Salta

Un sueño hecho realidad: Mauricio Suárez ya tiene su silla de ruedas

Un sueño hecho realidad: Mauricio Suárez ya tiene su silla de ruedas

Gracias a Franco y Leo, dos voluntarios de Tartagal RC quien, junto al director de Deportes de la Provincia, Marcelo Córdova, y a todo el esfuerzo del voluntariado del rugby hicieron posible algo que parece simple pero que no tenía respuesta desde hacía un tiempo. Ahora Mauricio Suárez, un chico de la comunidad aborigen Lapacho I, cuenta con su silla de ruedas. Un anhelo hecho realidad gracias a la ayuda del voluntariado del rugby.

La cara de alegría de toda su familia resumía el momento. Es que los pedidos se habían realizado una y otra vez, pero no llegaban. La respuesta se demoraba y Mauricio que había sufrido de niño, fiebre y convulsiones y estaba postrado en una silla seguía padeciendo. La necesidad para trasladarlo en una silla de ruedas era cada vez mayor y los pedidos parecían no tener eco alguno.  

Pero por suerte el esfuerzo desinteresado de gente humilde y con ganas de ayudar, de esa gente de un rugby lejano que lucha por los verdaderos valores que muchas veces no se conocen, en este caso vieron la luz. 

EL PEDIDO QUE NO SE HACÍA ESCUCHAR  

Todo comenzó con un pedido –para esa altura casi desesperado- de la comunidad aborigen Lapacho I. Es que el lugar en donde habitan queda lejos, muy lejos; y a veces hasta parece aislado. Las voces allí se escuchan muy poco, y las necesidades son muchas  

En uno de los tantos viajes que realizan los viernes para jugar al rugby, divertirse y luego compartir una comida caliente entre todos, los muchachos del Tartagal RC y su grupo de voluntarios del club con Dante Parra a la cabeza escucharon un pedido especial, casi desesperado que parece que esta vez sí, se hizo oír más fuerte.  

Es que la esperanza es lo último que se pierde, dice el refrán, más cuando hay gente que colabora en forma continua y desinteresada, que sabe lo que es padecer y esforzarse para poder conseguir cosas y así fue que la familia de Mauricio de la comunidad aborigen Lapacho I volvió a la carga para intentar hacerse escuchar. Ese pedido tantas veces insatisfecho y que la burocracia y los papeles hacen trastabillar tantas veces, en donde las necesidades urgentes pasan a ser una más esta vez tuvo otro final, un final feliz. 

FRANCO Y LEO, LOS ÁNGELES DE MAURICIO Y SU FAMILIA  

“Nosotros en el club tenemos dos muchachos, Franco y Leo que trabajan en un plan provincial que hacen relevamientos en las comunidades aborígenes más humildes, viendo sus necesidades y su situación. Ellos son los que muchas veces nos dicen: ché Dante, podríamos ir a cocinar a tal lugar porque ahí nos necesitan. Ellos saben que nuestro club "hace comidas" en muchos lados. Estos amigos antes de trabajar en ese programa solían participar de las comidas que Tartagal RC hacía en las comunidades aborígenes y en los barrios humildes, son dos personas muy valiosas para nuestro club y que siempre están al pie del cañón cuando más se los necesita”, arrancó diciendo Parra. 

Y prosiguió: “un día Franco viene y me cuenta que en la comunidad Lapacho I había un chico que necesitaba urgente una silla de ruedas porque vivía, él y su familia en la extrema pobreza. Me dice que la discapacidad de Mauricio se produjo, según contaba la madre, de un cuadro febril muy alto acompañado de convulsiones cuando tenía solo 4 añitos, lo cual lo dejó con secuelas psicomotrices muy severas de por vida, como se ve en las fotos”.  

“Entonces, cuenta Dante, decidimos gestionar ante el Secretario de Deportes de la Provincia de Salta, Marcelo Córdova, quien es un amigo personal desde hace muchos años, y a quien conozco de cuando que era Consejero de la Unión de Rugby de Salta en la UAR”. 

PONERSE EN EL LUGAR DEL OTRO PARA AYUDAR 

Gracias a Dios, luego de algunas llamadas se logró conseguir la silla de ruedas para Mauricio. Solo recuerdo la cara de felicidad de su familia, eso nos llenó el alma. Esas son las cosas que hacen que sigamos pensando firmemente que el club está afuera, que no tenemos que estar sentados esperando a que vengan los chicos a entrenar, porque sabemos que hay chicos que ni siquiera tienen para comer y menos pueden pensar en ir a un club a jugar al rugby. Sabemos que somos un “club social" y debemos estar al servicio de nuestra gente, de la sociedad que nos requiere”, remarca Parra. 

“Tartagal RC es humilde, pero somos un club agradecido, porque nosotros sabemos lo que no es tener nada. Después de mucho esfuerzo, tenemos nuestro terreno, el quincho, los vestuarios a medio terminar; pero sabemos también lo que arrancar de cero o no conseguir apoyo de nadie, y por eso debemos devolverle a la sociedad lo generosa que la vida fue con nosotros y con nuestro club, ya que ver la carita de esos chicos cuando los visitas o les vas a cocinar, no tiene precio”, señala emocionado el dirigente salteño. 

UNA REFLEXIÓN FINAL 

Dante nos deja su reflexión final en este tiempo difícil, de pandemia una reflexión que nos hace pensar con cada una de las palabras que dice: “En nuestro club tratamos de formar buenas personas, no buscamos que los chicos sean futuros Pumas; si se dan las dos cosas mucho mejor. Pero sabemos con seguridad que, con haber formado gente de bien, nuestro trabajo en el club habrá valido la pena”. 

Queda más que claro lo que señala Dante Parra.  

Y, sino que lo diga la familia de Mauricio, esa que aún sigue mirando incrédula y con los ojos llenos de lágrimas esa silla que empujan para trasladar a Mauricio de un lugar a otro mientras se les dibuja una sonrisa en la cara. 

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