Este último sábado se jugó una nueva edición del súper clásico rosarino entre el Jockey Club y Duendes. Los dos conjuntos disputaron una de las semifinales del Torneo Nacional de Clubes, lo que le dio otro marco y un condimento especial a este duelo que normalmente suele ser de los más vibrantes de la temporada litoraleña. Para esta ocasión llegaron tras conseguir sendas victorias ante el SIC por parte de los jocketos y frente a Belgrano Athletic por parte de los fantasmas.
El partido comenzó con Duendes intentando tomar ventaja y rápidamente forzó un penal, que Santiago Araujo lo cambió por puntos. Luego, como en casi todo el desarrollo del encuentro, se vio un juego cerrado y sin destellos, en el cual ambos equipos no tomaron muchos riesgos. Como sucede en la mayoría de los clásicos y más aún en una instancia definitoria como esta, el aspecto visceral tomó protagonismo y no hubo mucho lugar para el buen juego de ninguno de los dos equipos.
Recién en el minuto 23 se vio algo distinto. Jockey fue quien buscó el try y sus forwards fueron los encargados de poner a su equipo en el campo de Duendes, ganando una batalla determinante en el contacto. Quien tomó la pelota fue el apertura Juan Albertengo, quien cruzó un excelso kick cruzado que tras un rebote en el pecho de un jugador verdulero (así lo determinó el TMO) quedó boyando en el ingoal visitante y Facundo Ferrario se encontró con la pelota para marcar el primer try del partido.
Luego, Duendes se instaló en el campo local y a pesar de que no pudo vulnerar la férrea defensa verdiblanca, logró forzar un penal. Su capitán Santiago Araujo fue al line en vez de patear a los palos y a la sazón fue la decisión correcta, ya que el verdinegro, tras el line con un maul que parecía una topadora, logró ingresar al ingoal del Jockey por primera vez en el partido. El ex Pumita Román Pretz fue el encargado de apoyar la pelota.
Jockey nuevamente estaba abajo en el marcador, pero sabía que debía confiar en su plan de juego. De esta manera, volvió a tomar la iniciativa, trató de hacer lenta la pelota y utilizó mucho a sus forwards y el pick&go. De esta manera, volvió al try cuando su segunda línea Marcos Lorenzini convirtió el segundo para los locales tras una gran arremetida.
Después de este try hubo tiempo para uno más. Una jugada donde nuevamente Duendes forzó un penal y esta vez su capitán Araujo fue a los palos para poner la placa final a la etapa inicial y graficar lo que verdaderamente fue una gran paridad en el encuentro: 12 a 11 ganaba Jockey cuando se fueron al descanso.
A pesar de la igualdad entre ambos conjuntos, Jockey fue un poco mejor que Duendes y merecía irse adelante en el marcador, pero no había demostrado un gran juego. El local se basó en un rugby básico de posesión y explotó al máximo las formaciones fijas para justificar su ventaja.
El segundo tiempo comenzó de la misma manera que el primero, con Jockey haciéndose fuerte con sus delanteros y de esta manera pudo llegar nuevamente al try gracias al pilar Lucas Vignau, quien había ingresado desde el banco de suplentes.
Si el primer tiempo fue trabado y con poco dinamismo, este complemento fue un paso más. Jockey era amarrete y no tenía intenciones de arriesgarse en pos de cuidar la ventaja obtenida. En tanto, Duendes no podía plasmar su juego, no le salían las cosas y para colmo sufrió por su indisciplina dos tarjetas amarillas. Sin embargo, un penal de Araujo lo puso a solamente 3 puntos de Jockey, que finalmente pudo cerrar el marcador con un drop de Ignacio Dogliani cuando el partido culminaba.
El encuentro terminó con victoria para Jockey por 20 a 14 y ahora los verdiblancos deberán enfrentar a Hindú en la final del Nacional de Clubes en Don Torcuato.
El conjunto del Elefante es el tricampeón del Nacional de Clubes, por lo que será una empresa complicada para Jockey, que buscará consagrarse como en 1997 cuando ante el mismo rival se convirtió en el primer equipo del interior en lograrlo.
Fotógrafo: Gentileza Juanjo Galimberti - UAR/Gaspafotos.
Fuente: Julián Maragliano - Rugby Champagne.