Tuvo que superar una final traumática en el 2021, que todavía está fresca en la memoria de todos los quilmeños. Jugó en la división más pareja de la URBA, donde tuvo a un rival de su misma altura, Club Italiano, con el que tuvo que pelear por el título hasta la última fecha como si fuera una de las grandes carreras del Pellegrini, cabeza a cabeza.
Círculo Universitario de Quilmes fue campeón por mérito propio y por saber enfocarse en un objetivo, después de sufrir una frustración, como la derrota del 2021 en su casa ante Vicentinos. Resiliencia, eso que se genera para los grandes desafíos y que el celeste supo combinar y ejecutar para ascender a la “B”.
La campaña del campeón fue extraordinaria. Tanto como la de Italiano. Salvo en aquella revancha en Flores, cuando el Tano se quedó con el duelo de la fecha 17 (24-17) y por unas fechas tomó el comando de la categoría.
Pero llegó la fecha 23, en la que Italiano visitó a Monte Grande. En una batalla impresionante el rojinegro del sur dio la nota y sepultó las esperanzas del hasta ahí puntero.
De allí en más no hubo más misterios. En la siguiente jornada Círculo goleó a Monte Grande y no soltó más las riendas. Se coronó en la última fecha en su vista a Brandsen, dónde superó con autoridad a Atlético y Progreso, 32-21.
El último torneo de CUQ en Primera B fue en 2019. Ese año terminó 13° y tuvo que jugar el repechaje por la permanencia ante Gimnasia y Esgrima, en Quilmes. GEBA ganó esa tarde por 10-3 y condenó al celeste a jugar en Primera C.
La pandemia suspendió el rugby en 2020, y el torneo del CUQ el año pasado fue espectacular. Trece triunfos consecutivos en su zona, goleada ante Liceo Militar en semifinales, 45-7 y una final que se esperaba para festejar. El partido con Vicentinos fue uno de los mejores del año, que los de Barrio manuelita se llevaron por 29-26.
Entonces, había que barajar y dar de vuelta. Con 24 triunfos en 26 partidos, 112 puntos y 877 tantos a favor, Círculo Universitario de Quilmes se consagró campeón. El celeste volvió a lo más alto con la resiliencia como bandera y un rugby que fue protagonista de principio a fin. Y como ellos lo tenían pensado: entre ceja y ceja.
Fotógrafo: Archivo RCH
Fuente: Hernando De Cillia