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La sanción que se llevó puesto al capitán de Los Pumas y sigue dando que hablar

La sanción que se llevó puesto al capitán de Los Pumas y sigue dando que hablar

Ya pasaron más de cinco meses, el tema vuelve a ser noticia y está en la boca de todos

Resurge de las cenizas, como el ave fénix; porque simplemente hace ruido y no termina de digerirse. Algo que parecía tan simple como hacerle un homenaje a Diego Maradona, terminó llevándose puesto a uno de los más destacados jugadores argentinos de la actualidad, y dejó marcado de ahí en más a todo el deporte ovalado. Voces que se alzan a favor y en contra de una decisión dirigencial, mientras el jugador formado en Alumni agacha la cabeza y cumple con la misma. Hace caso, la acata y trabaja para reparar como sus dos compañeros el daño causado. Porque primero se siente arrepentido de esos twitts que pasaron hace tanto tiempo y sabe que estaban muy mal. También se hace cargo de su equivocación en aquel momento, pero ahora es otra historia, este presente es bien distinto... Así y todo, se muerde la lengua, se calla, mastica bronca y vuelve a reconocer que estuvo mal, en algo que para él ya forma parte del pasado. De todos modos purga su pena, como debe ser, porque entiende que estuvo errado.  

Ese es Pablo Matera, quien no lucirá la cinta de capitán en su brazo izquierdo, al menos en esta ventana de Julio. El segunda línea del Stade de France, el que en 2022 se mudará nada menos que al Crusaders  que lo contrató para reforzar sus filas, ahora deberá pensar en porque después de todo su esfuerzo y sacrificio para conseguir cambiar y llegar al sueño de ser el líder indiscutido del seleccionado nacional hoy le pasa esto.  

Voces y razonamientos encontrados  

Hay quienes  pretenden que Matera se olvide de todo lo que hizo, termine de cumplir su sanción, no vuelva a ponerse nunca más la cinta en su brazo izquierdo, ni tampoco encabece la fila de Los Pumas y todo siga como si nada hubiera ocurrido. Otros, en cambio, recuerdan que los famosos twitts escritos hace ocho años por el tercera línea, y que nadie había visto hasta hace muy poco -incluso de la misma UAR- nada tienen que ver con su presente. Entonces no se entiende como quienes dirigen la UAR no se dan cuenta que el mismo rugby al que hoy se maltrata, no hizo otra cosa, a través del tiempo, que demostrar como mejoró Matera en su comportamiento y en dejar atrás los problemas de disciplina para transformarse en lo que es hoy: un hombre de bien y un ejemplo a seguir para cualquier joven argentino. 

Dejemos en claro que esto nada tiene que ver con la designación de Julián Montoya como su sucesor, porque el ex hooker de Newman es sin dudas otro de los líderes indiscutidos del equipo, y le sobra espalda y capacidad para ser el nuevo capitán. Pero el tema hace ruido sobretodo por la forma en la que llegará a serlo, y por ese capricho de las autoridades de la UAR para imponer una decisión sin importarle lo que piensen o digan los demás, ya sea el staff o los propios jugadores de Los Pumas, que al fin y al cabo también son una parte principal del rugby nacional.   

Matera no será el capitán para los tres partidos de Julio; dos frente a Gales y el restante ante un segundo rival a designar entre Rumania – el más probable - y Portugal.  Además, y para completar los desatinos, se supo que quien antecedió en el puesto a Pablo Matera; el Puma de San Luis, el del récord histórico con 49 partidos luciendo la cinta, Agustín Creevy; se enteró que no estaba en la lista para jugar la ventana de Julio por sus propios compañeros; en una confesión que publicó el propio hooker en sus redes sociales y que no hizo más que dejar a la vista una nueva desprolijidad en la comunicación de la UAR.   

Como consecuencia de estos hechos, nos preguntamos: ¿Está todo bien en el rugby argentino, o ya es hora de decir me equivoqué y empezar a hacernos cargo de los errores para lograr superarlos?. 

Un breve repaso de los últimos acontecimientos  

Los problemas para la UAR comenzaron con el lamentable asesinato de Fernando Báez Sosa y un desafortunado comunicado oficial que desató una catarata de reproches y expuso por demás a la Unión, a su presidente Marcelo Rodríguez, y a todos dirigentes que componen la UAR; quienes sin duda quieren lo mejor para nuestro deporte pero no se hacen cargo de los errores que cometen.  

Los medios de comunicación fueron a la carga y pareció que estaban esperando algo así para aprovecharse del tema. Luego prosiguió con la suspensión de los torneos nacionales y el éxodo masivo de los Jaguares subcampeones del Súper Rugby a otros países, producto de la pandemia del Covid 19.  

A ellos, desde la UAR se les sugirió que buscaran emigrar a otros equipos para no perder su nivel de competencia, ni tampoco más dinero – se les había recortado una parte de sus contratos - luego de los cortocircuitos que hubo entre los jugadores y los dirigentes en el Tres Naciones – producto de la sanción a los tres jugadores en plena competencia, para culminar un 2020 tan mal como había empezado. De esa forma, y por desgracia, todo lo bueno que se consiguió en el campo de juego con los seleccionados nacionales, la obtención del Torneo Sudamericano en Montevideo, del Seven en Chile y fundamentalmente del histórico primer triunfo ante los All Blacks – sumado a los dos empates frente a los Wallabies en ese inolvidable Tres Naciones -, se vio opacado por los numerosos desaciertos  que nunca supieron solucionarse a tiempo desde una dirigencia que prefirió mirar para otro lado una vez más. Esos mismos desaciertos aún hoy están dando vuelta en el inconsciente de los jugadores, y no les será fácil olvidarlos; aunque deberán hacerlo para “sanar las heridas” de una relación que necesita visualizar a nuestro rugby solo en las noticias deportivas.      

El día de Los Santos Inocentes 

Justo, el 28 de Diciembre, el día que se conmemoraba “el de los santos inocentes” la UAR a través de su Consejo Directivo avaló por unanimidad las medidas impuestas por el Comité de Disciplina y emitió un comunicado en el que detalló las mismas, luego que se viralizaran los tweets xenófobos, racistas y discriminatorios de parte de los jugadores Pablo Matera, Guido Petti y Santiago Socino.  

En la revisión de los acontecimientos se juntaron los lamentables errores en la comunicación, señalados hasta por el propio Head Coach de Los Pumas, los que sumados al mal manejo del tema de los tweets hicieron que se produjera esa bola de nieve que terminó llevándose puesto a Matera. Y sin ánimo de querer justificar absolutamente nada, resultó al menos un poco extraño que tras pasar ocho años  salieran a la luz en ese momento y después de tanto tiempo. Es más, sonó como un carpetazo o pase de factura para vaya a saber quién. Pareció que alguien estaba esperando el momento con el fin de dañar al rugby. Y vaya si lo hizo, ese golpe fue muy duro, tanto para los propios jugadores involucrados, como para nuestro deporte; que a partir de allí quedó marcado y expuesto como nunca antes

La intervención de la UAR y del Comité de Disciplina 

Así fue, que el Consejo Directivo de la UAR, tuvo por entonces dos intervenciones: 

La inicial, en donde resolvió, SANCIONAR TEMPORALMENTE a los tres jugadores (con una suspensión y la quita de la capitanía a Pablo Matera) y de donde surgen algunas preguntas: 

¿Qué objetivo buscaban con esa sanción y que se quiso evitar con las suspensiones y la quita de la capitanía?. ¿Era necesario hacerlo en ese momento?. ¿Por qué tanto apuro en medio de una competencia de tamaño calibre y así dejar más expuestos a los tres jugadores que estaban concentrados en enfrentar a los mejores del mundo?   

Pareció que el objetivo fue uno solo; CASTIGARLOS, vaya a saber para quedar bien con quien, o para al menos tener un chivo expiatorio que se hiciera cargo de todos los errores y los pague también… 

Pero, vayamos a la intervención final, la que hoy nos interesa, la que se resolvió a instancias del Comité de Disciplina: SANCIONAR a través de la suspensión y el quite de la capitanía a Pablo Matera y sus dos compañeros hasta que los tres jugadores cumplieran con un proceso de medidas restaurativas determinadas por las propias autoridades y avaladas por los responsables; que hoy luego de más de cinco meses nos enteramos que se han completado hace unos días, según las palabras del propio manager Marcelo Loffreda en la última conferencia de prensa: “Los tres jugadores han realizado una serie de tareas restaurativas, de las cuales les queda una sola por hacer” (la realizaron el último miércoles). Esas tareas restaurativas fueron muy poco promocionadas por la UAR, y tampoco lo hicieron desde Rugby 2030, el proyecto que la Unión designó para mejorar el rugby argentino, dejar atrás los problemas de conducta que aparecieron, no seguir tirando la basura debajo de la alfombra e ir hacia una nueva cultura en nuestro deporte. Además tampoco se comunicó oficialmente cuando se llevaron a cabo dichas tareas para poder mostrarlas. 

Una vez más la comunicación fue la clave de un nuevo error. Porque a decir verdad, si realmente se quería mejorar la imagen de los tres jugadores sancionados y de la propia UAR para mostrar que estaban arrepentidos, y haciendo sus tareas restaurativas; al menos las deberían haber hecho públicas, e incluso les hubiera servido para darle un buen ejemplo a los más jóvenes, visibilizar los errores en los medios que tanto dañaron al rugby – muchos sin entender de que hablaban - y esperar que con el mismo no se vuelvan a repetir en un futuro. 

Entonces volvemos a los cuestionamientos: ¿En qué se basó la UAR para resolver de esa forma el conflicto?. Entendemos que lo respondieron cuando dijeron: “la sugerencia del Comité de Disciplina en el expediente 1-2020”.  

Por lo que surge otra pregunta: ¿Qué hay detrás de ese expediente disciplinario que tampoco se dio a conocer y que resolvió algo tan importante como la sanción de los tres rugbiers?.  ¿Qué sugirió el mismo habida cuenta que Pablo Matera en esta ventana de Julio no solo no podrá ser el capitán del equipo, sino y lo que es peor, no se sabe si luego volverá a serlo. Decisiones que exceden a los jugadores, al staff y que son tomadas en forma unánime por la dirigencia según lo expresado por el propio Mario Ledesma: “Fue una decisión del Consejo no restituirle la capitanía a Pablo”.  El manager deportivo Marcelo Loffreda se sumó a sus dichos cuando expresó en la misma conferencia: “Con relación al capitán, es una decisión institucional”.  

De esa forma tanto el entrenador como el manager de Los Pumas dejaron muy en claro que no pasó por ellos la determinación tomada. También queda claro que según sus propios dichos solo se limitaron a acatar las órdenes que les impusieron, como empleados contratados. Quedará saber si ellos, más allá de respetar esas sanciones estuvieron de acuerdo con las decisiones; y porque en caso contrario no emitieron opinión al respecto, dejando en manos de la dirigencia un tema que bien se podría haber resuelto con algo más de tacto y entre todos de una forma menos traumática para el jugador en cuestión.  

Bien sabemos que las determinaciones pasaron por la Dirigencia y el Comité de Disciplina. Entonces: ¿De qué hablaba aquel expediente para que le haya costado el puesto al capitán?, y ¿Qué resolvió la UAR ante esos acontecimientos?.  

La UAR después del lío mediático que armó declaró todo prescripto, expresó que por entonces estaban en un proceso de investigación, y luego le hizo llegar una sugerencia al Comité de Disciplina.  

“El Consejo sugirió: “que disponga la participación de los jugadores en el programa Rugby 2030, para darles la oportunidad de reparar”.   

¿Y qué hizo entonces el Consejo Directivo de la UAR?.  

Tomó esa sugerencia, y con la fina pluma de algún iluminado, la transformó en una SANCIÓN, para que los tres jugadores queden impedidos de participar hasta cumplir sus penas. En definitiva la resolución dejó sentenciado a los tres jugadores que fueron SUSPENDIDOS PARA JUGAR EN LOS PUMAS POR UN TIEMPO ESTABLECIDO, Y COMO CONSECUENCIA PABLO MATERA PERDIÓ LA CAPITANÍA.  

Pensábamos que eso sería suficiente – hasta que se cumpliera la pena -, pero hoy vemos que no fue así…  

Sería bueno entonces que alguien pueda responder porqué estuvo la obsesión desde el comienzo del problema de sancionar a esos tres jugadores por los famosos tweets que aparecieron como por arte de magia y vaya a saber para dañar a quien… 

CONCLUSIÓN: que fácil hubiera sido aceptar el error inicial y decir “nos equivocamos” y cuantos dolores de cabeza se hubiera evitado el rugby argentino. Pero reconocer, parece no estar en la conciencia de la dirigencia actual, les cuesta, y sino tomemos como ejemplo el famoso comunicado de Fernando Báez Sosa o la equivocación por el homenaje a Maradona.  

La reflexión entonces es: ¿Si la misma excelencia que impone la UAR para con sus jugadores, fuera exigida a sus propios dirigentes, entrenadores o presidentes de las Uniones, que pasaría en este rugby argentino del doble discurso?...  

“Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”, dice el refrán; que parece estar hecho a la medida de las situaciones por la que atraviesa nuestro rugby hoy en día.  

Que quede claro, que nada de eso justifica que los tres jugadores debían purgar sus penas y que los hechos fueron por demás repudiables; pero también sería bueno que estos dirigentes que parecen manejar todo desde un altar supremo demuestren de una vez por todas que son humanos y le pueden errar como cualquier hijo del vecino. Esto no es nuevo para nuestro rugby, hace muy poco recordamos lo que le sucedió al tristemente fallecido “Pochola” Silva – justo, otro gran capitán... quien por participar de una publicidad, de la que le había avisado a las autoridades de la UAR, en esa época también debió purgar una pena, perder la capitanía del equipo que comandaba y quedarse sin jugar en el mejor momento de su carrera con Los Pumas, por seis años, en otro capricho inexplicable de los dirigentes…  

¡Vaya paradoja, parece que el tiempo pasa, pero la dirigencia de la UAR sigue pensando igual. Los errores se replican con el correr de los años, sin que nadie reflexione, ni diga nada para asumirlos!   

Saber cambiar a tiempo para poder crecer   

Está claro que no es fácil aceptar una equivocación. En estos tiempos que corren lo vemos como algo cotidiano, no solo en el rugby, sino en toda la sociedad. Es más fácil echarle la culpa al otro que saber decir me equivoqué y pedir perdón. Entendemos que cuando eso suceda, y la grandeza de reconocer los errores llegue al rugby argentino, se le podrá poner un punto final a estos conflictos que aún tienen varias cicatrices abiertas. A veces quedarse solo y sin el apoyo esperado hace reveer los hechos, y para que el rugby crezca definitivamente, y más en estos tiempos de pandemia; sin dudas se deberá contar con las cuatro patas de la mesa más firmes y unidas que nunca, para así poder asumir las responsabilidades que les competen a cada uno en beneficio de todos.  

Por eso, dirigentes, jugadores, entrenadores y simpatizantes, es tiempo de juntarse en busca de un rugby superador y no seguir creyéndonos el relato de algunos pocos que hacen y deciden a su antojo de acuerdo a sus propios intereses.  

Quienes hoy dirigen la UAR aún están a tiempo de revisar la medida de cara a lo que viene. En setiembre comenzará a jugarse el Rugby Championship y sería un buen comienzo demostrar querer subsanar el último de los errores cometidos y reivindicar a la dirigencia en general con ese gesto que muchos están esperando. Matera fue elegido por esos mismos dirigentes como el capitán del seleccionado argentino de rugby porque se lo ganó, trabajó para ello y demostró estar a la altura. De lo contrario queda claro que se equivocaron en su elección anterior. Entonces simplemente Matera debería volver a ser el líder del equipo, ya que cumplió con su pena y demostró en el tiempo que cambió para bien. Julián Montoya seguramente será un gran sucesor, y también sabrá cómo llevar la cinta en ese mismo grupo, porque tiene las condiciones para eso sin lugar a dudas. Pero cada uno a su debido tiempo. No dejemos sin su lugar al merecido capitán por un capricho. Esa debería ser la forma de realizar el gesto que muchos esperan para que la cicatriz se cierre definitivamente, y no con la ayuda del manager deportivo ni del staff, sino aceptando sus propios errores. 

El ejemplo lo dio hace unos días nada menos que Agustín Pichot. El capitán y líder de Los Pumas de Oro del 2007, el que marcó una época dorada de nuestro rugby como jugador y dirigente, el mismo que ayudó a llevar al seleccionado argentino a jugar el Rugby Championship desde el 2012 y luego lo insertó a Jaguares en el Súper Rugby desde 2016; el que llegó a Vicepresidente de la WR y cuando nadie lo imaginaba se jugó un pleno tratando de llegar a la cima del mundo ovalado. Pero perdió, y entonces pegó el portazo, dio un paso al costado y ahora simplemente ayuda como un voluntario más del mundo del rugby en la Menores de 18 del CASI y en la UAR cuando lo dejan... 

Él mismo le dijo al Diario Olé: “El rugby no es el dueño de los valores, de nada”. “No son propios solo del rugby los valores”. “Y yo creo que ahí cometimos un error grande”.  

En otra nota a Infobae expresó: “Pero sobre todo, las cosas negativas me enseñaron a ser empático, a escuchar, a ser humilde, a escuchar a las personas que te quieren, y a saber que los aplausos a veces excesivos confunden. Y a veces las críticas despiadadas también confunden”… 

Y entonces Señores, si hasta el propio Pichot reconoció los errores, ¿Cómo no lo pueden hacer Uds? 

Por eso, esta decisión deberá ser de quienes ahora están al mando de la UAR. Ellos deberán dar el ejemplo. Estará en su conciencia reflexionar y encontrarle la solución definitiva al futuro del rugby argentino, para que de una vez por todas no vuelvan a ocurrir los lamentables hechos de Fernando Báez Sosa, los de “Pochola” Silva, los de Pablo Matera y vaya a saber cuántos más que se habrán tapado debajo de la alfombra y que nuestro rugby deberá sacar a la luz de una vez por todas para ser lo grande que se merece.  

De esa forma, los miles de voluntarios de los 574 clubes de todo el país, que día a día trabajan para hacer crecer a nuestro deporte, y también a nuestros queridos Pumas que hoy necesitan más que nunca a SU CAPITÁN con ese gesto de humildad dirigencial, se darán cuenta que se puede. 

Despierten que están a tiempo, el Rugby Championship aún no comenzó y más que nunca se espera un cambio en su accionar, un gesto para pregonar con el ejemplo, como lo han hecho muchos de sus antecesores; en estos 122 años de la historia del rugby argentino.    



Fuente: Jorge Ciccodicola