El mismo título de la editorial de la revista, una semana después, sin saberlo y con otro enfoque; pero con el mismo interrogante.
Con los acontecimientos del último fin de semana la pregunta del título quedó más abierta todavía.
Las instancias finales en cada lugar del país son una vidriera irrebatible, la muestra de los que somos hoy y hacia dónde vamos.
Que los buenmozos de Boulougne les digan chetos a los de Newman: que tienen plata y yates, que son Newman boys, etc, etc; o que aparezca una carta dónde alguien de La Tablada llame tramposos a los de Huirapuca en otra definición de torneo, habla muy mal de nuestro rugby, de lo que hacemos, de lo que transmitimos, hacia dónde vamos.
Lo que se vivió durante el fin de semana fue tan absurdo e hipócrita que fomenta la rivalidad, esas diferencias de las que tanto el rugby se enaltece por querer igualar.
Por un lado un equipo que gana en la cancha y otro que dice que hace trampa, uno que festeja y otro que agita para que se reconozcan algunas verdades ocultas.
Videos que se viralizaron rápidamente por venir del rugby, tan rápidos como los twitts de aquella nefasta madrugada, los de Pablo Matera y otros Pumas tras el partido contra los All Blacks.
Nadie habla que esos chetos tenían gente detrás de sus hinchadas limpiando todo lo que dejaba el folklore de la final en bolsas de residuos para que todo quedara impecable.
Hay una campaña del Rugby 2030. Si desde los clubes más grandes no la entienden, estamos en problemas y muy serios.
Fue tan insólito el festejo de ayer como inesperado: fue una sensación tan absurda como pedir que "la 12" de Boca, "los Borrachos del Tablón" de River, "la Guardia Imperial" de Racing, "los Pillines" de Central o "la Buteler" de San Lorenzo se pongan a cantar villancicos todos juntos en la fiesta de fin de año.
¿ Hay tiempo para volver atrás? Seguro, siempre lo hay. Pero si no cuidamos el mensaje, si mostramos una mirada clasista en un deporte justamente cuestionado por su clase: mejor cerremos la puerta y dediquémonos a otra cosa.
Ayer, luego de dos semifinales espectaculares por su colorido y presentación, por un festejo, el que perdió fue el rugby. ¡Alentemos a nuestros clubes! No apuntemos nuestra alegría en detrimento del adversario.
Que el mensaje sea prudente y responsable. Por el bien de nuestro rugby.
Fotógrafo: Archivo RCH
Fuente: Hernando De Cillia