltar a un entrenamiento, pasara lo que pasara. Los mejores años fueron los que viajábamos hacia el Alto Valle, a jugar. Cada partido era un desafío enorme, sumamente exigente, jugarles a Neuquén, Roca o Marabunta, después de viajar 500 km, la mayoría de las veces bajábamos del colectivo casi cambiados y nos encontrábamos con los contrarios trotando debajo las haches: era apretar los dientes y dar lo máximo”.  

  

“Casi siempre nos tocó viajar a nosotros, muchas menos veces venían los del Valle hacia Bariloche. Ya en M18, en 1987 o 1988, vino a jugar Roca Rugby Club, que ese año se había consagrado campeón de la categoría. Era el final del otoño, nos tocó un sábado frío y se veía venir una nevada. Y así fue, apenas arrancó el partido comenzó a nevar y empezaron a caer unos grandes copos. Hacía frío, pero no soplaba el viento. Ese día jugamos como nunca, nos salió todo lo que nos propusimos y los chicos de Roca casi no pudieron hacer nada. Fueron años de juveniles marcados por esos viajes, horas en las que nos divertíamos y se alimentaban amistades que perduraron para siempre. Los viajes en colectivo en esa época, desde Bariloche al Valle, podían durar entre 10, 12 o 18 horas, dependía cómo se viajara. Tanto de ida como a de vuelta, era una fiesta. Compañeros con bolsos repletos de comida, tremendas partidas de truco, incontables cargadas, infinitas charlas”.  

  

“El club Los Pehuenes siguió creciendo, logró su cancha, el quincho y su lugar. También yo crecí y tuve la oportunidad de jugar en Primera, con 17, 18 y 19 años. Ese equipo de Pehuenes obtuvo muchos logros y se impuso ante todos los equipos del Valle. Y dejó cimentadas las bases de lo que se comenzó a fines de los ‘70, se desarrolló en los ’80 y continúa hoy como un gran club, que vio y sigue abrigando a generaciones de barilochenses”.  

  

De Manager a Presidente   

  

La historia de Diego Tyslak con Los Pehuenes fue como un amor a primera vista. Sin saber lo que le depararía el futuro organizó su primera gira como manager de la 8ª división de Deportiva Francesa al club que lo recibió y poco tiempo después lo iba a cobijar bien desde adentro. En el año 2000 se mudó a Bariloche por cuestiones laborales y enseguida entabló lazos con el club. Así nos contó cómo fueron aquellos comienzos: “llegué a Bariloche en el año 2000, tenía 26 años. Me acerqué al año siguiente a Pehuenes y empecé a colaborar con las infantiles, hacer los terceros tiempos y todo lo que se podía ayudar. Después volví a jugar, la cancha era de barro y piedras, la marcábamos los jugadores, no había canchero y vivíamos quejándonos a la Comisión Directiva. Entonces, el presidente de ese momento (Marpegán) me sentó en una mesa y me dijo: ¡pibe, el club se hace poniendo el lomo, bienvenido, ponete a laburar desde adentro! Acepté el desafío, entré como Vocal en 2001, luego fui Tesorero y desde el 2012 soy Presidente. En 2021 finalizaré mi mandato muy contento y con un gran sentido de pertenencia”.    

  

La pandemia pegó fuerte como en todas las ciudades del país. ¿Cómo fue en el caso de Los Pehuenes? De esta manera lo explicó Tyslak: “antes de la pandemia el club contaba con 2500 socios entre todas las disciplinas, el rugby llegó a tener 300 jugadores. Hoy estamos en emergencia, con una pérdida del 50% de la masa societaria, que es entendible, cuando el 90% de la población de Bariloche vive del Turismo directo o indirecto. Esperamos salir de esta situación lo más pronto posible. La Identidad de CLUB nos permitió seguir adelante con los socios que pudieron seguir pagando la cuota a pesar de los meses que estuvo cerrado”.  

  

Los Pehuenes integra la Unión de Lagos del Sur, en un torneo que compite junto a San Martín de los Andes RC, Dina Huapi RC, Coihues RC (Villa La Angostura), Bariloche RC, Jabalíes RC (El Bolson) y Esquel RC.   

Cuando le preguntamos sobre cuáles fueron los rivales a través de la historia, el presidente afirmó: “en los comienzos el duelo más picante fue contra San Martín. Luego Jabalíes armó un equipazo y hoy es el más temido. Con la formación de dos clubes más en Bariloche (Dina Huapi y Bariloche RC) se creó un condimento extra de clásicos en la ciudad. Y gracias a la UAR disputamos los Torneos Regionales con los colegas de Alto Valle de Río Negro, Chubut y Austral”.  

   

Nombres que trascendieron el club  

  

A lo largo de su historia hubo grandes momentos en la vida de Los Pehuenes, una institución que tuvo el orgullo de lucir en sus filas a dos jugadores que vistieron la camiseta de Los Pumas.   

Marco Iachetti llegó a la ciudad en la década del ’80 y fue el gran impulsor del rugby de aquellos tiempos. Dejó un gran recuerdo de sus años en el club y RCH lo contará en una próxima nota, como homenaje de su paso por la ciudad.   

  

El otro fue Juan Pablo Zeiss, actual primera línea del seleccionado que se encuentra en Australia preparándose para disputar el Rugby Championship. Bariloche, como todos lo llaman, recordó desde Oceanía cómo fueron sus primeros pasos con la ovalada y su pertenencia con los clubes que lo formaron como jugador y persona: “Nací en Bariloche, pero a los diez años nos mudamos con mi familia a San Nicolás, dónde tuve mis primeros contactos con el rugby. Luego nos fuimos a Mercedes, Corrientes, dónde comencé a jugar al rugby, en el Hípico Payubre. Allí me dieron las primeras herramientas y conocimientos del deporte. A los quince volvimos a la ciudad y fui a jugar a Pehuenes, que en ese momento era el único club de rugby en Bariloche. Me recibieron de la mejor manera y estuve hasta los 18 años, cuando me fui a Los Matreros”.   

  

La edad de la formación y el lugar desde dónde despegó a Buenos Aires: “Pehuenes es muy importante para mí, es el club de mi ciudad, al que siempre vuelvo y quiero mucho. Mi camiseta de Los Pumas está allí por todo lo que representa. Fueron tres años espectaculares, en los que me enseñaron valores y aprendí muchísimo”.   

Entre los que lo educaron en su paso por la Unión de Lagos del Sur, Juan Pablo recordó a los que lo dirigieron en los campeonatos argentinos: “fue una época muy linda en la que me entrenaron el Pelado Jeremía, Horacio Cúparo y Humberto Tulino”.  

  

Para terminar, Zeiss recordó todo lo que significaron los clubes de su formación: “siento un gran sentido de pertenencia por los tres: Payubre, porque fue dónde comencé y me transmitieron los primeros valores. Entendí lo que era jugar al rugby. Pehuenes, el club de la ciudad que amo y en la que nací, un lugar dónde pasé grandes momentos. Y Matreros, un club que voy a llevar toda la vida en mi corazón, y en el que viví experiencias increíbles”     

  

Momentos inolvidables  

 

Ya cerca de los cuarenta años de vida, en Pehuenes también hubo momentos para atesorar. Estos fueron algunos de los hitos de la institución patagónica  

-Triunfos en el Torneo de Alto Valle, año 1988, 1989 y 2001.   

-Desde 2002 al 2007, seguidilla de campeonatos en los torneos oficiales de la URLS.  

-En el año 2006, la Primera División organizó una gira a Sudáfrica. Fue histórico para la ciudad y la Región.  

Pehuenes fue sede de varios eventos:   

-En el año 1999, el Board de la IRB hizo un almuerzo en el quincho.  

-Visita de Seleccionado de Uruguay por el Torneo Argentino en el 2015.  

-Varios equipos los eligieron para hacer la pretemporada. La más reciente fue la del SIC. Clubes de Estados Unidos, Francia, Chile y de todo el país. Bariloche es elegida para los cierres de año de los infantiles. Pasaron Hurling, Tala, Caranchos, Hindú (con Tomás Lavanini), Pucará, Los Tilos (con Joaquín Tuculet), SITAS y Club Italiano, entre otros.  

  

El paso por Los Pumas  

  

Diego Tyslak tuvo un reciente paso como Manager de Los Pumas y que lo recordó con mucho cariño: “fue una de las etapas más importantes de mi vida. Cuando llegué a Bariloche en el año 2000, un grupo de personas -entre ellas Tomás Petersen- estaban “gestando” la Unión de Rugby de los Lagos del Sur. En el año 2001 hicimos el acta fundacional y para el 2003 ya éramos una Unión oficial de la UAR, la número 24”.  

  

“En esa epopeya –continuó el relato- nos ayudó mucho Juan Carlos Chachero (de la Unión del Valle del Chubut) y Tati Milano, desde UAR. Fui designado secretario fundador de la URLS y el vínculo con la UAR nació desde ahí, participando en reuniones, asambleas y todo lo que podíamos aprender para desarrollar el rugby”.  

  

En 2008 se consolidó la Región Patagónica y en 2009 ingresó como Vocal en el primer Consejo Directivo del Interior, con Luis Castillo como Presidente de la UAR. Tyslak lo recordó como una gran etapa en su vida: “fue una experiencia súper enriquecedora y en un momento donde el rugby argentino empezaba a despegar en el mundo profesional, ya no era un sólo equipo con tres partidos al año, sino que eran cinco selecciones: Pampas XV, Argentina XV, Juveniles, Pumas y Seven, se necesitaba construir una estructura con staffs para cada equipo. Ahí se abrió la posibilidad de trabajar como Manager de Selección, empezando con Pampas XV y finalizando en 2018 junto con Daniel Hourcade, a quien valoro muchísimo por su profesionalismo y calidad de persona”.   

  

Los sueños cumplidos  

  

Representar al país y formar parte de una delegación argentina. Algunos sueños que se dieron a través del deporte, como estar presente en el triunfo de Los Pumas en Durban 2015 o la gira de Moscú 2010 –los guardo como los mejores recuerdos, dijo Tyslak. Y agregó lo que fueron esos años para él: “cumplir esa función fue una experiencia inolvidable, los clubes argentinos tienen cientos de personas con una gran dedicación, capacidad y por sobre todo pasión para esta tarea. Tuve la suerte que me tocó a mí, pero siempre digo que, así como los jugadores sueñan con ponerse la celeste y blanca, los que estamos del otro lado de la cancha también podemos soñar con ser parte del Staff UAR”.   

Para finalizar, agradeció todo lo que vivió gracias a este deporte: “lo que más destaco es la cantidad de amigos que el rugby cosecha en todo el país y también en el exterior. Fue un honor trabajar en la UAR con mis colegas de Dardo Rocha, jugadores y staff del rugby argentino, excelentes personas con una humildad enorme y un profesionalismo que año a año se perfecciona”.  

  

En la ciudad del turismo, Pehuenes le puso el pecho a la cuarentena. En plena pandemia se las ingeniaron para mantener unidos a todos los socios mediante el gran trabajo de los entrenadores, que, gracias a su creatividad y motivación, tuvieron a los más chicos conectados con varios zooms con otros clubes y actividades, como armar muñecos de nieve en sus casas y distintas competencias.   

 

En el orden nacional, las estrechas relaciones con los clubes de Buenos Aires y otros lugares del país los colocan como un gran semillero, ya que varios de sus jugadores desembarcaron en los últimos tiempos en Hindú (Felipe Oberlander y Tomás Arismendi jugaron en la Primera de Pehuenes) GEBA, San Andrés, Manuel Belgrano, Palermo Bajo (Córdoba) y GER (Rosario), los clubes que eligen cuando se van a estudiar.   

 

San Carlos de Bariloche es la ciudad del turismo, dónde los viajes de egresados son la marca registrada de un paisaje que sobresale por su belleza natural. En medio de ese escenario emerge Pehuenes, el club dónde el rugby creció para quedarse, y en el que la “Identidad Verde” le dio un sentido a una comunidad que quiso construir un club para vivirlo a través del deporte.  




Fotógrafo: Gentileza Club Los Pehuenes y Leo Noel

Fuente: Hernando De Cillia

Galería de Imagenes