En 1985, el “Trico” reingresaba a los torneos oficiales de Buenos Aires. Pasaron 35 años de la elección de González Catán como “su casa”. De aquellos fundadores de 1939 al equipo del capitán Pablo Echevarría, con Eliseo Branca como entrenador: “Me preguntan qué hago ahí y les respondo, ´es rugby’, se vive con la misma locura, pasión y entrega”.
En la década del ’80 y luego de 1985, la UAR tuvo un marcado ingreso de afiliaciones. En 1983 y ’84, el número se mantuvo en 66 instituciones que presentaban un total de 375 equipos entre juveniles y divisiones mayores. En 1985, los inscriptos pasaron a ser 74, ya que ocho entidades fueron admitidas como “clubes invitados”. El “Grupo de los 8” estaba integrado por La Aguada, “Muni” de Vicente López, GEI, PAC de General Rodríguez, Nueva Pompeya, Tigre, Tiro Federal de Campana y Beromama, club que inauguró su predio en González Catán y que la Unión aprobó para ser local. En 1985, el número de equipos inscriptos pasó de 375 a 410, una de las explicaciones a ese incremento fue la disolución de la FedAR (Federación Argentina de Rugby) a fines de 1984.
El 11 de septiembre de 1939, cuando el planeta padecía el inicio de la Segunda Guerra Mundial, en Liniers nacía el Club Beromama. En sus 81 años de vida, “Bero” fue protagonista de hechos y sucesos dignos de un film. Como precuela, en 1938 y en un encuentro de Pacific Railway AC, unos jóvenes tomaron “prestada” una pelota que había caído en una zanja. Como nadie hizo el reclamo, esa guinda viajó “escondida” de San Martín a Liniers y fue el objeto inspirador para la fundación de un nuevo club. De aquel western de forajidos, pasamos a una película de amor, ya que en 1953 y en un acto simbólico, devolvieron la pelota al club San Martín con quien sellaron una gran amistad.
Beromama también tuvo su escena cómica
Beromamacacumaospobichucacopripejopi es su nombre de origen y conformado por las 17 sílabas de sus iniciadores e imposible pronunciarlo de corrido. Pasó a ser Beromama al ser inscripto en 1941 en la Unión después de su paso por la Liga Católica. En lo que dura un cortometraje, pasó a ser “Bero” o “Trico” por su camiseta de franjas anchas de color rojo, azul y gris. La película de aventura abarca el peregrinar desde Liniers por distintas canchas alquiladas hasta que se instaló en el barrio de González Catán del Partido de La Matanza. La “peli” de terror llegó con la desafiliación de 1967 y cuando aparecía el cartel de “The End”, llegó la milagrosa refundación ideada en 1984. La actualidad es un thriller con el capitán Pablo Echevarría a la cabeza, mientras la de Superhéroes lo tiene al “Chapa” Branca como principal protagonista.
Refundación y Casa Propia
Rosendo Cuello era un juvenil de 19 años, que jugaba en Vélez Sarsfield, cuando en 1984 se comenzó a dar forma al proyecto de refundación: “La historia de Beromama era relatada por padres y amigos en largas tardes de café en el Club Liniers. Julio Barlocco marcó que para refundar el club, hacía falta un predio propio. Había dos opciones que eran comprar siete hectáreas en González Catán o ir para Pilar en un predio más grande”. En una reunión que se efectuó en la casa de Oscar Cagnoli, que luego fue presidente, Cuello recordó que “los más chicos apuramos a los más grandes para que se junten y sumaran a sus hijos y amigos del barrio”. En 1985, Beromama fue readmitido y comenzó a disputar el torneo de Preclasificación de la UAR. Cuello señaló que “el capitán era Juan Luis Rodríguez, un gran amigo que el deporte me dejó y mi capitán de toda la vida. Yo los sábados jugaba en la Intermedia y quedaba de suplente de la Primera, y el domingo jugaba con la M19 que era mi categoría. Los entrenadores eran Julio Barlocco, que terminó jugando en Pucará, y Paquito Blasco”.
Un párrafo aparte para Hugo Blasco que falleció el pasado 9 de abril. “Paco” se fue de “Bero” a San Fernando, donde fue campeón, y “dicen los que saben”, que no fue medio scrum de Los Pumas porque delante tuvo cuatro monstruos como Miguel Cutler, del SIC; “Palomo” Etchegaray, del CASI; “Lucho” Gradín, de Belgrano AC; y Guillermo Blaksley, de CUBA. “Paquito” fue, es y será símbolo de los clubes por donde pasó y dejó su sabiduría para afrontar la vida, dentro y fuera de una cancha.
Ayer y hoy, “en Beromama, todo es a pulmón”
Marcelo Guadagno cuando dejó de jugar en Primera en el 2011, se dedicó a formar Sentime XV, el equipo de veteranos de Beromama. Es capitán como también del seleccionado de Varba. “Chiche” comenzó jugando en una Cuarta Formativa, “que creo fue la única juvenil campeona de Beromama, con Rosendo Cuello y Pablo Mensa como entrenadores”.
- ¿Cuál es la relación de los refundadores con la actualidad de Beromama?
Al club uno lo quiere y lo va a llevar en el corazón, pero son 32 kilómetros y nos queda lejos. Beromama hoy es todo de González Catán, todos los jugadores son de Catán y alrededores. Fui uno de los últimos de Liniers, por eso digo que hay que respetar a los que hoy toman decisiones en el club.
- ¿Qué le dejaron y qué recuerda de los años posteriores al reingreso a la UAR?
- Había que conseguir el dinero para el predio y se organizaban bailes y una rifa de un departamento que dejó mucha plata, y que no ganó nadie porque no se había vendido el número. Cosas de película que solo sucedían en Beromama. Eso era lo que nos transmitían los más grandes: el esfuerzo. Muchos chicos jugaban en Vélez Sarsfield y cuando se reagrupó Beromama, volvieron y llamaron a otros que estaban en otros clubes. Y después hubo descensos y ascensos, siempre a todo pulmón porque en Beromama todo es a pulmón. Los viejos nos enseñaron a jugar, pero sobre todo los valores y el respeto para saber qué hacer dentro y fuera de la cancha.
- ¿Cuál piensa que fue el principal motivo de la refundación?
- Que sus hijos jugaran con la camiseta que ellos habían defendido. Estaban desperdigados unos en Hipotecario, otros en Daom, San Cirano, Pucará, San Martín, Pueyrredón y San Fernando. Aún se habla en el barrio que fue una movida muy grande para refundar Beromama. En el 2014 fuimos al torneo de veteranos Golden Oldies, con representantes de todas las camadas que arrancaron y posteriores al ’85. Fuimos 52 jugadores en una linda experiencia que fue como cerrar un círculo, darle un broche a nuestra carrera en el rugby de Beromama.
Cuarta temporada con la “Chapa” de Branca
No necesita presentación. Eliseo Branca se sumó a esta película de Beromama y ya son cuatro las temporadas que lo tienen como entrenador: “Después de todo el camino recorrido, encontré una isla en donde me puedo desarrollar y aprender de los jugadores. Una etapa muy linda de mi vida, la disfruto y la vivo como si estuviera entrenando a la Primera del CASI”.
El “Chapa” se apasionó con Beromama, con su actualidad: “Veo el esfuerzo que hacen los chicos. Cuando comenzamos, eran 11 y ahora hay 40 jugadores. Comprendieron que es el compromiso, amor y respeto por el compañero, que uno va a encontrarse con amigos, a disfrutarse y después a entrenar. El club me queda lejos, es un sacrificio muy grande el que hago, pero lo vale. Recibo más de lo que doy, es un premio que tuve el poder entrenar a este grupo”.
La campaña de “Bero” del 2019 fue de menor a mayor. Culminó en la sexta posición, con 11 triunfos, un empate y 10 derrotas, dejando abierta la ilusión de pelear por un ascenso, objetivo que deberá cumplir en el 2021. El “Chapa” aseguró que “pude desarrollar el juego que me gusta, priorizando la persona, les digo a los chicos que la vida es igual al rugby. Todo lo que te pasa en una cancha y en los entrenamientos, te pasa en la vida y sino te preparás con pasión y amor, no se va a jugar mejor. Estoy orgulloso de estar en Beromama”.
Ni Los hermanos Lumiere, ni Steven Spielberg se animaron a tanto. Beromana, un club de película que se soñó en Liniers y se hizo realidad en González Catán.
Fotógrafo: Gentileza Beromama.
Fuente: José Luis López Núñez - Rugby Champagne.