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Malvinas, una carta, el rugby y una búsqueda que duró 37 años

Malvinas, una carta, el rugby y una búsqueda que duró 37 años

Claudio Spinelli, no lo podía creer; pero mucho menos Irina Lanz. Aquella niña que en abril de 1982 le escribió, con tan solo 10 años, una carta en plena guerra de Malvinas y lo encontró luego de 37 años. Lo buscó desde aquel momento para escuchar vía WhatsApp ese ansiado mensaje: "Sí, así dice mi DNI, efectivamente ese soy yo".

Irina nació en Trenque Lauquen, tiene 47 años y en sus tiempos libres buscó a ese ex combatiente. Así fue por espacio de 37 años. Por ese entonces y gracias a una iniciativa escolar denominada “Cartas al soldado desconocido”, le envió una carta a un combatiente de Malvinas. Ella desde su escuela, la misma en la que su madre era docente, la número 2 General San Martín de Trenque Lauquen, esperaba con su escrito como otros tantos niños que le enviaban cartas a los soldados para obtener una respuesta.

Spinelli, en un rato libre y en medio de la mismísima guerra, se tomó el tiempo y le respondió. Esa carta inspiró a Irina, quien durante años buscó a “su soldado desaparecido”. Revisó una y otra vez las listas de fallecidos en donde Spinelli no figuraba y siguió con la misma perseverancia de un rugbier luego de ser tackleado; levantándose y yendo de nuevo a buscarlo. Y no claudicó en pos de su objetivo.

Treinta y siete años después y gracias al rugby, el milagro se hizo realidad: Irina pudo encontrar a Claudio. Esta es la historia de la Carta al Soldado Desconocido, una más de las tantas que conmovieron a nuestro país y merece ser contada.  

 

La carta del soldado Spinelli


"Abril 26 de 1982. Puerto Argentino, Islas Malvinas.

Querida Amiga Desconocida: Hoy a la mañana, durante la guardia, tuve la grata sorpresa de recibir tu carta. Como argentino me siento orgulloso de defender algo que durante mucho tiempo nos perteneció y que injustamente nos han usurpado.

Mi nombre es Claudio Spinelli, tengo 18 años y vivo en Mar del Plata, pertenezco al grupo de artillería de defensa aérea 601. Aunque tú no lo creas, esta carta me ha hecho poner muy contento al saber que niños como tu han tomado conciencia de la situación por la que atraviesa nuestro país y brindarnos tu apoyo.

Me pone muy contento, también, saber que rezas todos los días, pues el apoyo de Dios es fundamental y más en estos momentos en que las cosas se agravan a pasos agigantados.

Es en estos momentos cuando valoro a mi familia y si algún consejo te puedo dar, es que valores a tu familia y obedezcas a tus padres, que ellos desearán lo mejor para vos.

Pese al gran frío y a veces al hambre que pasamos, estamos orgullosos y con la moral muy alta, dispuestos a defender la patria hasta las últimas consecuencias. Bueno, espero que tengas fe en Dios que todo va a salir bien. Espero recibir una nueva carta. Tu amigo soldado clase 63, Spinelli Claudio, batería comando brigada 601".

 

El rubgy, Sporting, sus familias y el esperado encuentro

Irina Lanz hoy reside en Tigre y está casada con Gastón Delger, quien jugó al rugby en el Club San Carlos hace más de treinta años. Es madre de tres hijos –Justina de 20 años, Federica de 18 y el menor, que juega en los menores de 12 del Club Pueyrredón-. Irina se comunicó vía instagram con la cuenta del IPR Sporting Club para solicitar el número de teléfono del actual entrenador de la categoría juvenil de menores de 17 del club marplatense, quien fuera parte del Ejército Argentino en la guerra de Malvinas. "Ella me dijo: yo te escribí una carta cuando estaba en quinto grado y vos me la contestaste desde las Islas Malvinas. Y me la mostró", relató el doctor Spinelli. "El momento en el que la vi, fue realmente muy fuerte. Tengo que ser sincero, no me acordaba de haberla escrito. En Malvinas, en plena guerra, contestar una carta era una cosa bastante difícil porque permanentemente estábamos en actividades bélicas. Ataques de aviones, barcos, alertas coloradas", describió quien fuera el soldado argentino más joven que participó del conflicto (nació el 16 de diciembre de 1963). "Otra cosa fuerte es que no hay ni una carta de Malvinas que no tenga tierra o barro. Éramos soldados, estábamos sucios, fueron 72 días sin bañarnos", agregó. 

Por su parte, Irina, muy emocionada, contó sus sensaciones: "Siempre pensaba que lo iba a encontrar. Cada 2 de abril me acordaba de la carta, la sacaba y la leía. Es un recuerdo espectacular. El año pasado decidí subirla a las redes sociales para ver si tenía suerte y podía dar con él. Al verla, una vecina me mandó un link sobre una nota del club Sporting de MDP en la que decía que habían tirado tierra de las Islas Malvinas en la cancha del club y que lo nombraban a él". 

Tanto Claudio como Irina tienen hijos que juegan al rugby: "Durante todos estos años, me contacté con un montón de "Claudios Spinellis", pero les mandaba mensajes y no eran. Hace mucho tiempo llamé a varios con apellido Spinelli en Mar del Plata que no eran o no me contestaban bien. Pensaba también, que por ahí había algo más que no querían recordar", confesó Irina. 

Claudio es padre de cinco jóvenes: Clarita, Nicolás (juega en la Primera de Belgrano Athetic Club), Federico y Martín (juegan en Sporting de MDP), y Victoria. Además, tiene como yerno a Juan Martín Retamosa – esposo de Clarita - también jugador de rugby del Belgrano Athletic Club. El doctor Spinelli se desempeñó en las Islas Malvinas como operador de radios del puesto comando. "Manejaba cinco a la vez, con las que informaba a nuestro grupo qué era lo que estaba pasando. Y cuando teníamos dos minutos, que no utilizábamos para descansar, contestábamos las cartas. Ahora estoy volviendo a recordar esas cosas, era para que esas criaturas que te daban el estímulo, recibieran algo nuestro para que se sintieran respondidos", contó el abogado.

El entrenador de juveniles de Sporting de la Ciudad Feliz aún estaba emocionado por la situación y nos confesó: “Pensaba que estas cosas solo pasaban en las novelas de televisión y el año pasado me tocó a mí. Soy muy descreído de que puedan ocurrir. Mis hijos tampoco podían creer esta historia. Cuando pasan algo así por la televisión, te preguntás para adentro si será verdad y que a uno eso nunca le va a pasar. Bueno a mí me pasó". Irina, en tanto, reconoció: "Es una historia muy linda y estoy contenta por saber de él, ya que formó una gran familia y es feliz. Estuve sin saber qué había pasado durante mucho tiempo y gracias a las redes sociales y el rugby lo pude localizar”. 

 

Las cartas al soldado desconocido

Por una de esas “Cartas al Soldado Argentino Desconocido”, que surgieron de la iniciativa escolar de colegios primarios y secundarios "para estimularlos", fue por la cual Irina buscó a Claudio durante 37 años. "Era como una cuenta pendiente, tenía mucha intriga y dudas; pensaba que algo le podía haber pasado. Por suerte se dio. Imaginate que esa carta se usó en los actos escolares de mi mamá. Mi hija mayor hizo la tesis sobre Malvinas y también la utilizó, y pasó por muchos lugares. Por eso, seguí buscando y buscando, y al final pude contarle a Claudio que su carta era famosísima (risas)", contó Irina. 

Spinelli también dejó algunas reflexiones y agradecimientos a su “Amiga Desconocida”, así como al rugby y a su club Sporting: "Nos pudimos encontrar por el rugby, por Sporting, y por el tesón de Irina, que me buscó durante muchísimos años. El club me permitió capacitarme, aprender, volver a la religión y allí tengo algunos referentes como Ariel de Paz, Alejandro Varela y también Ricky Grosse. Ellos colaboraron mucho para mí rehabilitación. Y justo Sporting, mi club de rugby tan querido, me genera algo inesperado e increíble. Rugby, religión, giras, viajes, amigos... y también esto!!. Si algo le faltaba a mi vida y a mi relación con Sporting, era justamente esa carta y el encuentro con Irina". 

El primer capítulo de esta hermosa historia comenzó allá por 1982, el segundo sucedió gracias a la tecnología en 2019 y el tercero y seguramente los sucesivos se repetirán cada vez que se encuentren, ya sea en Buenos Aires o en Mar del Plata - por ahora será luego de la cuarentena-. Pero más allá de todo, lo que es un hecho, es que tanto Irina como Claudio se fundirán en un abrazo siempre que se reencuentren, en ese abrazo único e inolvidable, que tras 37 años el rugby hizo posible.




Fuente: Jorge Ciccodicola - Rugby Champagne.

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