Primera División B

San Andrés, un club de Corazón Valiente

San Andrés, un club de Corazón Valiente

El 2 de noviembre de 2009, luego de una gran actuación colectiva, San Andrés le ganaba en el mano a mano a Universitario de La Plata por 18 a 5 y ascendía al Grupo I de la URBA. Esa tarde, Agustín Rabinovich las hizo todas para el Cardo: puntería a los palos, try y asistencia para otro de “Pato” Anderson. El equipo escocés iba a estar en la máxima categoría codeándose con varios equipos que hoy integran el Top 12. Así, entre 2010 y 2013, San Andrew’s compartiría los mismos grupos con rivales de la talla de Hindú, SIC, CASI, Newman, San Luis y Belgrano.

En 2013, San Andrés no consiguió salvar su plaza en la Reubicación y descendió al Grupo II. El recambio de jugadores y un par de malas temporadas lo relegaron. La reestructuración de los torneos se encargó del resto y el Cardo terminó en Segunda División. Un descenso tan pronunciado que lo llevó de la máxima categoría en 2013 a la quinta en 2017. Algo que pareció exagerado teniendo en cuenta el buen historial del club y sus varios y poderosos equipos de juveniles.

En las dos temporadas que siguieron, los jugadores del Cardo confirmaron que esos descensos fueron demasiado castigo y demostraron que les sobraba paño y juego para volver. En 2017, San Andrés ganó el campeonato de Segunda, con 24 triunfos en 26 presentaciones (anotaron 1131 tantos), y en 2018 hizo lo propio en Primera C, con 20 victorias en 26 partidos. En dos años ganó 44 partidos y sólo perdió ocho, para hilvanar dos campeonatos y ascensos seguidos y volver a Primera B.

En 2019, la nueva categoría los recibió con las garras afiladas. Al Cardo le costó hacer pie, perdió los 13 partidos de la primera ronda que la cerró en la última colocación. En la segunda vuelta todo iba a cambiar, el equipo mejoró en defensa, se animó a jugar más y empezó a hacer daño con su tradicional estilo de juego desplegado. Increíblemente, en esa segunda rueda, San Andrés realizó una campaña de ascenso, ganó nueve de 13 y se olvidó de mirar hacia abajo.

Revisando esa gran levantada, empezamos nuestra conversación con Luis Gibert, el capitán de San Andrés. “Lucho”, que además es un destacado árbitro oficial en M19, nos contó cómo está el club. 


- El año pasado jugaron una primera ronda de descenso y una segunda para el ascenso. ¿Cómo se explica?

- En 2019, el objetivo era asentarse en la categoría y competir de igual a igual.  La realidad es que salvo algunos partidos buenos de la primera ronda en que se perdió por poco, eso no fue lo que pasó. En el salto de categoría, el nivel y el ritmo de juego cambian considerablemente. Tardamos varias fechas en encontrarle la vuelta. Sumado a eso, el equipo que arrancó en 2019, era muy distinto al que terminó jugando en 2018 y logró el ascenso, por eso también costó la fluidez que necesitábamos como equipo. Las 13 derrotas de la primera vuelta, sin dudas, fueron de aprendizaje para la segunda y el equipo pudo capitalizar bien todas esas ganas de ganar para salir a buscar los partidos y "salvar el año". Puntualmente cambiaron varias cosas, si tengo que decir la principal, fue la mentalidad de creerse en igualdad de condiciones que el rival o hasta mejores.

- ¿Cómo fue la pretemporada?

- En líneas generales fue muy buena. Arrancamos los primeros días de febrero sin la cantidad óptima de jugadores, pero con un grupo con muchas ganas de mejorar. A esto, cabe destacar, que fue la primera pretemporada con el gimnasio nuevo (se terminó de poner a punto en noviembre de 2019) y eso ayudó muchísimo a la preparación física y también a la comodidad a la hora de realizar los entrenamientos. 

- ¿Hicieron alguna actividad especial como una gira o proyecto de convivencia?

-Sí, hicimos una gira muy buena de cinco días a Bariloche, donde los amigos de Pehuenes nos atendieron de maravilla, que sirvió muchísimo para formar grupo e integrar a los chicos que subieron de juveniles.

- ¿Llegaron a jugar amistosos?

- Tuvimos un solo partido de pretemporada contra San Carlos y en líneas generales fue un muy buen cotejo que nos sirvió para empezar a agarrar ritmo.

- ¿Cómo están con la suspensión de actividades?

- Con respecto al parate y la cuarentena, en las primeras semanas nos volvimos un poco locos, tratando de encontrar maneras de no perder todo lo trabajado en la pretemporada, tanto física como tácticamente, y sacarle el mayor provecho al tiempo sin vernos. A medida que pasaron las semanas, nos acomodamos y pusimos el enfoque en tratar de tener al menos un encuentro semanal para hablar de rugby, el club, la cultura que queremos y, a su vez, continuar con dos entrenamientos semanales (virtuales) todos juntos.

- ¿Cómo está el equipo en cuanto a altas y bajas?

- Las bajas de este año respecto a años anteriores no fueron tantas y uno nunca sabe hasta arrancar las primeras fechas del año quienes son los que realmente no van a estar con el equipo. Los que habían anunciado que no iban a estar, eran Tomás Rabinovich, Ezequiel Suárez y Emiliano "el corcho" Nesossi. En cuanto a altas, subió un número no muy grande, pero sí grandes personas de la camada 2000. Entre ellos, Alejo "el oso" González, Mateo Chaúl, Marcos Hogg y Matías Tahta.

- ¿Cuáles son los objetivos del año para San Andrés?

- Los objetivos del equipo para el 2020 eran en primer lugar continuar con la manera de jugar y las ganas con que terminamos el 2019. Sin dudas, traíamos un envión anímico que queríamos volver a replicar las 26 fechas de esta temporada. Numéricamente, la idea de un ascenso siempre está, pero, principalmente, el objetivo era seguir consolidando una buena base para lograr tener tres equipos competitivos y sacarse de la cabeza el problema de la cantidad de jugadores.


Hace casi 110 años, un 9 de mayo de 1911, William Hardie, un ex rector de la Escuela Escocesa San Andrés, presidió una reunión de ex alumnos para fundar el “St. Andrew´s Former Pupil´s Club”. La entidad precursora que promediando los años ’80, adoptaría la denominación actual como Asociación de Ex-Alumnos de San Andrés.

Sin embargo, para ser justos, la historia podría remontarse al 1825, cuando el barco “Symmetry” amarró en el puerto de Buenos Aires trayendo en su interior a los inmigrantes escoceses. Liderados por el reverendo William Brown, la comunidad levantó la Iglesia Presbiteriana San Andrés. Luego, en 1838 llegaría la Escuela Escocesa San Andrés, cuyos ex alumnos fundaron el club en 1911.

Hoy, el club es una pieza importante de la Comunidad Ampliada San Andrés que, además de la iglesia y la escuela, conforman desde 1989 la Universidad de San Andrés (UdeSA) y desde 2003 la Red San Andrés dedicada al desarrollo social.

Desde el año 1997, su sede social y deportiva está ubicada en la localidad de Benavídez. Anteriormente usaban el campo de deportes que adquirió el Colegio en Punta Chica, en 1963. Además, desde 2014, San Andrés cuenta con un Campus Deportivo en San Fernando.

La segunda ronda de San Andrés en 2019 invitaba a soñar. En su camino victorioso lograron varios triunfos importantes, como los que obtuvieron de visitantes ante Manuel Belgrano y San Patricio, los dos equipos que jugaron el repechaje para ascender y que cuando se cruzaron con los escoceses, necesitaban imperiosamente sumar. El Marista, que quedó a sólo un punto del ascenso, sufrió un duro golpe al caer por un abultado 59 a 24, en una tarde en la que el Pumita Marcos Moneta apoyó seis tries. San Patricio, en su campaña de ascenso, sólo resignó puntos de local ante el campeón, Los Matreros, y frente a San Andrés, que lo venció por 27 a 26 con un try de 70 metros en tiempo cumplido.

Si hacemos un simple cálculo, nueve victorias sobre trece partidos es una cantidad que, si se sostiene en las dos etapas del torneo, arroja cifras equivalentes a una campaña de ascenso. Y San Andrés, en los últimos años, ya demostró que tiene con que hacerlo. 




Fotógrafo: Gentileza Hernán Martínez de Rugby LTD.

Fuente: Darío Procopio - Rugby Champagne.

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