A pesar de su tristeza por no haber podido jugar su último partido del Mundial, los jugadores de Canadá se hicieron parte de la comunidad y ayudaron a los locales a recuperarse del tifón Hagibis.
Como muchas otras personas, el equipo de rugby de Canadá pasó una dura noche mientras el tifón Hagibis soplaba afuera. Las puertas debieron ser tapadas con toallas para prevenir que pasara el agua mientras el viento y la lluvia azotaban el hotel a orillas de la costa.
Pero para los jugadores, habría un mayor golpe. A las 6:30 de la mañana del domingo, en el cuarto de los entrenadores, se enteraron que el partido por el Grupo B ante Namibia, que posiblemente les permitiría irse de la RWC 2019 con una victoria, había sido cancelado.
Fue duro, especialmente para aquellos jugadores cuyas carreras llegan a su fin en este torneo, pero con la tristeza también llegó la comprensión de la historia de la ciudad de Kamaishi. Apenas unas horas después, los jugadores se encontraban en las calles ayudando a limpiarlas.
“Escuchamos historias sobre lo que sucedió aquí hace ocho años y que ahora haya otro desastre natural, sentimos que teníamos que salir. Es lo menos que podemos hacer”, dijo el fullback Andrew Coe.
La alarma de emergencia emitida en Kamaishi como resultado del Hagibis, que se estimaba que fuera el peor tifón en golpear Japón en más de medio siglo, trajo memorias del 11 de marzo de 2011 cuando casi toda la ciudad fue eliminada por un enorme tsunami.
“Nuestro hotel se encuentra casi sobre el agua y podíamos ver las olas acercándose”, comentó Coe, describiendo cómo se resguardaron en el hotel del equipo, uno de los lugares inundados en 2011.
“Definitivamente no podemos entender lo que pasó hace ocho años, no estábamos aquí, pero sí que tuvimos una muestra de eso”.
Kamaishi, ciudad fanática por el rugby que fue reconstruida luego del tsunami de 2011, se alegró de hospedar uno de los primeros partidos de la RWC 2019, en la dramática e histórica victoria de Uruguay ante Fiji. Se suponía que el partido del domingo entre Canadá y Namibia fuera el segundo y último a jugarse en la ciudad, pero debió ser cancelado por razones de seguridad.
Patrick Parfrey, que iba a ser el fullback titular, dijo que era el partido que los Canucks habían estado esperando. “Era un partido que iba a compartir con algunos muchachos que probablemente se retiren, es un poco triste porque quería jugar con ellos en su último partido. No tuvimos ese cierre y estamos bastante desilusionados”.
La desilusión no fue solamente de Canadá o Namibia, quienes buscaban su primera victoria en la RWC, sino también de los locales. Un grupo de 100 de ellos fueron al Kamaishi Recovery Memorial Stadium y levantaron sus banderas a las 12:15, la hora en la cual se suponía que comenzara el partido.
Canadá experimentó un creciente apoyo a lo largo de sus siete semanas en Japón, comenzando con su entrenamiento previo al torneo en una pequeña ciudad llamada Nagato. Algunos de sus seguidores acompañaron al equipo en sus partidos en el sur ante Italia y Nueva Zelanda. Para los jugadores, que en su mayoría se irán hoy, lunes, ayudar en la limpieza a los locales fue la última forma de agradecerles”.
Con palas en sus manos, los Canucks limpiaron muchas calles llenas de lodo y restos dejados por el desborde del río cercano.
“Este (tifón) fue mucho más ligero, pero puedes ver el daño que causó”, dijo Parfrey. “No puedo imaginar lo devastante que fue el tsunami. Me mostró todo lo que han tenido que atravesar. Estamos muy contentos de haber tenido su apoyo y de tener la posibilidad de jugar acá. Fue una lástima no haber podido cambiarnos y salir al campo de juego”.
Coe, por su parte, dijo: “Cuando un tifón azota, cuando la tragedia golpea, se necesita de una comunidad para ayudar y levantarse, y somos parte de esa comunidad. Debería aplicar para la ciudadanía porque siento que en parte soy japonés”.
Fuente: Gentileza World Rugby.