Imponente como un templo del deporte, el Internacional Stadium de Yokohama fue el escenario de uno de los clásicos más añejos del rugby, Irlanda-Escocia. Con mayoría de irlandeses en las tribunas (asistieron 63.731 espectadores) y ovaciones en la presentación de los equipos a Johnny Sexton y Rory Best, el clima que se vivó en el estadio con amenaza de tormenta, fue sencillamente espectacular.
El comienzo fue con equivocaciones de ambos lados y un kick tapado a Sexton en campo propio. Escocia también estaba acelerado. Usó el pie y las manos, pero en ambos casos también con imprecisión. Hasta que un quiebre de Henderson abrió el camino y con el apoyo de todos los forwards llegó el primer try (Ryan convertido por Sexton, 7-0).
Irlanda demostró estar muy concentrado en su plan de juego, con delanteros dominantes y los conductores de la orquesta bien despiertos, Murray y Sexton, como siempre en gran nivel. La fórmula del line y maul les dio el segundo try, convertido esta vez por su capitán, Rory Best (12-0).
En una de las primeras de Escocia, descontó Laidlaw de penal (12-3). Pero no pasó mucho tiempo para que “el verde” volviera a anotar. Una contra desde su campo por la presión de la marca lo puso en ataque luego de una larga patada y corrida de Conway. La salvada justa del Cardo terminó en scrum, situación que Irlanda aprovechó fácilmente para sumar el tercero (Furlong) 19-3, score con el que terminó el primer tiempo.
El segundo tiempo arrancó con una persistente lluvia que se quedó hasta el cierre del match. Hubo errores de ambos lados y todo se hizo muy aburrido. Escocia tuvo mayor posesión, pero no encontró opciones para definir. Insistió con los forwards y chocó una y otra vez contra la gran defensa de Irlanda.
La emoción desapareció del partido en proporción a la lluvia que aumentaba y generaba un error tras otro de manejo. La modorra, para variar, la sacudió Irlanda con la cuarta conquista (Conway), que dejó el score 24-3. Y ya en los últimos veinte, con dominio, sentenció mentalmente el juego. El banco renovó al equipo del Trébol, que se bancó los intentos de reacción de los escoceses con mucho orden y preparado para contratacar. Con un penal de Carty (27-3), los irlandeses consumaron un debut por demás alentador.
Barnes amonestó a Beirne (no dejó levantarse al jugador tackleado, Hogg) y el ganador se quedaría con catorce los diez minutos que faltaban. Y allí, la defensa del equipo de Schmidt fe tan grande como el nivel que mostraron en los restantes 70 minutos. Además, Escocia, en sus decisiones, no acertó ni una hasta el final.
Irlanda demostró que vino a ser protagonista. Ganó el duelo que tenía que ganar para pensar más firme en los cuartos de final. Escocia no aprobó. Deberá manejar la ansiedad para que Japón no le quite de las manos lo que vino a buscar, el pase a cuartos de final.
La síntesis completa acá
Fotógrafo: Gentileza World Rugby.
Fuente: Hernando De Cillia (enviado especial de Rugby Champagne a Japón).