La dirigencia de la Unión Argentina de Rugby (UAR) quedó golpeada luego de las crisis por el homenaje de los Pumas a Diego Maradona y la divulgación de los tuits de Pablo Matera, Guido Petti y Santiago Socino. El cordobés Ariel Mammana, vicepresidente segundo de la institución, defendió el proceder de la UAR y resaltó la gestión de los últimos 10 años, avalándola con estadísticas.
"El sistema de la UAR es como el del fútbol en Alemania. No es sólo potrero. El sistema capta a los jugadores y los lleva al alto rendimiento", resaltó Mammana, ex primera línea y capitán de Tala. "No es algo intuitivo, es un programa escrito. Y no es que el sistema sea más importante que los clubes, hay que romper esa dicotomía. Los clubes son lo más importante. El sistema ayuda a construir el alto rendimiento y eso alimenta la base. Es un círculo virtuoso".
Mammana jugó también en el seleccionado de Córdoba y como profesional en Livorno, de la Serie A1 de Italia. Fue consejero de la Unión Cordobesa y de la UAR y tesorero de Sudamérica Rugby y es, desde 2018, vicepresidente segundo de la UAR, en la que encabeza la Comisión de Desarrollo. Justificó el accionar de la entidad en el homenaje a Maradona y en las suspensiones a los jugadores, aunque reconoció que la relación es "dolorosa", que afectó el vínculo con los patrocinadores y que muchos lo utilizaron como una oportunidad política. No obstante, puso el énfasis en el crecimiento del rugby argentino en los últimos años, desde que se comenzó a transitar el camino actual.
"Entre 2007 y 2019 el número de jugadores federados creció 90%, de 38.170 a 71.828 [88,1%, más precisamente]. No hay ninguna disciplina que haya crecido tanto salvo que sea nueva; quizás el hockey", detalló el empresario de 52 años. "De 2009 a 2019, los clubes aumentaron un 70%, de 390 a 664. El presupuesto para desarrollo, el rugby de base, pasó de 30 millones de pesos a valor de hoy a 250 millones para 2020. El rugby femenino pasó de 490 jugadoras en 2012 a 5154. Creamos 16 centros de rugby en cuatro años, que se suman a las cinco academias, con 25 oficiales de desarrollo.", dijo.
-La sensación es de que todo apunta a mejorar el rugby de elite y se desatiende a los clubes...
-Decir que los clubes están para atrás nace de una hipótesis equivocada. Es una falacia. Lo que pasa es que el 95% del crecimiento se dio en el interior del país, en el interior del interior: se llenó de clubes y de chicos en pueblos y ciudades chicas. Lo que más creció es el rugby de desarrollo, el cuarto nivel. De 13.000 jugadores en 2015 pasamos a 20.000. Eso es política de acción. El 95% de los chicos que participan en los centros vuelve a sus clubes. Sólo el 5% pasa a las academias. Los centros están para mejorar el rugby de clubes. El rugby argentino evolucionó en un rugby federal. No en una lucha Buenos Aires vs. interior, sino en un federalismo profundo. En la victoria contra All Blacks había siete jugadores que salieron del rugby de desarrollo: [Santiago] Chocobares, de Rufino; [Marcos] Kremer, de Concordia; [Mayco] Vivas de Rafaela; [Rodrigo] Bruni, de Tandil; [Nahuel] Tetaz Chaparro, de General Madariaga; [Tomás] Lezana, de Santiago del Estero, y Facundo Bosch, de Necochea. Todos se formaron en los centros de rugby. No es "rugby de base o rugby profesional". Ése es un error estratégico-político muy grande. Necesitamos las dos cosas a la vez, son complementarias. La base nutre al sistema de la UAR y el rugby profesional genera el dinero para hacer estos programas. Sin el ingreso de Pumas y Jaguares no podríamos hacer toda esa inversión en el rugby de base. El rugby argentino tiene que sentirse orgulloso. Con 40 jugadores profesionales le ganó a Nueva Zelanda, que tiene tiente 500. Eso es mérito del rugby de base y de la eficiencia del sistema de la UAR.
-¿Pero acaso eso no fue siempre así? En 2007 Argentina ganó la medalla de bronce en un mundial sin ningún sistema...
-El rugby profesional mundial ha evolucionado muchísimo y si la Argentina no hubiera tenido un sistema no habría podido acompañar esa evolución. Habríamos ido distanciándonos muchísimo, más allá de la pertenencia del jugador argentino, que lo hace tener un fuego especial. Los sistemas ayudan a sostener en el tiempo la evolución. Respecto al rugby que se jugaba hace 20 años, hoy se juega el doble de tiempo, con el doble de tackles y de carreras. Si no estuviéramos a la altura de eso no podríamos sostener un partido. Antes a los 60 minutos nos caímos y los All Blacks nos hacían una ráfaga de tries.
-¿Cuál es el objetivo de la UAR?
-El objetivo es tener más y mejor rugby. "Más" significa que vaya expandiéndose. Que sea popular, masivo. Que todo el mundo pueda jugar, no una elite. La UAR paga todos los viajes de los 24 equipos de las seis regiones que juegan los clasificatorios para el Torneo del Interior. Es una forma de democratizar el rugby y de que no haya deserción. Hace 10 años eso salía del bolsillo de los jugadores. Eso es inversión directa en sostener a los clubes. "Mejor rugby" es mejorar en capacitación, enseñanza, técnica, físico, preparadores físicos, médicos, dirigentes, entrenadores. No sólo mover bien la pelotita. La UAR dicta cursos de capacitación en tres niveles, y estamos por implementar un método de educación invertida que va a ser revolucionario; está el programa Rugby Seguro, que logró que no haya más lesiones graves en el rugby en cuatro años; hay un sistema de gestión de uniones en el que les damos parámetros para crecer; vamos a instrumentar el programa Rugby 2030, que va a cambiar toda la parte mala de la cultura del rugby; en 2015 se creó la Fundación UAR, que asiste a los 31 lesionados graves del rugby argentino.
-Una de las quejas de las uniones es que la UAR impone los calendarios y les quita autonomía...
-Lo cambiamos este año. Le dimos una vuelta de rosca más. En 2020 iba a ser chiquito el Torneo del Interior y mínimo el Nacional, para que tuviesen más espacio los torneos locales. Buenos Aires pudo acomodar su torneo y con Tucumán se terminó arreglando el conflicto.
-Otra es que las presionan con el reparto discrecional de dinero y exigen que vuelva el Argentino de Uniones, que era una fuente propia de ingresos...
-Ninguna unión sufrió ninguna quita. Lo que la UAR hace es buscar, en convivencia con la unión, parámetros para cumplir los objetivos. Pero no como una imposición, sino que trabajamos juntos. Respecto al Argentino, existe una cuestión afectiva, pero con este modelo de calendario es difícil meterlo como estaba planteado. Ahora bien, que las uniones estaban mejor antes vendiendo camisetas es una falacia. La UAR ha compensado con sobras la plata que no les entra por los seleccionados. En la pandemia aportamos un millón de dólares a los clubes y 200.000 a las uniones provinciales, que provienen de los ahorros de la UAR, sin pedirle un peso a World Rugby.
-¿Cuál es el presupuesto para Desarrollo?
-En 2019 fue de 250 millones de pesos, que representa el 30% del presupuesto de la UAR. El 98% de los ingresos deriva de Pumas y Jaguares, pero sólo el 70% vuelve al rugby profesional.
-¿De dónde sale el dinero?
-El gran aportante es la televisión, que genera entre 40 y 50% de los ingresos. Pero eso depende de que haya eventos, y al no haber eventos se redujo el sponsoreo, a lo cual se sumaron los problemas que tuvimos con el tema de los tuits.
-¿Cómo quedó la situación con la pandemia?
-Es una realineación permanente. El presupuesto va a ajustarse a esta realidad. Perdimos todos los ingresos de Jaguares. La masa de jugadores profesionales fue achicándose, pero no lo suficiente. Tenemos ahorros, pero dejó de ser un círculo virtuoso.
-¿Cómo está el calendario internacional 2021 hoy?
-Tenemos garantizados 12 partidos de los Pumas. Seis del Rugby Championship y tres en cada una de las ventanas de julio y noviembre. Eso, en tanto y en cuanto la pandemia lo permita. Jaguares está en un punto muerto.
-¿Qué va a pasar con Ceibos?
-Ceibos va a dejar de estar dentro de la esfera de la UAR y Jaguares XV va a jugar la Superliga. El cambio de escenario global ha sido brutal. Cuando se canceló el Súper Rugby, la UAR tuvo que tomar una resolución sobre cómo seguir adelante. Se está negociando para salir de la mejor forma posible para todos. Jaguares se desintegra porque cambió el escenario. Con Ceibos pasa lo mismo.
-Al rescindir el contrato unilateralmente, ¿no pierden credibilidad ante futuros acuerdos?
-El contrato tiene muchas aristas. Se está renegociando. No se está faltando al contrato. Hay cuestiones contractuales muy finas que requieren una negociación nueva.
-¿Jaguares va a tener otra competencia, de más alto nivel?
-Por ahora la Superliga Americana es lo único que tenemos. Estamos intentando colocar un equipo en un torneo, que ojalá sea la Currie Cup [Sudáfrica], pero es muy difícil la negociación en este contexto. Mientras tanto, vamos a contribuir al desarrollo de la región, que en algún momento va a ser autónoma y necesita de la Argentina. Dentro de cuatro o cinco años va a tener un nivel muy bueno.
-¿Qué análisis hicieron del homenaje de los Pumas a Diego Maradona?
-En mi opinión, el homenaje a Maradona estuvo muy bien. Para adentro, los jugadores hicieron un homenaje sentido. Después, en común acuerdo con el equipo, se decidió que para afuera se lo homenajeara con una cinta negra. La valoración social fue muy estridente. Tuvo mucho que ver la actitud que tuvieron los All Blacks y generó en el ideario como si la Argentina no hubiera estado a la altura. Eso sí es una actitud arrogante: nadie puede decir cómo yo tengo que homenajearte a vos.
-Hubo varias versiones sobre de quién fue la decisión. Los jugadores se hicieron cargo; luego Marcelo Loffreda asumió la responsabilidad. ¿Qué ocurrió?
-Nosotros hablamos con el manager del equipo, que era quien representaba a la institución, y pusimos a disposición las alternativas, procurando algo que fuera sentido y sobrio.
-¿Cómo afectó el tema de los tuits a la UAR?
-Se complicaron las negociaciones con algunos sponsors con los que estamos conversando. Hay dos realidades. La más importante tiene que ver con la pandemia y la crisis que afecta a los sponsors. La otra tiene que ver con esta situación: algunos sponsors perdieron la identificación con nuestra imagen. El rugby dejó de tener la valoración que tenía. Eso es lo que no ha asumido el hombre de rugby. El rugby argentino tuvo una actitud suicida. La valoración negativa de la sociedad fue muy fuerte. El rugby argentino tiene que estar orgulloso de lo que hizo la UAR. Cuando pasó lo de los tuits, el rugby argentino tendría que haber tomado una actitud más reflexiva. Están lastimando algo que funciona bien. Después, hay cosas mejorables y perfectibles. Lo malo sería no hacerse cargo.
-¿Actitud reflexiva no es lo que le faltó a la UAR con las sanciones inmediatas a los jugadores?
-Hacer y comunicar a la vez en un momento de crisis es muy difícil. Estamos reflexionando y aprendiendo de lo que hicimos. Lo único que no podíamos hacer es no hacer nada. Fuimos atacados por la sociedad y el rugby argentino por lo que hicimos o dejamos de hacer. Salieron los tuits y, atrás, una andanada muy grande de ataques a las bases de datos de la UAR, a los sponsors. Fueron cuatro horas con las que podemos escribir un libro. Había que tomar decisiones rápidamente y en crisis. Seguramente algunas fueron bien hechas, y otras, mal. Tenemos un protocolo por seguir. Teníamos que defender la institución, que está por encima de los dirigentes y de los jugadores. La única forma era apartar a los jugadores. Tal vez lo comunicamos mal. Suspender no es sancionar. La intención era sacarlos del foco del conflicto para después, con la Comisión de Disciplina, tomar la mejor decisión. La UAR pasó por un sumidero de agresiones sistemáticas, cuando lo que hicimos fue descomprimir. Tuvimos que dar explicaciones al gobierno de Sudáfrica, al de Paraguay, al de Bolivia, al Inadi, la DAIA, World Rugby. La valoración social fue muy negativa.
-¿El ataque estuvo orquestado?
-No puedo aseverarlo, pero sí que el ataque no fue aleatorio. Fue algo que en simultáneo llegó a todos lados.
-¿Recibieron presiones del gobierno?
-Bajo ningún aspecto. No tuvimos ningún contacto de índole gubernamental. Sí la Secretaría de Deportes se mostró preocupada por lo que estaba pasando con el rugby, pero desde una posición constructiva.
-¿Cómo quedó la relación con los jugadores?
-Siempre que uno toma decisiones, para la otra parte es antipático. Creo que con el tiempo van a poder verlo. Cuidamos tanto a ellos como a la institución. Después del viaje fueron a distintos países y no hemos hablado, pero la relación es dolorosa.
Fotógrafo: La Nación
Fuente: Alejo Miranda - La Nación