El 26 de abril de 1953 se fundaba el Centro de Graduados del Liceo Naval Militar, un club que fomentó los valores del deporte como tantas otras instituciones. Hoy en día, tras 67 años de su creación, el club no sólo fue fundamental a nivel social, sino que además dejó un gran legado a nivel deportivo.
Y mucho más, cuando grandes jugadores surgidos del equipo de Núñez, pusieron a Liceo Naval en el lugar más alto, con nombres como los hermanos Nacho y Juan Martín Fernández Lobbe, Eduardo Simone y Sebastián Buffa, representándolos en distintas competencias con las camisetas de Los Pumas o los seleccionados de Buenos Aires, o Nicolás Fernández Lobbe, entrenador de Los Pumitas o los equipos de seven.
Guillermo Payer, ex jugador, capitán y hombre importante dentro del club, hizo referencia a lo significativo que representa para la institución haber aportado jugadores al seleccionado argentino: "Para Liceo es muy importante que haya jugadores de elite. Es un premio al trabajo de muchos voluntarios que hicieron muchos sacrificios laborales y familiares, entre otras cosas. Además, no sólo son buenos jugadores y entrenadores, son excelentes personas, que es lo primordial".
Payer también recordó a uno de los dirigentes más importantes que tuvo la institución. Nada más y ni nada menos que Carlos Fernández Lobbe, el padre de los ex Pumas: "Carlos fue un dirigente y entrenador muy importante para el club, es más, lo sigue siendo. Fue jugador y capitán del plantel superior varios años y, luego de colgar los botines, fue presidente del club. Lo más importante que hizo, fue transmitir muchos de los valores actuales del club".
Allá por el 2012, Liceo logró el ascenso para jugar en el Grupo I en 2013 y clasificar a lo que actualmente conocemos como Top 12. Willy, como es conocido dentro del club, lo recordó con gran alegría: "Fue un año de gran juego y muy emocionante para todos. Le ganamos a los cuatros fundadores (33-14 vs. Atlético del Rosario, 21-9 vs. Buenos Aires, 20-10 vs. Lomas Athletic y 18-8 vs. Belgrano Athletic) y le sacamos el invicto al CASI en su cancha (30-26). Para nosotros fue tremendo e inolvidable. Esto nos llevó a ganar el seven de la URBA en 2013 y desde ese año venimos dedicándole mucho esfuerzo, el cual nos llevó a jugar 17 finales. Sueño muy seguido con volver y no tengo dudas que podemos hacerlo".
Los clubes son parte muy especial en la vida de la gente. Y Payer no es la excepción, ya que allí fue donde conoció a su actual mujer: "Para mí, Liceo Naval es mi vida. Conocí a mi esposa, Virginia, con la que llevo 35 años de casados, y es hija del socio número uno y uno de los fundadores, Felipe Figuerero. Con ella tuvimos tres hijos. Todos jugadores del club: mi hija de hockey y los varones de rugby. Yo debuté en el plantel superior a los 19 años con Pucará y jugué 11 años. Además, desde los 20, comencé a ayudar a las categorías juveniles. Ahora soy el mánager del plantel superior, si esto no es mi vida...".
La pandemia detuvo toda actividad deportiva a nivel mundial. Los clubes se vieron afectados por esta situación, ya que el cese de las actividades produjo grandes pérdidas económicas. Sin embargo, y pese a las especulaciones de cuándo volverá la actividad, Payer priorizó la salud y reflexionó sobre la situación: "Es una situación muy difícil, no sólo en nuestro querido país, sino en todo el mundo. Creo que siempre hay que tratar de encontrarle algo positivo a esto. Por eso, al momento de decidir si se vuelve o no a jugar, tengamos siempre en cuenta a nuestros jugadores, a los que hay que cuidarlos".
Liceo Naval para el 2020
El 2019 para Liceo Naval no fue el esperado. Tras su descenso en 2018, al perder el repechaje en condición de local ante San Fernando por 24 a 27, se esperaba que el conjunto de Núñez sea uno de los protagonistas del campeonato. No obstante, tras un gran recambio del equipo y un torneo muy irregular, finalizó el torneo en la sexta posición, producto de 14 victorias y 12 derrotas.
Un nuevo año arrancó y se renovaron las ilusiones. El equipo no sufrió grandes bajas y su staff técnico se mantuvo. Con Juan Ignacio San Miguel como head coach, acompañado por Juan Ignacio Sánchez, Francisco Filippi, Diego Marrone y Javier Sánchez.
El propio Juan Ignacio San Miguel fue quien explicó los motivos de la irregularidad de Liceo durante todo el 2019 y reconoció que para este año buscarán ser más competitivos durante el torneo.
- ¿A qué se debieron esos altibajos que sufrieron el año pasado?
- La irregularidad que tuvimos se debió a tres aspectos. Sufrimos muchas lesiones, lo que nos llevó a arrancar el año bastante diezmados. Por otro lado, hubo un recambio importante de 2018 a 2019, dejaron entre 9 y 10 jugadores, de los cuales la mayoría jugaban en Primera e Intermedia. Y, por último, ese recambio produjo que perdamos mucha experiencia en el plantel, lo cual nos jugó en contra durante todo el año.
- ¿Cómo viste al equipo al inicio de este año?
- Lo más importantes es que logramos mantener la base y no tuvimos que arrancar de cero. Hay buenas señales en el plantel y eso se ve reflejado en el juego y en la preparación física, y es alentador para el futuro.
- ¿Cómo fue el rendimiento en los amistosos?
- Planificamos tener dos amistosos. El primero fue ante el CASI, en un partido durísimo en el cual ellos impusieron el ritmo y el contacto físico durante los 80 minutos. No obstante, nos sirvió no tanto para el desarrollo del juego sino para lo mental y para medirnos en donde estábamos parados. El segundo encuentro fue ante Olivos y se vio un cambio importante en la actitud. Dominamos gran parte del juego y nos llevamos una muy buena sensación.
- Con respecto al año pasado, ¿sufrieron alguna baja? ¿Tuvieron algún regreso importante?
- Más allá de la división que sube este año al plantel superior, mantuvimos la base del año pasado. No sufrimos cambios ni regresos y es un aspecto muy positivo. Además, por voluntad propia decidimos no presentar menores de 23, aunque nos daba el número, porque queremos que la competencia interna sea superior.
- ¿Cuál es el objetivo y la expectativa para este año?
- Por supuesto que hay un objetivo numérico que es estar entre los cuatro primeros o ascender, pero no a cualquier precio. Lo tenemos que hacer afianzando determinadas maneras porque ascender para no poder mantenerse y no ser competitivos, no tiene mucho sentido. Queremos subir a Primera A para competir y afianzarnos en esa categoría con un plan de juego bien aceitado.
Pese a que no hay actividad, Liceo Naval mantiene el objetivo bien en claro. Ser competitivos y buscar afianzar el sistema de juego, serán las bases para buscar el ascenso a Primera A.
Fotógrafo: Gentileza Liceo Naval Fotos.
Fuente: Agustín Rousseaux - Rugby Champagne.