El lema bien los define con lo que hacen desde hace más de 25 años. El rugby derriba barreras y llega a lugares recónditos, dónde tiempo atrás era impensado ver correr a un chico detrás de una pelota ovalada. Pero allá por 1992, en la ciudad de Formosa, la capital de la provincia norteña que hoy cuenta con 13 clubes, surgía Fundación Aborigen, con el fin de integrar a todos los seres marginados sin importar credo o raza y así incorporar los valores del rugby que sumados al sacrificio, la disciplina y la amistad, sirvieran como objetivos para la práctica del deporte. Pioneros en el continente en hacer un trabajo inter racial, demostraron que el rugby educa más allá de las etiquetas, acerca a las personas y derriba los prejuicios que todavía nos acompañan hasta estos días.
Eduardo Rossi es el presidente de la Fundación y el que dio el paso inicial para armar un club con jugadores aborígenes tobas, con el fin de insertarlos en el deporte y la sociedad, y hacerlos competir en el mejor nivel como con un equipo de rugby.
La historia de Rossi es digna de ser contada. Es uno de esos trotamundos del rugby, un personaje, en todo sentido. Un apasionado con el que empezás a hablar y podés estar días escuchando sus anécdotas. En un repaso de su carrera rugbística y los lugares por dónde le tocó jugar, la charla con el ex hooker nacido en la ciudad de Gualeguaychú, empezó por su periplo por las distintas ciudades donde estuvo y cuánto tiempo le costó devolverle al rugby todo lo que aprendió de sus grandes maestros.
De canillita a campeón
“Nací en Gualeguaychú, pero pasé toda mi infancia en Formosa, dónde jugué en mis inicios al rugby en Aguará –empezó Rossi del otro lado del teléfono-. En 1974 integré el seleccionado de Noreste, que dirigían Normando Coronel y Kiman Cedo Freire, con Carlitos Fia, Eduardo Chapresto, Juan Palamedi y Rory Madussi, entre otros. Cuando terminé quinto año me fui a estudiar Educación Física a Rosario, y allí arranqué en Caranchos para pasar posteriormente a Duendes, de la mano de Juan Mangiamelli, Jorge Imhoff, Miguel Chesta y Coco Benzi. Coco es mi padre espiritual, me llevó a todas partes, incluso a los seleccionados. En el año ‘83 tuve una disidencia con José Luis Imhoff y como vino a jugar un combinado sudafricano aquí, yo tenía todo arreglado para irme, pero me enteré que esa ciudad estaba custodiada por mercenarios blancos, y me dije: ¿qué tengo que hacer ahí? si todos somos iguales. Entonces me fui a jugar a España”.
“La primera temporada –continuó- estuve en Olímpico de Madrid y participamos en los nacionales. Cuando estaba por ir a Pau, me salió la oportunidad del Stade Toulousain. Me tomaron una prueba y en el primer partido me tocó enfrentar a los mineros de Saint Girons. No sabés lo que eran, la baldosa de tu casa era Borges enfrente de estos tipos. Me hicieron una segunda, contra el combinado de prisioneros de la Prisión de Muret. Ganamos 27-14 e hice dos tries. Cuando regresé al club me llamaron a las oficinas que estaban debajo de las tribunas del estadio. En la sala estaba sentada toda la comisión directiva, junto al presidente, yo me sentía chiquitito. Entonces, se pusieron de pie y me dieron las llaves de un departamento con un sobre, que tenía 2500 francos (equivalente a los que serían 2500 euros en la actualidad). Entonces les dije: ¿discúlpenme, con quien hay que repartir esto? Y me contestaron: “no, es para usted, es lo que va a recibir mensualmente”. Imaginate, en un instante pasé de canillita a campeón. Salí de la oficina y antes que me llevaran a casa subí y me senté en las tribunas techadas del Toulouse y me puse a llorar como loco”.
La inolvidable experiencia en el rugby profesional
En una época dónde no era común la partida al rugby internacional, Eduardo tuvo su bautismo de fuego en una liga muy dura y competitiva: “en el Stade había tres categorías: la Nacional A, de Elite, la Nacional y la Regional, que era feroz, porque jugabas contra XV resentidos sociales, todos los jugadores que querían subir. Aparte en la Francia que fui yo, en 1984-1985, era terrible. Fui el único argentino que por esos años estuvo cinco temporadas. Recién en 1988 llegó Serafo Dengra, que estuvo en el Brive, pero como era un pilar lindo lo cagaban a palos”.
El paso por Toulouse y como creció a los golpes adentro de la cancha: “en Toulouse estuve dos años y tenía la opción de seguir o no, pero era suplente. Entonces de allí me fui al Moisac, de la Segunda División, porque yo quería jugar. Lo que yo no sabía que Moisac era la capital nacional del puñete, era tremendo. Una vez me topé contra el gigante Auriel Lorient. En un ruck quedé con la cabeza en el suelo y se acercó con el pie como para pisarme y pasarme por arriba. Pero me dijo: “por esta vez te perdono la vida, pequeño”. Jugué un año y huí despavorido. De allí me fui al Valence, de Agen”.
Los conductores que más le enseñaron, en un rugby francés de enorme categoría. Así lo relató Rossi: “la verdad que fui un privilegiado por los entrenadores que tuve: Robert Bru, Jean-Claude Skrela, Pierre Villepreux, Cristian Jagan, Roger Rousselot e lserge Gabernet, todos de selección. En Francia me destacaba por mi agresividad, hacía muy bien la bajadita en el scrum”.
“Viví el Rugby Champagne de esa época –continuó- los dos años que estuve en Toulouse. Todos los fines de semana le decía a mi señora: ¿contra quienes ganamos esta fecha? Teníamos una vida activísima, los tres cuartos, la tercera línea y yo, el hooker, que era un tercera línea más. Villepreux nos decía: la definición viene siempre por afuera, por los wingers. En cambio, cuando fui a la Segunda División, el rugby era de hacha y tiza. Ya en esa época era un juego de penetración. Una vez jugamos contra un equipo neozelandés, y ellos hacían un planteo de adentro hacia afuera, rompían por adentro y te ganaban por potencia”.
El sueño de un equipo aborigen
Jugar en Francia, luego en España, retornar a Formosa. La pregunta para Rossi fue la siguiente: ¿de dónde surgió la idea de formar un equipo aborigen, Eduardo?: “nació en el ‘86. Se jugó un torneo internacional en Francia (tipo un mundial de clubes) dónde estaban, Banco Nación, Steaua Bucarest, Ponsomby, de Nueva Zelanda, Agen, Toulouse, Barbarians Fiji, un equipo inglés, Aquila, de Italia. Veía pasar a mi lado a grandes jugadores fijianos como Ilitaia Savay, Watesoni Rateru, Kele Ratu, entre otros y no lo podía creer. Y ahí se me despertó la idea. Entonces los vi a Bob Templeton (entrenador de Australia) y Arthur Jennins (manager de los Barbarians) y les pedí para hablar esa noche”.
Una charla alentadora en el ascensor con Hugo Porta lo envalentonó, entonces esa noche Eduardo Rossi fue con todas sus energías e ilusiones a contarles el sueño que se proponía concretar. Así nos transportó a esa conversación que mantuvo hace 34 años: “entre whisky y whisky les conté mi idea de armar un equipo con jugadores originarios de Formosa. Ahí fue cuando Templeton me preguntó: ¿tienes muchos aborígenes allí?: Sí, le contesté, una comunidad entera. Y entonces me respondió: “Ve, métete y hazlo. Pero tienes que mojarte los pies”. En el ’87 cuando fui de vacaciones a Formosa hablé con el gobernador de turno –Comas- y más tarde con Insfrán. Los dos me dijeron que sí, pero que debía bancármelo sólo. Y así fue…”
Volver a empezar
La idea de volver al país encontró a Rossi en un buen momento rugbístico. Pero había que regresar, porque lo que venía no tenía comparación con el camino recorrido. Este fue su testimonio de cómo fue el regreso al país: “cuando vine para acá era titular en el seleccionado de Barcelona y jugaba en Bonanova Rugby, la filial del Fútbol Club Barcelona. Los catalanes no entendían nada, se enojaron conmigo, porque los dejaba. Pero yo les expliqué: “tengo que hacer una misión, es un apostolado”. Muchas veces las realidades parten de sueños. Y los sueños son cosas imposibles de realizar, aunque a veces se cumplen. Siempre digo y lo tomo de Aristóteles: la idea es la primera realidad de una forma. Y la vine a cumplir”.
Los primeros tiempos no fueron fáciles. Pero la convicción de Eduardo fue más allá: “cuando llegué en 1991 y 1992 pensaban que era un chanta, un político. Me llevaron los chicos a un lugar dónde eran como 90. Me dije: ¡buenísimo, arrancamos bien! Pero al segundo día que fui eran sólo dos. Al tercero, cuarto y al quinto igual. Pero a los quince ya tenía ocho y a los seis meses cuarenta, así empezamos”.
La premonición de los primeros que conocieron la idea iba a ser cierta. ¡Mirá que lo vas a tener que hacer sólo! –le dijeron-.
Entonces ¿Cómo fue el primer contacto con la comunidad Toba? -le preguntamos- ¡Y, fui yo! –contesto Rossi- que nos contó cómo, paso a paso, ingresando en la comunidad: “¿sabés cómo los acerqué? Por la genialidad de lo que fue William Webb Ellis. Los hice jugar un partido de fútbol con una pelota de rugby. Cuando picaba mal, la agarraban y salían corriendo. Ahí nació todo. O jugaban a la mancha con el “huevo de ñandú” como ellos decían. Debutamos el 5 de marzo de 1993, contra Aguará. Perdimos 30 a 5 y el primer try de la historia de la Fundación Aborigen lo hizo Omar Caballero (le decimos caracol por lo introvertido que es). Y en 1994 salimos campeones con la M18. Ahí te das cuenta que los chicos son como una esponja, absorben todo con mucha rapidez, y eso es lo más lindo”.
La Fundación empezó a crecer y lo que arrancó con sólo dos chicos se hizo cantidad, hoy sin el equipo que representa a la comunidad Toba. Los logros y los grandes acontecimientos, en la voz de su fundador: “en el ’97 jugamos contra la Selección de Tucumán, perdimos 80-14 y les hicimos dos tries. En el scrum, varias veces los llevamos para atrás. En el ’95 enfrentamos al combinado de Ushuaia en la nieve, y también fuimos sparring de Los Pumitas. En el ’98 viajamos a Nueva Zelanda por el programa de Julián Weich, Sorpresa y Media. Fuimos con la M21 e hicimos dos partidos. El segundo en el estadio nacional de Rotorua, que se reinauguraba. Ganamos y no lo podíamos creer”.
Los que sostienen el esfuerzo
La Fundación Aborigen es muy reconocida en la actualidad, sin embargo todo parte del esfuerzo mancomunado de algunas personas. Así lo definió Eduardo: “una fundación o un emprendimiento lo hacés cuando tenés un sostén en tu vida, una familia. Agradezco profundamente a mi esposa, Ana María Hormazabal y a mis hijos, Laurent y Guillermo”.
(NdR: Laurent nació en Toulouse y es Secretario, RR. PP. y Encargado de la Comunicación de la Fundación. Fue un estrecho colaborador para que esta nota pudiera realizarse).
“Yo quiero pasar a la historia –destacó Rossi- por un lema que tengo, que es la labor. ¿Qué es la labor?: la enseñanza que te da Dios en la vida. En el Barrio Namqom cuando llegamos no jugaban ni a la bolita, hoy hay cuatro equipos que yo los formé. Algunos son desprendimientos, como Qompy”.
Cuando hablamos de la materia prima, la voz de Rossi desde el otro lado del teléfono pareció inflarse, como cuando un capitán pisa la cancha al comienzo de la hilera, bien orgulloso de sus compañeros.
-¿Eduardo, cómo definís a los jugadores de la Fundación? “en scrum y ruck somos feroces, los chicos son carboneros, leñadores y ladrilleros. La fuerza la tienen de los genes. Para ir a patalear en el barro tenés que tener unas pantorrillas de la p…… Igual que para levantar troncos, con una espalda y una caja terrible”.
Y continuó con la descripción: “para ellos tener un equipo propio es “TODO”. Al principio nadie nos apoyó, pero después cuando los vieron jugar los terminaron aplaudiendo. Con el club representamos a Formosa en el Campeonato Argentino, enfrentamos a Jujuy y Misiones, y perdimos ahí nomás. Yo trato que los chicos se dignifiquen a través del deporte. Vos fíjate las fotos de Aborigen, están siempre impecables. Eso lo aprendí en Francia de mis grandes maestros. Antes de entrar a la cancha estar de punta en blanco. Mirá sino los Springboks, o los ingleses, siempre impecables y uniformados del 1 al 15, te impactan desde que salen”.
Los sueños y lo que vendrá
Para terminar de conocer lo que es la Fundación Aborigen Rugby, Rossi nos contó los desafíos que tiene en mente: “mi gran anhelo es hacer algún día el primer encuentro mundial de clubes aborígenes. Pero para eso tenés que estar muy bien preparado. Por ejemplo, cuando vos jugás contra Nueva Zelanda ellos te quieren ganar hasta la bolita, son muy competitivos. Y si enfrentás a Bantúes o Zulúes, tenés que estar bien alimentado y entrenado, porque esos te lastiman. Pero eso, lo estoy dejando madurar, espero que dentro de un tiempo podamos lograrlo”.
En la actualidad, la Fundación Aborigen cuenta con 64 jugadores en Primera, 35, en M18, 32, en M15 y 29 en M14, dónde también se juntan con las chicas.
Ante la consulta de cómo están, Rossi respondió: “hoy los chicos están plenamente integrados y jugando en los regionales. El año pasado estuvieron por acá Eliseo Pérez, de la UAR y Lucho Peirone, réferi de Rosario, que nos marcaron una estadística de nuestro equipo: “ustedes de visitantes perdieron todo, pero de locales ganaron todo”. La explicación se las di claramente: los míos son jornaleros y muchas veces los sábados terminaban extenuados de sus trabajos. Tenían que viajar, jugar y volver a casa. En cambio cuando somos locales, concentran en el club y nuestra nutricionista, Lore (tenemos un convenio con la Universidad de la Cuenca del Plata) les organiza la comida, se la preparamos en el club, y el domingo, ya bien descansados y comidos es otra cosa, ganamos siempre”.
Para finalizar, Eduardo sintetizó lo que les dice cada día: “como mensaje siempre les digo: nada sin valor se consigue sin sudor. Y antes de que sean buenos jugadores de rugby, prefiero que sean buenos hombres, a la patria y a la sociedad”.
Dato: actualmente Fundación Aborigen no sólo trabaja con jugadores originarios del Barrio Namqom, también lo hace con jugadores de familias en “situación de riesgo” o con aquellos que deseen vivir el rugby sin contar con los recursos necesarios.
LA ESTRUCTURA
Presidente: Eduardo J.M. Rossi.
Secretario y Coordinador de actividades: Laurent Rossi
Tesorero: Ana María Hormazabal.
Entrenadores:
•Mártires Mariano (M17 y Primera).
•Javier Lezcano (Primera).
•Aníbal Argüello (M15 y M17).
•Laurent Rossi (Infantiles, M15).
•Profesor Augusto Canesin (Infantiles).
EL ESCUDO
Titulo: Nombre de la Fundacion.
El escudo Provincial: por la ubicación geográfica donde se encuentra ubicada.
Sombrero de explorador: originariamente por los exploradores de monte.
Libro: que representa la educación, y la cultura al trabajo.
Balón ovalado: es el balón de juego oficial del rugby.
Macana o hacha: elemento de origen artesanal que representa a la cultura indigena.
XV: ubicado en el centro porque es la cantidad de jugadores que representa una formacion en dicho deporte. Haciendo mención al juego en equipo.
Formosa-Argentina: Es la ubicación exacta de la fundacion en el mundo.
LA CAMISETA
La camiseta de la Fundación Aborigen Rugby es negra, entera, con la bandera argentina en el medio. Negra, por el luto de los aborígenes en estas tierras a lo largo de su vida como comunidad. El detalle de la bandera es por el patriotismo al país que representan. La camiseta no es un detalle menor, ya que es el uniforme de juego y la cara mas visible de la Fundación. En ella, al vestirla, se deben ver todos los atributos que la Institución les trata de inculcar a lo largo de la práctica deportiva. Es un deporte con mucho roce, donde siemre se trata de no perder la caballerocidad y lealtad, sin importar lo duro del encuentro.
Modelo Clásico
Modelo Regional (actual):
MÁXIMOS LOGROS
- Máximos puestos en todas las categorías competitivas de Rugby en los últimos 20 años.
- Expansión de las instalaciones (actualmente posee una de las mejores canchas de la ciudad).
- Centro de aislamiento en la ciudad en campaña contra el COVID-19 (única institución rugbística que actuó como tal en el 2020).
- Una película (La Quimera de los Héroes)
- Amistosos en Nueva Zelanda (cortesía de Sorpresa y Media - Gira 1999)
- Presencia en entretiempo de Los Pumas vs. Escocia (2010, en la ciudad de Tucumán).
- Intercambio de jugadores (uno a Nueva Zelanda en modalidad de beca temporal - Año 2005).
- Participación del “Seven del Fin del Mundo” - Ushuaia (1996 y 1998).
- Jugadores que jugaron o juegan en distintas partes del país.
- Campeonatos en Primera División en dos ocasiones (2009 y 2018).
- Dos finales consecutivas en Primera División (2018 - 2019).
- Inserción de sus miembros en el contexto laboral y social (con entrenadores del Barrio Namqom en la actual plantilla).
Fotógrafo: Gentileza Fundación Aborigen y Laurent Rossi
Fuente: Hernando De Cillia - Producción: Alejandra Krickeberg