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CARDENAL NEWMAN, UNA FILOSOFÍA DE VIDA Y SU PRIMERA ESTRELLA, SIN TRAICIONAR EL ESPÍRITU DEL JUEGO DE TODO UN CLUB

CARDENAL NEWMAN, UNA FILOSOFÍA DE VIDA Y SU PRIMERA ESTRELLA, SIN TRAICIONAR EL ESPÍRITU DEL JUEGO DE TODO UN CLUB

Hablar de Newman y del espíritu con el que se vive el rugby, es hablar de un montón de clubes de la Argentina que lo hacen de la misma manera y con los mismos valores: el amor y el respeto por este deporte y sus rivales.

Dentro de cada institución hay miles de historias, muchas que se contaron y otras que quedaron ocultas en el tiempo. Algunas son el fiel reflejo de otros momentos, pero que vienen bien ser compartidas y deben ser visibilizadas para reflejar lo que es, al fin de cuentas, cada club y el espíritu de este noble deporte.

 

Personas que sin recibir nada a cambio quedaron grabadas por sus acciones. Por ese "don de gente" que en su rol de conducción demostraron firmeza y valores, esos que tanto nos faltan hoy en día muchas veces y que se reclaman en la Argentina por estas horas.

 

UNA ANÉCDOTA QUE LOS PINTA DE CUERPO ENTERO

Allá por la década del 90´ en las recordadas coberturas que hacíamos en el Diario La Nación, en su sección del rugby juvenil, con las distintas divisiones domingo a domingo en cada mañana, mediodía y tarde, el juego nos llevaba por diferentes clubes y canchas para ver y compartir partidos, coberturas, vivencias; en algunas ocasiones de realidades de diferentes tanto en estructuras de juego y posibilidades, pero siempre con el rugby como el motivo principal de jugar y hacer amigos aprendiendo los valores que trasmite este deporte.

 

Las divisiones de Newman eran siempre espectaculares, sobresalientes. 

Recordamos a la Menores de 16 años del Cardenal, con Manuel y Felipe Contepomi, Agustín Canalda y Víctor Müller, nombres y apellidos que a esa edad empezaban a destacarse y que con el paso del tiempo fueron grandes figuras del rugby argentino e internacional.


La decisión de aquel fin de semana fue ir a ver, lo que a priori, era un choque sin equivalencias. 

La división estelar de Newman, la Menores de 16 años recibía a Siderca RC, el club de Campana que visitaba el Colegio con la intención de jugar y pasarla lo mejor posible ante un equipo que llegaba invicto y se perfilaba para disputar las finales del torneo. 

A Siderca, en cambio, le tocaba terminar esa primera rueda ante un rival de alto vuelo, sabiendo que era un empresa más que dificil hacerle frente y mucho menos superarlo, pero como pasaba por entonces, la idea era compartir y aprender por un lado y ganar en el campo de juego, jugando, más allá de un simple resultado.

 

UNA DIFERENCIA ENORME Y UN GESTO PARA VALORAR E IMITAR SIEMPRE

El partido, como se esperaba fue por demás desigual. Las diferencias cada vez eran más grandes, hasta que, cerca de los minutos finales, el equipo Bordó estaba cerca de superar los 100 tantos. 

Fernando García Frugoni era uno de los entrenadores de esa división, con la curiosidad que Martín, su hijo, era uno de los veloces wingers que se destacaba.


Brillantes en la concepción del juego, muy superiores en el marcador, los minutos finales quedaron retratados -para nosotros- en la última conquista. 


Newman, como toda esa mañana (los partidos empezaban antes del mediodía) llevó la pelota con precisión casi de un in-goal al otro. Y en la última acción, Martín, con un pase de faja, habilitó a un compañero para anotar el último try del partido, el que finalmente selló la victoria, con más de cien puntos para Newman, y el cero rotundo para un Siderca que se bancó todo el partido estoicamente, más allá del resultado adverso y jugándole al Cardenal como si nada pasara. Al fin y al cabo era un encuentro para los visitantes que no se daba a menudo y se sabía de antemano de la enorme diferencia en el score, pero jugar allí era hermoso para ellos.

   

El partido finalizó, con el saludo de todos los involucrados y un enérgico entrenador local que buscó reunir a sus jugadores al costado del campo. En el medio llamó a estos cronistas e incluso cuando nuestro fotógrafo iba a sacar la tradicional foto le pidió de forma muy educada que no lo hiciera que la foto se la sacara a Siderca. (finalmente y como hacíamos siempre los dos equipos fueron fotografiados)


Curiosamente y lejos de lo que nosotros pensábamos, que era felicitar a sus dirigidos, por tamaña goleada: lo que llegó después fue un reto enérgico delante de todos para un jugador en la ronda final. El destinatario fue nada menos que su hijo Martín. 

Con gestos ampulosos y un enojo que se percibía a la distancia, Fernando, el entrenador, fue claro y tajante con Martín, su hijo y figura de aquel equipo, que con la cabeza mirando al piso no hizo más que aceptar esos retos del entrenador, su papá.

 

Una vez terminada la charla y con Newman y Siderca camino a los vestuarios y preparándonos para disfrutar todos juntos del tercer tiempo - al que habíamos sido invitados, como siempre nos pasaba - nos acercamos al conductor del equipo para preguntarle que era lo que había sucedido para semejante reprimenda. 


Fernando, con el respeto de siempre, nos explicó que era inaceptable la acción de su jugador, fuera quien fuera, y más allá que era su hijo. 

Que no iba a aceptar una falta de respeto ante un rival, con una acción desubicada con el marcador 100 a 0 (por aquel pase de faja). 

Que nunca había que "sobrar a un oponente", y mucho menos si la diferencia era tan grande en el marcador. 

Porque además, Siderca merecía todo el respeto por haber ido a jugar a San Isidro, tan lejos de su lugar habitual, y ante todo estaba el rival. 

Y para concluir nos dejó una frase con la cual nos quedamos atónitos: "mi hijo está suspendido por una fecha por eso que hizo". 

Era un acto inaceptable desde todo punto de vista y no podía dejarlo pasar por alto. 


LA CONFIRMACIÓN DE LA SUSPENSIÓN DE MARTÍN EN UN PARTIDO CLAVE, COMO MUESTRA PARA ENSEÑARLE A TODO UN EQUIPO LO QUE NO SE DEBE HACER

Newman se jugaba un partido clave el siguiente fin de semana, definitorio para su clasificación. Era el partido del campeonato ante CUBA en Villa de Mayo; y Martín era una de las figuras de esa división. 

Según nos había dicho su entrenador/papá Fernando no podría jugar ya que debía purgar su pena y aprender en carne propia la lección. 


Fuimos a ver ese partido que era el destacado de la fecha de la Menores de 16 Grup II Zona Campeonato, sin dudas por todo lo que se jugaban ambos clubes.


Fernando, tal como nos había anticipado, decidió dejar afuera en ese partido trascendental a su hijo Martín que acompañó y alentó a sus compañeros desde la tribuna con todo el pesar del mundo; en el encuentro que definió la posición y clasificación de ambos clubes a la siguiente ronda.

 

Decisiones de un conductor, decisiones de un padre que también era firme con sus reglas. Como padre y entrenador, en su casa o en el club. Un gesto que muchos no lo entendieron en la derrota de Newman ante CUBA de ese mediodía, pero que seguramente tanto a Martín desde esa tribuna como a Fernando desde la línea de cal y el vestuario, le sirvieron para demostrarle al resto del equipo esos valores que tanto se necesitan y pregonan, y que sirven para tenerlos en cuenta como ejemplo para el resto de la vida de cualquier joven. 

 

Newman se hizo grande por su gente, por todos aquellos que transmitieron un discurso lejos del exitismo a lo largo del tiempo. Así soportó las desazones de tantas semifinales que se le escaparon por sólo un punto. Así forjó un sentido de pertenencia, justicia y lealtad, respeto por el que está enfrente y en la tarde de ayer le llegó la hora de un festejo más que merecido como el que le llegó a Fernando y Martín, con su división un año después al salir campeón de aquella Menores de 16 años, ya transformada en 17. 


Desde chicos, y con esos referentes que quedarán con sus acciones en el recuerdo de la gente Newman el club se sigue haciendo grande. 

Por eso el SALUD CAMPEÓN, esta anécdota y esa estrella que podrán mostrar en su pecho a partir de esta temporada la tienen más que merecida.




Fotógrafo: Archivo RCH

Fuente: Jorge Ciccodicola y Hernando De Cillia

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