Super Rugby

El boletín de Jaguares tras la temporada que quedará en la memoria del rugby argentino

El boletín de Jaguares tras la temporada que quedará en la memoria del rugby argentino

Hicieron historia y llegaron por primera vez a la final del Super Rugby. Quedaron entre los hitos más grandes del rugby nacional, como la primera franquicia profesional de nuestro país que logró un subcampeonato en el torneo más competitivo del mundo. En el repaso de los principales momentos vividos en Christchurch, habrá que destacar, sin lugar a dudas, el respeto que se ganaron el staff y los jugadores por su actuación en la final ante Crusaders. A sólo una semana del trascendental partido final, Rugby Champagne analiza los mejores valores del equipo, con sus fortalezas y virtudes, y de la actuación de un plantel que generó la aprobación y admiración del mundo del rugby.

 

Salieron aplaudidos del Orange theatry de Christchurch por los aficionados neozelandeses y sus rivales. En medio de los festejos del vestuario local, el irlandés Ronan O’Gara, uno de los asistentes de Scott Robertson, el head coach de Crusaders, reconoció el gran trabajo de los argentinos. Al día siguiente, Bryan Habana, el ex wing y try-man histórico de los Springboks, fue otra de las celebridades que felicitó la actuación de Jaguares.

 

Los promedios más altos

En el boletín de calificaciones de Rugby Champagne hubo varios jugadores que se destacaron, aunque en general la gran mayoría tuvo una temporada de altos rendimientos. En el podio habrá que ubicar a Pablo Matera (que promedió 7,05 en 17 partidos). El tercera línea fue el man of de match de la final. Sí, por encima de cualquier jugador neozelandés. El hombre que surgió en Alumni, hizo de todo, con 17 carreras fue superior a cualquier otro jugador de la final, ganó 45 metros y superó a cuatro defensores rivales, más que todos los otros forwards. Metió un offload espectacular en la jugada previa a la corrida de Moroni del primer tiempo, try que no fue por muy poco y que se gritó en varios sectores del estadio. Habilitó magistralmente con la zurda a Ramiro Moyano en la segunda etapa para buscar una variante y así sorprender a la cerrada defensa de Crusaders. Y lo que no se vio por televisión, levantó a los más chicos que de rodillas en el piso se desplomaron cuando el árbitro Jaco Peyper marcó el final del partido. Logró 179 carreras (4° en el torneo), 23 offload (3°) y 168 tackles ganadores (10°), un verdadero animal dentro de la cancha. Un líder que fue el tercero que más jugó en la temporada (1184 minutos), que anotó más tries (seis) que en sus años anteriores (tiene once desde 2016) y que demostró que la decisión de Mario Ledesma de darle la capitanía de Los Pumas, fue todo un acierto. Se lo vio en plena madurez, con un marcado liderazgo dentro de la cancha y un techo que todavía no alcanzó. Un world class que para muchos, sino fuera argentino, podría ser un tercera línea de los All Blacks.

El rosarino Jerónimo de la Fuente fue otro de los grandes ganadores de este 2019. El nuevo capitán designado desde la llegada de Gonzalo Quesada marcó su don de gente desde su bajo perfil. Con 6,92 de promedio en 14 partidos, lideró al equipo como capitán en 13 ocasiones (igualó a Matera, pero todavía está lejos de los 27 de Agustín Creevy entre el 2016 y 2017). Jero fue un bastión en una defensa que fue de las mejores del Super Rugby. Con sólo 41 tries en contra fue la segunda menos vencida detrás del campeón, Crusaders. Ni que hablar de la comparación respecto a los tries recibidos en los años anteriores: 59 en 2018, 45 en 2017 y 51 en 2016.

Guido Petti fue otra de las grandes figuras del torneo. El único jugador que fue titular las 17 veces que entró a la cancha (promedio, 6,88). Un verdadero atleta, segundo en line-outs ganados (77), sólo por detrás del australiano Rory Arnold (81) que sufrió una verdadera pesadilla en el estadio José Amalfitani, cuando en el encuentro de las semifinales entre él y Javier Ortega Desio se hicieron un festín, robándoles varias pelotas que imposibilitaron una de las mejores plataformas de juego de la franquicia de Canberra. Guido fue el jugador que más minutos estuvo en la cancha (1298) y que sólo fue reemplazado ante Lions (las dos veces), Bulls y Brumbies; en los restantes partidos siempre completó los ochenta minutos.

El cuarto lugar fue para Marcos Kremer, una verdadera pesadilla para cualquier equipo rival. El entrerriano (6,88 en 18 partidos) sumó 190 tackles positivos, una bestialidad especialmente porque fue un jugador que puso siempre adelante a su equipo. Fue otro de los cuatro jugadores del plantel que superaron los 1000 minutos en la temporada (1009) y que anotó dos tries por primera vez en un torneo. Marcos, sin dudas, demostró su gran fortaleza mental para poder superar un momento muy difícil de su vida personal, la pérdida de su novia a fines del año pasado y demostrar que fue uno de los mejores del equipo.

Tosti Orlando fue otro de los grandes protagonistas de 2019. Con 6,82 en 17 encuentros, el tucumano completó su mejor temporada en el Super Rugby. Matías consiguió ocho tries y fue el try-man de Jaguares. Con 15 conquistas quedó tercero entre los máximos anotadores de la franquicia detrás de Emiliano Boffelli (18) y Ramiro Moyano (17). El tucumano fue capitán cuatro veces – cuando no estuvo De la Fuente- y la verdad es que le fue muy bien. Con la cinta nunca perdió, ya que superó a Blues, Stormers, Reds y Sunwolves.

 

El resto, también aprobados

En el balance sería injusto no mencionar al resto del plantel que tuvo un gran protagonismo en la campaña. Matías Moroni la rompió en los cuatro puestos de la línea. Julián Montoya fue el único presente en los 19 partidos y además consiguió seis tries. Tomás Cubelli estuvo en un nivel superlativo en la conducción. Emiliano Boffelli se adueñó de la camiseta número 15. Javier Ortega Desio fue una rueda de auxilio y un jugador gravitante en el line. Agustín Creevy fue otro de los líderes, con menos minutos en la cancha que en otros torneos, pero de los que más pelotas pescaron en los rucks. Ramiro Moyano, cuando estuvo bien físicamente, fue imparable (hizo siete tries). Tomás Lavanini fue uno de los que más tackleó y que creció con el paso de las fechas. Tito Díaz Bonilla se asentó como conductor y fue figura en la semifinal ante Brumbies. Cancelliere se ganó su lugar a puro coraje. Medrano y Vivas parecieron dos viejos pilares en la primera línea. Tetaz Chaparro emparejó el scrum cuando la mano venía complicada. Tuculet volvió de la lesión y también sumó su granito de arena. Lezana y Leguizamón fueron muy importantes cada vez que ingresaron. Miotti (63 puntos) y Carreras (4 tries) fueron las revelaciones en su primera temporada, y Alemanno, Baldunciel, Bruni, Delguy, García Botta, González Iglesias, Gorrisen, Landajo, Mallía, Paulos, Pieretto, Socino, Sordoni y Zeiss aportaron a la causa; todos sin egoísmos y encadenados en un mismo objetivo –el video del ingreso a la cancha de Vélez antes de enfrentar a Brumbies fue una síntesis de la simbiosis que hubo entre los jugadores y cuerpo técnico-.

El respeto y el cariño que generó el grupo liderado por Gonzalo Quesada, Juan de la Cruz Fernández Miranda y Andrés Bordoy tuvo un ida y vuelta espectacular con el público argentino. El final, al otro lado del mundo, estuvo en sintonía. Cerca de 600 simpatizantes se acercaron a Nueva Zelanda desde diferentes destinos y en un estadio con 18.000 simpatizantes de Crusaders se hicieron sentir. Pero no sólo ahí terminaron los gestos de apoyo para el equipo nacional. Varios familiares e hinchas esperaron la llegada del plantel luego de terminada la final y los recibieron con aplausos en la puerta del Crown Plaza Hotel, el lugar de residencia argentino. También se notaron los gestos de algunos simpatizantes neozelandeses en la llegada al aeropuerto de Christchurch o en la conexión de Auckland. Allí muchos de ellos se pararon frente a Agustín Creevy y otros jugadores para pedirles fotos o autógrafos en signos de admiración y reconocimiento. El guiño final llegó desde los altoparlantes de la aerolínea Air New Zealand, cuando se pidió un aplauso para saludar la presencia en el vuelo de los Jaguares, tanto en el inicio del regreso como en la llegada a Buenos Aires.

Jaguares dejó su sello en Chirstchurch. Al trabajo y el esfuerzo le puso el corazón. Demostró que cuando hay proyectos y trabajo, todo es posible. Dejaron bien parado al rugby argentino y consiguieron que todo el mundo empiece a mirarlos de otra manera. Especialmente por lo que se viene. Con muchos de estos jugadores vistiendo la camiseta de Los Pumas. Justo cuando se viene algo importante: el Rugby Championship y luego empezará lo que todo el mundo del rugby espera: la Copa del Mundo en Japón, en donde Los Pumas querrán dejar bien en alto el nombre del rugby argentino, una vez más.

 

Por Hernando De Cillia – Rugby Champagne.

Foto: Fede Lemos – @torcua_photo y Rugby Champagne.