El gesto de Warren Gatland sobre el final resumió toda la tensión contenida. Los Lions se llevaban el primer chico de la serie luego de una tremenda reacción, cuando el sometimiento de los campeones del mundo parecía golpearlos y desencadenar una caída por demolición. Pero nada fue así para los British, que se repusieron a un 12-3 parcial y sacaron pecho, con un segundo tiempo notable y un banco que refrescó todo para darlo vuelta. Así el primer choque entre ambos gigantes quedó para los británicos, por 22 a 17.
En el arranque los Springboks sacaron ventajas gracias a sus habituales características: presión sobre el portador, una defensa granítica y la pelota al aire para generar el caos en la defensa rival. Cuatro penales de Pollard marcaron las diferencias, 12-3 para los campeones del mundo, que por momentos jugaban al límite y al borde de la infracción.
En el segundo tiempo Sudáfrica cambió la primera línea completa con la intención de dar su golpe definitivo. Pero ni por asomo lograron lo que buscaban. Enfrente apareció una marea roja que se plantó para batallar en cada mano a mano. Y lo consiguió. Primero con el descuento de Cowan-Dickie, 12-10 y después con cada acierto de Dan Biggar. El galés anotó 14 puntos y fue un factor determinante por su eficacia en cada ejecución.
Entre medio hubo un try de Faf de Klerk para poner en ventaja a los sudafricanos, 17-10. Pero de allí en más, cada metro que Itoje, Lawes o Alun Wyn Jones ganaron en los reagrupamientos fue tan importante, como el pie del 10 de Gales para construir la remontada: 17-13, 17-16 y 17-19 para pasar al frente por primera vez cuando todavía quedaban 20m por jugar.
Entonces, la batalla del breakdown pasó a ser el centro de la escena. Una tremenda lucha física entre packs que jugaron al límite y patadas a cargar que exigieron a cada defensor al extremo de sus posibilidades. Pelotas bien arriba, búsqueda del error y acciones que no terminaron en try por la presión que ejercieron ambos equipos en cada metro de la cancha.
Para los Lions quedó la última, ya con Owen Farrell en el terreno. Con la mira puesta en el objetivo, el botín del inglés y su puntería decían que no podía fallar. Y así fue, 22-17 con su penal y el primer chico para los British, un triunfo como el del inicio de la gira de 2009, cuando en el Ellis Parks la marea roja festejó el 28-9 de una serie que finalmente iban a perder.
Este fue el comienzo del final, de una compleja gira en medio de la pandemia. Los British se adelantaron 1 a 0, aunque todavía quedan dos capítulos por completar. Y ni se imaginan lo que será el próximo sábado la revancha en el Cape Town Stadium. Sólo faltará el público para dimensionar lo que estos dos gigantes puedan dar.
Fotógrafo: British and Irish Lions
Fuente: Hernando De Cillia - Rugby Champagne.